Rehén de la falta de ayudas: un joven con una discapacidad del 90% lleva 9 meses encerrado en su casa de Tenerife

La madre solicita ayuda urgente para poder cargar a Cristopher y llevarlo al centro de día

Belén atiende a su hijo Cristopher en su casa de Ofra, en Santa Cruz de Tenerife.

Belén atiende a su hijo Cristopher en su casa de Ofra, en Santa Cruz de Tenerife. / E.D.

Daniel Millet

Daniel Millet

El chicharrero Cristopher de Oyanguren, un joven de 28 años con una discapacidad del 90%, lleva nueve meses encerrado en su casa de Ofra. No ha podido acudir al centro de día en el que está apuntado, ni ver el sol, ni siquiera airearse con una vuelta por el barrio. Es un rehén de la falta de ayuda para la dependencia en Canarias.

Su madre, Belén de Oyanguren, asegura estar «desesperada» y pide una solución «urgente» para al menos darle un mínimo de calidad de vida. El joven sufre hipoisquemia cerebral desde que tenía 10 años. Apenas se puede mover por sí mismo y solo puede desplazarse con una silla de ruedas

El problema parte de que su madre, de 57 años y que ha sufrido varios ictus, se ha quedado sin fuerzas para poder levantar a Cristopher de la cama y colocarlo en la silla de ruedas. Tampoco tiene fuerza para sacarlo de su piso, en la segunda planta, montarlo en el ascensor y llevarlo a la parada de guaguas donde lo recogen para desplazarlo al centro de día, el CAMP de La Cuesta.

«Desde el mes de junio del año pasado me es imposible hacer la operación. Y no me dan apoyo para que alguien me ayude a llevarlo a la parada y recogerlo al mediodía», explica esta vecina de la capital tinerfeña.

La madre denuncia que el joven ha sufrido un grave deterioro durante todo este tiempo que ha permanecido encerrado

En la casa no viven más que ella y Cristopher. Un vecino del barrio la ayudó durante nueve años pero se ha ido a la Península. Belén recibe la visita diaria de dos asistentas que le envía el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Pero el servicio solo dura una hora y se limita a bañar al joven.

«No les queda tiempo para ayudarme a cargarlo y llevarlo a la guagua. Necesitaría un apoyo a primera hora de la mañana y otro al mediodía cuando mi hijo regrese del centro. He llamado y llamado pero no he encontrado a nadie que me pueda ayudar y ya no sé qué hacer», denuncia.

La mujer asegura que el deterioro que está sufriendo Cristopher es «notorio y evidente». «Se le nota que está mucho peor. Es muy importante para una persona con su enfermedad coger al menos un poco de sol y tener actividades en el centro de día. Pero lleva casi un año sin ese aliciente, todo el día encerrado. Me da mucho pena», Belén de Oyanguren.

La vecina del barrio de Ofra ya no sabe a quien recurrir. «He llamado al Ayuntamiento, al Cabildo, al Gobierno de Canarias, a la Diputación del Común. Me he reunido con todos ellos pero nada, no me han ofrecido ninguna solución», protesta.

Ya no solo eso. Belén se queja de que «se pasan la pelota unos a otros». «En el Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria del Cabildo de Tenerife me remiten al Gobierno de Canarias, el Gobierno de Canarias me remite al Ayuntamiento de Santa Cruz y este me asegura que no pueden dar ese servicio. Así llevo semanas y semanas, mientras mi hijo sigue encerrado día tras día. No entiendo nada», concluye.