El oleaje obliga a desalojar a 150 vecinos de Güímar, Arafo y Arico

El temporal marítimo afecta a 135 viviendas entre El Rosario y el municipio ariquero

El Cabildo activa el Plan de Emergencias y habilita un albergue en Abades

"Nunca habíamos nada así": una vecina de Arafo relata la noche que vivió por el oleaje

Claudia Morín / Irene Mederos

El Día

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El fuerte oleaje registrado durante la pleamar de la madrugada y la tarde de ayer obligó a desalojar de forma preventiva a 150 personas (la mayoría reubicadas en viviendas de familiares), afectó a 151 viviendas (la mayoría, segunda residencia) y a varios vehículos, sin causar daños personales, en El Rosario, Candelaria, Güímar, Fasnia y Arico. Cruz Roja instaló un albergue en el Centro de Día de Abades, que registró siete usuarios. Consorcio de Bomberos, Policías Locales, Protección Civil, Guardia Civil, el 112 del Gobierno de Canarias y personal del Seguridad y Emergencias del Cabildo de Tenerife intervinieron en todo el Sureste.

En Candelaria fueron desalojadas cinco viviendas en Playa La Viuda (Candelaria); 15 en Playa de Lima (Arafo); en Arico, 60; una, en Bocacangrejo (El Rosario), y en Güímar, otras 70. A última hora, el alcalde güimarero, Gustavo Pérez, decretó el desalojo (de dos a cinco de la madrugada) de las viviendas ubicadas en el entorno de la Playa del Espigón (La Caleta), la playa Cala de La Puente, el paseo peatonal de Chimaje, Cueva de Cho Regino (El Puertito) y un tramo de la carretera del litoral de Agache (TF-616), al paso por Santa Lucía.

Grandes rocas movidas, caravanas enterradas por piedras, coches desplazados, casas agua, sal y arena en sus entradas e infraestructuras destrozadas. Así amanecía en El Rosario, Candelaria, Arafo, Arico y Güímar tras una dura madrugada en la que el fuerte oleaje causó daños en avenidas, casas y los negocios próximos a la costa. La alerta sonó a las tres de la mañana.

La coincidencia de varios factores motivó el fuerte oleaje. El elemento más importante fue el «coeficiente de marea astronómica grande», que se asocia a la luna nueva del pasado lunes. Se le suman las alertas por viento declaradas también el día 8 en todo el Archipiélago. Además, estaba en vigor una alerta por fuerte oleaje desde el martes, que preveía una fuerte marejada con olas de uno a 2,5 metros de altura y oleaje de mar combinada con olas de dos a cuatro metros. Pero sorprendió lo ocurrido.

"Nunca habíamos nada así": una vecina de Arafo relata la noche que vivió por el oleaje

Claudia Morín / Irene Mederos

El Rosario.

Una familia que reside en una vivienda situada en Bocacangrejo fue la única afectada por el oleaje en la costa rosariera. El agua entró, pero no fue necesaria la evacuación.

Candelaria.

Aunque escucharon ruido durante la noche, Antonio Darias y Marco Aurelio Poncio, vecinos de Candelaria, se enteraron por las noticias. «Al mar no se le puede poner puertas», sentenciaron. Otra vecina, Josefa García, cambió la ruta de su paseo matutino por uno frente a la costa. Frente a la playa de Olegario, basura y grandes trozos de madera traídos por el mar cubrían los callaos. Afirmaba sorprendida que nunca en su vida había visto una marea tan fuerte. En Playa La Viuda, parte del acceso a la playa fue arrastrado y una vivienda deshabitada, que ya estaba en mal estado, podría caer al mar. Los accesos al litoral del municipio están cerrados, al igual que la Plaza de la Patrona, el Paseo de San Blas y el parking situado frente al Ayuntamiento. Una de las zonas más afectadas fue la piscina municipal. El fuerte oleaje causó la caída de varias puertas y de elementos de decoración, además de otros desperfectos. Las caravanas y el resto de vehículos que estaban por la zona quedaron enterradas en piedra.

