Asesinato de un hombre en Los Abrigos

El acusado de matar a su padre en Tenerife no sufrió brote psicótico ni descompensación

Dos forenses creen que la esquizofrenia paranoide que padece influyó en el ataque mortal

Juicio por el asesinato de un hombre en Los Abrigos

Juicio por el asesinato de un hombre en Los Abrigos / E.D.

Dos médicos forenses del Instituto de Medicina Legal que realizaron el informe psiquiátrico sobre el estado del hombre británico acusado de matar a su padre en el interior de la vivienda de este en Los Abrigos, en Granadilla, el 1 de julio de 2020 coincidieron en que durante el ataque no sufría ni un brote psicótico agudo, que no dura solo unos minutos sino más tiempo, ni tampoco una descompensación, que puede prolongarse durante días o meses.

Además, piensan que esta situación la hubiesen detectado los agentes que lo detuvieron, los psiquiatras que lo atendieron de madrugada o los citados trabajadores de la referida institución, pero nadie detectó síntomas de tales episodios.

En cualquier caso, ambos profesionales del Instituto de Medicina Legal coincidieron en que para cometer presuntamente el hecho influyó que padezca una esquizofrenia paranoide, que le pudo llevar a distorsionar la realidad y magnificar una pequeña discusión con su progenitor.

También creen que tuvieron relación circunstancias paralelas, como el confinamiento por la pandemia; que el acusado no hablara español, lo que dificultó la comunicación con personal sanitario; la reducción progresiva de las dosis de los fármacos que tomaba en los meses anteriores, que las dos últimas inyecciones de un medicamento psiquiátrico se las pusiera en un centro de salud convencional o que el supuesto control que tenía sobre él la madre ya no existía una vez que viajó a Tenerife días antes del suceso.

"Me respondió con respuestas evasivas con las que intentó manipularme"

Alejandro Campos

— Médico forense del Instituto de Medicina Legal

Así trascendió en la cuarta sesión del juicio con jurado que se celebra en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife por la muerte de Simon, un ciudadano británico que tenía una empresa de jardinería en Golf del Sur.

Uno de dichos forenses del Instituto de Medicina Legal, Alejandro Campos, afirmó que, cuando trató de preguntarle por la muerte violenta de su padre, el acusado, Paul, no quiso hablar. "Tiene capacidad para decir la verdad, mentir o defenderse a su voluntad", aclaró Campos. "Me respondió no sé o no me acuerdo, unas respuestas evasivas con las que intentaba manipularme", explicó este especialista.

A la misma conclusión llegaron dos psiquiatras del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria que lo atendieron en la madrugada del 2 de julio, horas después del trágico suceso. Estos comentaron que, en un determinado momento, no quiso colaborar, sobre todo cuando trataron de que les contara qué había pasado con su padre. Respondió en español "no sé" de forma continuada, lo que llevó a parar la entrevista por parte de ambos médicos en el citado hospital. Durante su estancia en dicho centro no sufrió ni delirios ni alucinaciones.

En palabras de Campos, que se entrevistó tres veces con el implicado en fechas y lugares diferentes, "yo a este señor nunca le he visto descompensado de forma evidente". Aclaró que siempre estuvo orientado, supo explicarle la enfermedad que tiene, dijo que él mismo controlaba su medicación y conocía el nombre de cada fármaco.

Según informó EFE, el acusado contó a los psiquiatras que lo atendieron en el Hospital de La Candelaria, poco después de ser detenido, que su padre y su abuelo abusaron de él y de su hermano.

Causa del fallecimiento

Médicos forenses del Instituto de Medicina Legal que realizaron el levantamiento del cadáver y la autopsia explicaron que la causa del fallecimiento fue una gran pérdida de sangre, tras múltiples heridas por arma blanca. De forma concreta, el citado varón recibió más de 50 puñaladas, de las que 43 fueron por la espalda. Hubo lesiones muy importantes en el corazón y en los pulmones, comentaron los peritos.

El cuchillo era tan largo, unos 23 centímetros de hoja, que atravesó gran parte del tronco y tenía cuatro centímetros de ancho, según el informe de dichos peritos. Seis de las primeras puñaladas alcanzaron el corazón.

Las primeras lesiones ocurrieron en la parte anterior del tórax y en el brazo; en este último caso en lo que se considera una acción de defensa. Las heridas en el pecho, una media docena, eran suficientes para que la víctima perdiera el conocimiento y muriera en el acto. Y las puñaladas por la espalda pudieron registrarse cuando el afectado ya estaba inmóvil, por lo que Simon pudo morir poco antes de que ocurrieran las mismas o se hallaba ya en fase agónica.

En las uñas de la víctima solo había sangre de esta, según el Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses

Un médico del Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses de Canarias explicó que todas las uñas del fallecido tenían sangre y todos esos restos biológicos coinciden con el perfil genético de Simon, la víctima.

El 3 de julio de 2020 se le hizo una valoración física al acusado, que presentaba heridas en las palmas de ambas manos, causadas con arma blanca. Se las provocó el propio acusado de manera accidental al manipular el cuchillo, según los médicos forenses Alejandro Campos y María Luisa Domínguez.

Tratamiento psiquiátrico

La psiquiatra del acusado desde 2018, que trabajaba en Estepona (Málaga) comentó que en septiembre de ese año se le empezó a reducir su medicación, puesto que tenía relevantes efectos secundarios. Entonces no tenía alucinaciones ni delirios, pero sí se apreciaba un deterioro, como apatía, dormía muchas horas al día, unas doce, y tenía muy poca relación con otras personas que no fueran sus familiares.

Estos comportamientos son propios de personas que llevan muchos años con esquizofrenia paranoide. La psiquiatra comentó que tomaba varios medicamentos antisicóticos y ansiolíticos, por lo que optó por reducir esos fármacos de manera progresiva para tratar de mejorar su calidad de vida. El 1 de julio de 2020, cuando ocurrieron los hechos, todavía se hallaba en proceso de reducción de la mencionada medicación.

La última visita presencial con dicha psiquiatra tuvo lugar en diciembre de 2019, según la citada profesional sanitaria. En esa fecha, la médico aconsejó al hoy acusado en que no viajara todavía y Paul lo aceptó. Ya entonces se apreciaba cierta mejoría en su calidad de vida.

Tuvo constancia de que el hoy acusado tuvo comportamientos agresivos antes de que ella lo atendiera. Sin embargo, desde que dicha profesional empezó a llevar su caso no tuvo constancia de esa actitud violenta, pues era afable en las citas.

Supuestamente se puso la unidad inyectable Previcta, un antisicótico, el 14 de febrero de 2020 y el 12 de mayo en un centro de salud de la citada zona de Málaga en la que residía su madre. La psiquiatra recordó que resulta muy aconsejable que este fármaco se suministre en las unidades de salud mental, pues no todos los profesionales sanitarios saben que hay que agitarlo mucho para que su efecto en el paciente sea óptimo en los meses siguientes.