Violencia doméstica

La Guardia Civil no halló indicios de pelea en el caso del hombre asesinado por su hijo en Tenerife

El ausado, que sufre esquizofrenia paranoide, no recibió su inyección trimestral obligatoria días antes

Una funcionaria muestra el cuchillo ensangrentado a los miembros del Jurado

Una funcionaria muestra el cuchillo ensangrentado a los miembros del Jurado / E.D.

Integrantes del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil que realizaron la inspección ocular en el piso en el que un hombre mató a su padre en el sur de Tenerife afirmaron que en el domicilio no había un desorden propio de que existiera una pelea poco antes del fallecimiento de Simon, que regentaba su empresa de jardinería en Golf del Sur, en San Miguel de Abona. Es decir, que la víctima pudo sufrir un ataque por sorpresa, en el que no tuvo posibilidad de defenderse.

El subteniente que ejerce de jefe en la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife afirmó que el acusado de matar a su padre en una vivienda del núcleo de Los Abrigos, en el municipio de Granadilla de Abona, el 1 de julio de 2020 no recibió la inyección trimestral que tenía prescrita para afrontar la esquizofrenia paranoide que sufre desde que era un adolescente. El mando del Instituto Armado explicó que así se lo confirmó la doctora que realizaba el seguimiento del presunto autor del asesinato de su progenitor, de nacionalidad británica.

Esta inyección la tenía diagnosticada desde hacía tiempo, para evitar la descompensación en su comportamiento. En la segunda sesión del juicio, la madre del implicado indicó que una profesional sanitaria no se la había puesto de manera adecuada.

En la jornada de este martes, 21 de marzo, se desarrolló la tercera sesión del juicio con Tribunal de Jurado que se celebra por esta causa en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife.

La víctima, que recibió 54 puñaladas, estaba tendida en el suelo del pasillo, boca abajo, y solo llevaba puesta una prenda de ropa interior. La mayor concentración de sangre estaba bajo el cadáver, aunque había restos en otras partes de la vivienda, como en otras partes del pasillo, un poco en la cocina, en la habitación utilizada para dormir por el hoy acusado y en las puertas de otro cuarto y un baño.

El cuchillo de cocina utilizado en el ataque mortal, de unos 23 centímetros de hoja, estaba en una esquina del sofá-cama en el que pernoctaba el único sospechoso. Tenía sangre en la zona de corte y en el mango. Todos los indicios apuntan a que dicha arma blanca fue cogida por el presunto autor de la cocina de la vivienda, donde se hallaron otros de distinto tamaño, pero de igual morfología.

Lugar de la agresión

La agresión pudo comenzar en la cocina, donde había menos cantidad de sangre, y continuó hasta el pasillo, donde se encontró el cuerpo sin vida de Simon, explicaron un sargento y un agente del Laboratorio de Criminalística. La distancia entre ambos puntos no es superior a los cinco metros. En las paredes del tramo de pasillo donde se halló el cuerpo había manchas de sangre a un máximo de un metro y veinte centímetros de altura, lo que apunta a que buena parte de las puñaladas fueron propinadas cuando el afectado ya estaba en el suelo, señalaron los citados profesionales.

En la cama también hallaron prendas de ropa manchadas de sangre, que fueron intervenidas para su posterior análisis.

En la cocina aparecieron gotas de sangre por goteo y las de proyección estaban en el pasillo. Y en una de las habitaciones se hallaron restos de sangre por transferencia, debido a un pie descalzo manchado de sangre. Desde un primer momento, la degradación de las huellas de sangre a medida que se separaban del cuerpo sin vida indicó a estos investigadores que los restos sanguíneos eran, en su inmensa mayoría, de la víctima.

En la habitación había una mochila, que podía ser del hijo del fallecido, donde tenía varios enseres para llevar al trabajo y un blíster con pastillas para tratar su enfermedad. En dicho cuarto se interviene también documentación de identidad y de tipo sanitario, que hacía referencia a una discapacidad del presunto autor de los hechos.

Estos investigadores hallaron mucha medicación en varias partes de la vivienda, lo que les hizo entrever que el usuario de la misma ha tenido un tratamiento prolongado en el tiempo. Los agentes de Criminalística hallaron diversos blíster de varios medicamentos que estaban empezados, lo que, entre otras cosas, significa que pudo haber un consumo “desordenado”.

Un guardia civil de la Patrulla Rural de Compañía destinado en Playa de las Américas que intervino en el arresto manifestó que la actitud del hoy acusado fue “neutra, inexpresiva, plana”; es decir, sin ningún tipo de emoción. Otro de los agentes de dicha unidad que declaró en la vista comentó que, al verlos, el presunto autor levantó las manos. Actuó con mucha normalidad ante las órdenes que se le dieron por si llevaba alguna arma blanca. Se hallaba tranquilo y no dio sensación de que podía padecer alguna enfermedad mental.

Este funcionario también entró al domicilio con la llave del piso que se le encontró al acusado en el registro superficial. Los guardias civiles observaron en el piso un cuerpo en el suelo y todo lleno de sangre. Al acusado se le caían los pantalones y los agentes se los levantaron hasta que lo introdujeron en un coche radiopatrulla de la Policía Local. A todos los agentes les llamó la atención por su frialdad y tranquilidad tras haber matado supuestamente a su padre. Para uno de estos agentes del Instituto Armado, Paul era consciente de lo que hacía. Sin embargo, no hablaba ni respondía a lo que se le decía.

Una agente de la Patrulla Rural de Compañía (PRC) del puesto de Playa de las Américas fue quien avisó a sus compañeros de dónde se hallaba el presunto autor. El testigo que avisó del grave suceso la acompañó a la casa de la pareja de la víctima, donde se hallaba Paul. Estaba sentado, tranquilo, tomando café. A esta funcionaria no le pareció que el único sospechoso sufriera alguna enfermedad mental, aunque admitió que no tiene preparación para determinar tal circunstancia.

Otro agente de dicho grupo señaló que no le dio sensación de que el ahora acusado sufriera algún tipo de problema de salud mental. Desde su punto de vista, sabía lo que había hecho, porque, nada más ver a los guardias civiles, levantó las manos para que lo detuvieran.

Agentes del Servicio Central de Criminalística del Instituto Armado recibieron muestras de ADN de la víctima y del detenido, así como de la mezcla de restos de perfiles genéticos de ambos. Del hombre fallecido apareció ADN en los pies del detenido, en la hoja del cuchillo, así como en ambos tenis, en un polo azul y en el pantalón del acusado.