Este es el error más común con el papel de aluminio: deja de hacerlo de inmediato

El papel de aluminio es uno de los elementos que nunca puede faltar en cualquier cocina ya que sirve para una gran multitud de funciones y que se usa a diario. Uno de los usos más habituales es para envolver los bocadillos que se preparan en casa y se llevan al trabajo o la escuela.

Pero ahora bien, al hacer uso del papel de aluminio, muchas de las personas cometen un error a la hora de envolver los alimentos para congelarlos y es fundamental conocer las precauciones necesarias para evitar consecuencias no deseadas.

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Congelar los alimentos en papel de aluminio

Uno de los usos más habituales del papel de aluminio es envolver el pan u otros alimentos antes de congelarlo, con el objetivo de mantener su frescura. Sin embargo, los expertos advierten que el papel de aluminio puede desprender unas partículas que contaminen el resto de alimentos.

La mejor forma de congelar los alimentos es envueltos en papel de film y posteriormente colocarlos en bolsas de plástico, lo que ayudará a mantener los alimentos de forma óptima. Por otro lado, es importante congelar los alimentos de gran tamaño ya cortados, es decir, si se observa que el producto va ocupar mucho espacio y a la hora de consumirlo no se hará en su totalidad, la mejor opción es repartir en porciones para optimizar el consumo y el descongelado.

Por lo tanto, el uso incorrecto del papel de aluminio al congelar alimentos, puede traer consecuencias negativas. Para evitar la contaminación de otros alimentos y preservar las cualidades, es fundamental congelar en papel de film en lugar de papel de aluminio.

Otros usos del papel de aluminio

Además de su uso en la cocina, el papel de aluminio tiene otros usos prácticos. Por ejemplo, se puede utilizar para afilar las tijeras, simplemente doblando un trozo de papel de aluminio y cortándolo varias veces con las tijeras. También es útil para limpiar la parrilla, frotándola con un trozo de papel de aluminio. Incluso se puede utilizar para dar brillo a la cubertería, colocando papel de aluminio en el fondo de un recipiente con sal y agua, sumergiendo los cubiertos durante una hora, secándolos y luego frotándolos con un trapo de algodón.