Arafo.

La estampa era similar en Playa de Lima, con una quincena de viviendas afectadas. María del Carmen García es una de las pocas vecinas que aún no había desalojado la zona en la mañana de ayer. No había podido pegar ojo en toda la noche alarmada por el ruido de las rocas chocando contra los muros de su vivienda y la posibilidad de ser evacuada en cualquier momento. La puerta de su casa está en un pequeño callejón. Para acceder, ayer había que caminar sobre grandes rocas y bloques de hormigón que arrastraron las olas que rompieron con los muros de su casa. En los vídeos que grabó se constata la potencia con la que entraban las olas al callejón y alcanzaban la altura de una de las ventanas. El agua entró en su casa. Ahora colocó una plancha de metal para impedir el paso de más agua. Los servicios de limpieza del Ayuntamiento esperan retirar los escombros cuando acabe el temporal.

El concejal de Servicios Generales, Jonathan Gutiérrez, se trasladó al lugar, junto al alcalde, Juan Ramón Martín, y los cuerpos de seguridad a la zona desde las primera hora de la mañana. «Fueron los vecinos quienes dieron la voz de alarma durante la madrugada», aseguró. La zona estaba llena de piedras y se invitó a los afectados a trasladarse a entornos más seguros. «La noche se vivió con bastante terror y miedo, pues el mar es incontrolable», explicó el concejal. Solo la gente mayor recuerda haber vivido un oleaje tan feroz, pero mucho tiempo atrás.

Güímar.

Es el segundo municipio con más personas afectadas por el fuerte oleaje. Desde El Socorro hasta El Tablado, toda la costa güimarera registró daños. De forma especial en El Socorro (daños en el Charco y en su paseo), El Puertito de Güímar –donde destaca que el mar terminó de romper el paseo de la calle Edelmira Pérez Campos– y en Santa Lucía, donde el Cabildo cerró al tráfico la carretera litoral al paso por el barrio. El caso Las Bajas, el caserío desalojado hace tres años (marzo de 2021), ya no tiene acceso rodado desde la zona de El Puertito de Güímar. Lo peor, sin embargo, se vive en el litoral de Agache, desde el túnel de la TF-1 hasta El Tablado.

Aquí, casi a medianoche se decretó «el desalojo mínimo desde las dos hasta las cinco horas» de las viviendas anexas al Espigón de Caleta y a la playa y cala de La Puente; la Calle Toninas desde los números 147 impar y 132 par hasta 123 impar y la 88 par en Santa Lucía; el paseo peatonal de La Rabiosa, en Chimaje; y en El Puertito de Güímar las Cuevas de Cho Regino y desde el Club Náutico hasta Las Bajas.

Fasnia.

La costa fasniera vivió con menos intensidad la pleamar de la madrugada de ayer. El fuerte oleaje ocasionó algunos destrozos en algunas viviendas situadas junto al paseo en Los Roques, afectado por callaos y arena, mientras que en Las Eras el mar entró hacia el barranco que divide la localidad que comparte el municipio con Arico.

Arico.

Un centenar de personas fueron desalojadas y una decena de viviendas sufrieron daños en Las Maretas y otras dos, en Las Arenas. La alcaldesa, Olivia Delgado, explicó que en la primera línea de Las Maretas el mar arrancó puertas y ventanas de madrugada. Varias casas fueron tapiadas con planchas de madera. El municipio también sufrió destrozos en infraestructuras públicas, como el paseo marítimo de El Porís de Abona. Uno de los accesos al barrio de Las Arenas quedó destruido, puesto que las olas levantaron el asfalto de la vía y impracticable para vehículos convencionales.

