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Brooke Shields, el ave fénix de Hollywood

Icono pop de las décadas de los 80 y 90 y uno de los rostros más reconocibles del planeta, no se hablaba tanto de ella desde que estrenó el documental ‘Pretty Baby: Brooke Shields’ el año pasado

Brooke Shields.

Brooke Shields. / EFE

Natalia Araguás

La enésima resurrección a la fama de Brooke Shields (Nueva York, 1965) viene de la mano de una comedia tópica desde su mismo planteamiento, ‘La madre de la novia’, que bate récords en Netflix. En ella interpreta a una deseable mujer de mediana una edad que, al ir a la boda de su hija en el habitual resort de la playa –esta vez en Tailandia, en vez de Hawái– se encuentra con que su consuegro es el exnovio que tuvo en la universidad. A sus 58 años, Brooke Shields celebra inspirar a otras mujeres de su edad. “Este periodo de sus vidas no es el principio del fin, sino una oportunidad para volver a empezar”, declaró en la revista 'Parade'. Una lucha que abandera en otros formatos, como la plataforma de autocuidado ‘Begining is now’ o un libro sobre el envejecimiento femenino en el que trabaja y que será el sexto que publica.

Icono pop de las décadas de los 80 y 90 y uno de los rostros más reconocibles del planeta, no se hablaba tanto de ella desde que estrenó el documental ‘Pretty Baby: Brooke Shields’ el año pasado. En él la actriz y modelo reflexiona sin ambages sobre la hipersexualización que sufrió de niña: su carrera subió como la espuma desde su primera aparición televisiva siendo un bebé de 11 meses en un anuncio de jabones gracias al empeño de su madre, Teri Shields, alcohólica y divorciada, que convirtió la apabullante belleza de su hija en el sustento familiar. Teri no tuvo problema en que Brooke Shields posase desnuda para ‘Playboy’ con 10 años ni en que participase con 11 años en la película ‘Pretty Baby’, dirigida por Louis Malle, donde interpretaba a una niña prostituta y se daba su primer beso, también en la vida real, con un hombre de casi 30 años. Luego vino ‘El lago azul’ donde Shields, una náufraga de 15 años por entonces, aparecía desnuda la mayor parte del tiempo. Por esa época también causó conmoción una campaña de Calvin Klein que sacaba tajada de su imagen de Lolita. ‘¿Quieres saber lo que se interpone entre mis vaqueros y yo? Nada’ fue su eslogan más polémico. Como modelo adolescente llegó a embolsarse 10.000 dólares al día, que iban a parar a la empresa Brooke Shields & Co, presidida por su madre.

Michel Jackson y Andre Agassi

“Estoy sorprendida de que sobreviviera a todo aquello”, reconoce Brooke Shields en el documental. Siempre risueña y complaciente en las apariciones públicas de su juventud, aunque en constante estado de hipervigilancia según le confesó a Oprah Winfrey, tuvo sus primeras relaciones con otras celebridades tiranizadas por sus padres como Michael Jackson, quien llegó a proponerle matrimonio aunque lo suyo fuera más bien amistad, o Andre Agassi, con quien sí se casó. Brooke Shields vivió su divorcio del tenista como una liberación: era la primera vez que se plantaba porque no le compensaba seguir adelante.

Una década antes también se había tomado un respiro para graduarse en Princeton con honores en lenguas romances con una tesis sobre Louis Malle, el mismo director que lanzó su carrera con ‘Pretty Baby’ y al que sintió la necesidad de intelectualizar. Convencida de que a la industria le encantaría una actriz inteligente quiso reincorporarse, pero fue violada en 1987, en una de las primeras entrevistas de trabajo que realizaba tras el paréntesis.

Ejemplo de resiliencia después de todo, Brooke Shields ha encontrado la paz en su matrimonio con el productor y guionista Chris Henchy, con quien tiene dos hijas, Rowan y Grier, que rondan los 20 años. Parece aliviada y feliz, tras haber dejado de ser un objeto mundial de deseo, y ha dado voz a asuntos como la infertilidad, la depresión posparto o la violencia sexual contando su vida de película. 

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