La sequía que sufre Tenerife obliga a recuperar la planta desaladora de El Chorrillo

Septiembre fue el segundo mes consecutivo con registros negativos históricos en las 23 balsas

La balsa de Valle Molina, en el municipio de Tegueste, se encuentra prácticamente vacía

La balsa de Valle Molina, en el municipio de Tegueste, se encuentra prácticamente vacía / ED

El Cabildo de Tenerife propone como una «medida clave» contra la sequía en el campo isleño poner de nuevo en funcionamiento la desaladora, hoy en desuso, de El Chorrillo, en Santa Cruz, para bombear agua regenerada «de calidad» hasta las medianías. Esta sería reutilizada como alivio del grave problema que sufren los agricultores ante la que ya se reconoce como crisis hídrica. La desalinización es un proceso imprescindible que se desarrolla tras el inicial de la depuración en estaciones especialmente habilitadas para ello.

Una forma de contar con todas las garantías sanitarias para usarla en los cultivos y propiciar también ejemplo de economía circular. La apuesta inicial ha sido desplegar desaladoras portátiles en diferentes puntos. estratégicos. Hay dos instaladas ya en la Isla Baja, que generan 2.000 metros cúbicos al día y surten a los municipios de Buenavista, Garachico, Los Silos y El Tanque. En breve está previsto colocar otra en el Valle de Güímar. Estas acciones responden al estrés hídrico que sufre la Isla. Los datos son terribles por segundo mes consecutivo y la situación afecta sobre todo al Norte y especialmente a la comarca Nordeste (Valle de Guerra, Tejina, Tegueste y Tacoronte).

El balance sobre la capacidad de los 23 embalses de agua pública del mes de septiembre, publicado a fecha de 1 de octubre por Balsas de Tenerife (Balten), es desolador. Apenas un 13,1% de llenado, 527.912 metros cúbicos sobre un total de 5.043.037. Algo mejor que el 12% de agosto, pero otra vez entre los peores registros de la historia. El del mes pasado fue el más negativo en una década y el tercero en el siglo XXI. Ahora se mantiene la tendencia.

El Cabildo y los agricultores, a través de la asociación Asaga. coinciden en que el panorama es «preocupante». Lo explican en base a la suma de tres factores adversos al mismo tiempo: la climatología, con la ausencia de lluvia y los episodios de fuerte calor que se repiten estos días; el incendio que afectó a la Isla el mes pasado (se reactiva ahora) y la inoperatividad, a causa de obras de impermeabilización, en dos de las infraestructuras más importantes en este ámbito: Montaña de Taco, en Buenavista del Norte, y Benijos, en La Orotava. Juntas suman algo más de un millón de metros cúbicos de almacenamiento y ahora mismo están vacías. Todo esto supone en cifras que las 16 balsas del Norte apenas tengan apenas un 7,3% de capacidad con 176.813 metros cúbicos sobre 3.434.542.

El problema en el Sur de la Isla es menor porque el agua blanca (pozo y galerías) sube hasta el 29,3% de la capacidad (248.170 metros cúbicos respecto al global de 850.231) y la regenerada alcanza un 13,6% (102.929 metros cúbicos sobre 758.264).

La primera medida tomada fue promover el uso del agua regenerada para garantizar el suministro de riego agrícola a la comarca más afectada. Para ello, se puso en marcha un grupo de bombeo desde la Estación de Valle de Guerra hasta la balsa de Valle Molina (Tegueste) y el depósito de Fray Diego, en Tacoronte. El objetivo era disponer de un volumen adicional para poder cubrir la demanda. Asimismo, se instaló otro grupo de bombeo en el depósito de El Tablero, en la capital, con el fin de elevar agua regenerada procedente de la Depuradora de Santa Cruz y transportarla hasta Valle Molina o la balsa de El Boquerón, en el municipio de La Laguna.

El objetivo era dar respuesta, en un momento de escasez del recurso, a una demanda hídrica creciente del sector agrícola, con criterios de calidad sanitaria y agronómica y un agua que cumpliera con los estándares más exigentes.

El agua regenerada procedente de Valle de Guerra supone un volumen diario que se reutiliza de 3.000 a 3.500 metros cúbicos. De Santa Cruz llegan a diario 1.600. En total, entre 4.600 a 5.100.

La balsa que hace de pulmón y regulador de la zona es la de Valle Molina, cuyo volumen actual de almacenamiento es de 21.302 metros cúbicos, sólo un 3,47% de su capacidad. Este escasísimo nivel hace inviable el suministro debido a la acumulación de fangos y lodo en el fondo.

El Cabildo ya tomó medidas ante un agosto horrible como la de regular el servicio de los 23 embalses para evitar que se quedaran a cero. Vigilar los índices para que ninguno se vaciara del todo. El nuevo objetivo es poner en funcionamiento la desaladora de El Chorrillo –previo convenio con el Ayuntamiento de Santa Cruz–, actualmente en desuso, para bombear agua regenerada «de calidad» hasta la zona Nordeste.

Valentín González, consejero insular del Sector Primario, señala: «Cuando la meteorología parecía modularse algo, viene otra vez el calor fuerte». Considera «clave» poner en marcha la Estación de El Chorillo que depuraría tanto aguas residuales como la salada.

El sistema sería similar al que hoy bombea por gravedad desde la EDAR de Valle de Guerra a Valle Molina. Ahora, la mitad la distribuimos directamente a los agricultores en la red sin dejar que llegue a la balsa para que no se pierda e parte». Cree González que «el trabajo tiene que facilitar a nuestros agricultores un agua regenerada de calidad».

Escasez de lluvia y altas temperaturas. Las sufre Tenerife durante todo 2023 y, concretamente, la comarca Nordeste. Una realidad que ha originad otro efecto, según apunta Balten: la demanda de agua para riego del sector agrícola de la zona es muy superior a la de otros años. Según los datos de la empresa del Cabildo encargada del suministro de agua de riego, aumentó un 23,5% durante los ocho primeros meses. Balten tiene de alta 2.728 abonados en la zona de referencia. Dada esa diferencia entre la demanda agrícola y la disponibilidad existente, desde mayo se modulan las redes y se establecen turnos de riego con el fin de poder suministrar agua a la mayor cantidad de regantes posible. Una circunstancia que, en muchos casos, reconoce el organismo resulta «insuficiente». Muchos campesinos sufren la escasez de agua en fincas situadas en cotas altas donde se necesita imprimir a la red presiones que son difíciles de aportar de manera continua.

La «sed» de las medianías

Ángela Delgado, presidenta de Asaga, valora: «Estamos muy procupados con factores negativos como la climatología adversa o el incendio». Explica que «nos parecen muy bien las depuradoras o desaladoras en la costa pero la clave es que el agua llegue a las medianías». Explica que «galerías y pozos merman caudales por la falta de lluvia y no tenemos fuente de agua». Entiende Delgado que «la solución no es única sino que pasa por varias y con urgencia».

Defiende la presidenta de Asaga el campo tinerfeño: «Es imprescindible como parte de nuestro paisaje y atractivo turístico, además de clave para fijar a la población rural en el territorio».

dad.

Suscríbete para seguir leyendo