En el caso de Tajao, el fuerte oleaje hundió chalanas (pequeñas barquillas para llegar a barcos mayores). Lo mismo que en Las Eras. Aunque la mayoría de los vecinos de la costa de Arico colaboraron con las fuerzas de seguridad y los recursos de emergencias, hubo otros que hicieron caso omiso, puesto que, o bien no quisieron dejar sus casas o regresaron a estas antes de que lo autorizaran. Pero esto no fue lo peor. En la jornada de ayer, a pesar del fuerte oleaje, hubo quienes se bañaron en el mar en Abades y en el muelle de El Porís de Abona. Cuatro bomberos del Consorcio de Tenerife realizaron una actuación preventiva en Las Maretas, enclave en el que también hicieron acto de presencia guardias civiles y voluntarios de Protección Civil de varios municipios para intentar evitar conductas imprudentes.

Albergue de Abades.

El Equipo de Respuesta e Intervención en Emergencias (ERIE) de Albergues provisionales de Tenerife de Cruz Roja instaló unas 24 camas (14 colchones hinchables y 10 de tijera) en el salón de actos del Centro de Día para mayores en Abades. Así lo explicó la referente de dicho colectivo, Sandra Sacramento Díaz. Este grupo empezó a montar dicho equipamiento a las 15:00 horas. Además, en el recinto instalaron un comedor.

Acorán Díaz estaba expectante ante lo que podía ocurrir en la casa de su madre, situada en la segunda línea de Las Maretas. Desalojada a las 2:30 horas de ayer, la mujer estaba sola en ese momento. Díaz explica que en el domicilio «entró agua, pero nada de importancia». Otra vecina llega con su furgoneta cargada de sacos de arena y varios hombres se los llevan para tapar la puerta de su casa y garaje. Acorán cuenta que hacía décadas que no se veía algo igual, pero entonces fue más leve.

Vanesa Reyes, que reside en la calle Cruz de Tea de Las Maretas, explicó que el agua llegó a tener más de 20 centímetros de altura y entró en el garaje, la cocina y un rellano. En la misma zona hubo unas cuatro viviendas afectadas por la subida del mar. Vanesa y algunos vecinos estuvieron limpiando hasta las cuatro de la madrugada. Y, a la vez, voluntarios de Protección Civil desalojaban a otros residentes. Reyes explicó que a otro vecino de primera línea el agua se le llevó una nevera, mientras a otra mujer le llegó a la altura de la cama donde dormía.

Unos ciudadanos de origen cubano dormían plácidamente hasta que escucharon que alguien tocaba de forma insistente en su puerta. Cuando se despertaron, el agua estaba en el salón. Un colchón se les mojó por completo.

Sin evaluar.

«Aunque las condiciones han mejorado y no se prevén olas tan grandes como las del martes por la noche, aún se mantiene la alerta por riesgo de inundación costera y hay que estar pendientes por si hay que realizar alguna actuación», explicó la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila. La Corporación mantuvo un operativo de vigilancia por el riesgo de inundación costera. Ayer activó el Plan de Emergencias Insular de Tenerife (PEIN). Sobre los daños registrados, Rosa Dávila apuntó que es pronto para realizar una valoración, pero aseguró que el Cabildo dará respuesta ante esta emergencia, «junto a los municipios afectados».

Dávila visitó Candelaria, Güímar, Arafo y Arico, donde mantuvo encuentros con los respectivos alcaldes y alcaldesas para coordinar las actuaciones. La acompañaron la consejera de Seguridad y Emergencias, Blanca Pérez, así como el director insular de Seguridad y Emergencias, Iván Martín.

La pleamar de la tarde fue más benigna en toda la comarca, si bien las previsiones para las tres de la madrugada pasada presagiaban menos complicaciones e, incluso, que el viento soplara con menos fuerza.

Cecoes.

El director del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) del Gobierno canario, Moisés Sánchez, recordó que, dentro del Plan Específico por Fenómenos Meteorológicos Adversos (Pefma), había una prealerta por fenómenos costeros, prealerta por calima, alerta por viento y alerta por temperaturas máximas. Señaló que estaba previsto que hubiera oleaje fuerte, pero no con tanta fuerza. Recordó que había un coeficiente de marea de 100, que es alto, pero este se agravó con el fuerte viento y los fenómenos costeros.