Sin perder el norte

Una Casa que lucha contra el tiempo

Agotada por el desgaste de los años, la Casa Amarilla de Puerto de la Cruz puede aún recobrar su esplendor

Marta Casanova

Resulta increíble cómo esas cuatro paredes, con unas ventanas desvencijadas y sin techo ya para cobijar, puedan mantener, aunque un tanto difuminado, el tono amarillo que un día le dio su nombre. Cada vez somos menos los que recordamos la importancia de una edificación que pasa ya desapercibida para quienes pasean o hacen deporte en la que fuera finca de La Costa, en Puerto de la Cruz. Quizás sea eso lo que se pretenda, o quizás sea ahora el momento de ofrecerle una última oportunidad y salvarla así del olvido.

Mientras que en otros países visitamos con devoción la casa de Elvis Presley, casi intacta, con su ropa en vitrinas y sus coches de lujo, o pagamos por comer en el restaurante donde vivió el diseñador Gianni Versace en Miami, en esta Isla no hemos sido capaces de preservar un lugar que fue la sede de la primera estación primatológica del mundo, entre los años 1913 y 1918.

Una frase atribuida al gran filósofo inglés Bertrand Russell afirma que «los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible y los políticos por hacer lo posible imposible». Por paradójico que pudiera parecer, la ciencia y la política han sido las protagonistas de una historia interminable que no debiera quedar en el olvido. Porque si no nos cansamos de escuchar que Puerto de la Cruz fue la cuna del turismo en España, pocas veces habremos oído que también lo fue de la ciencia.

Una Casa que lucha contra el tiempo

Una Casa que lucha contra el tiempo / Marta Casanova

En la Casa Amarilla, el psicólogo Wolfgang Köler comenzó sus experimentos sobre la cognición de los chimpancés y la resolución de problemas, trabajos que dieron lugar a la consolidación de la Psicología de la Gestalt, siendo sus investigaciones clásicas ya en la historia de la disciplina, tal y como recuerda el catedrático de Psicología de la Universidad de La Laguna, Carlos Alvárez.

El hecho de tratarse de una edificación de propiedad privada, que fue declarada en 2005 Bien de Interés Cultural con categoría de sitio histórico, no ha evitado la actual situación de deterioro puesto que dicha calificación no conlleva ninguna obligación de conservación por parte de los propietarios. Han pasado 110 años de historia y esos terrenos que albergan la casa y los alrededores han sido adquiridos recientemente por el grupo Daltre, que tiene previsto realizar allí un complejo hotelero en uno de los mejores enclaves del municipio.

Esta decisión, lejos de poner en riesgo el futuro de la Casa Amarilla, abre un abanico de posibilidades, tal y como reconoce el arquitecto Pedro Domínguez Anadón, firme defensor de la conservación del inmueble, quien se alegra de «tener, por fin, un interlocutor válido tras años de incertidumbre por la dejadez de los anteriores propietarios. En este sentido, «tenemos la esperanza de que el grupo Daltre sea finalmente consciente de la importancia del lugar y sabemos de su intención de conservar la edificación, para ofrecer al visitante la oportunidad de conocer ese importante legado. Esta propuesta de Museo en un complejo hotelero marcaría un innovador enfoque cultural único para una explotación de estas características».

De otra parte, y a pesar de ser un ámbito privado, las administraciones no pueden mantenerse al margen, puesto que es su obligación devolver a la ciencia lo que en su día nos entregó con esos estudios realizados en Tenerife, que han servido para conocer la evolución de las funciones cerebrales y los comienzos de la psicología comparada actual. En 2016 fue el Consorcio para la rehabilitación de Puerto de la Cruz el organismo que llegó a plantear, con la Universidad de La Laguna, la creación, en una parcela de titularidad municipal cercana a la casa, de un Centro de Neurociencias vinculado a los trabajos con los primates que en su día realizó el Wolfang Köhler.

Carlos Alvárez es de las pocas personas que aún sigue reivindicando el valor y la aportación al conocimiento y a las futuras generaciones que un lugar como este puede aportar. Para Alvárez, «sería una gran noticia que, finalmente, se cumpliera con el objetivo de contar con este Centro de Neurociencia que atraería a la Isla talento internacional con un importante valor divulgativo». El catedrático de la ULL recuerda el interés que despierta este enclave en la comunidad científica y son muchos los apoyos recibidos desde centros de investigación, fundaciones y universidades de todo el mundo, incluyendo la revista Nature, la Humbolt Universität de Berlín o el Instituto Max Planck. El psicólogo Josep Call, director del Wolfgang Köhler Primate Research Center del mencionado instituto, ha visitado Tenerife en dos ocasiones en apoyo a la restauración de la Casa Amarilla.

Una Casa que lucha contra el tiempo

Una Casa que lucha contra el tiempo / Marta Casanova

Igualmente, la célebre primatóloga Jane Goodall, premio Príncipe de Asturias, ha mostrado repetidamente su preocupación por el tema y apoyo a la restauración. La primatóloga declaró, en un vídeo grabado en Tanzania en 1996 para la Asociación W. Köhler (ProyectoInsight, 2011, https://www.youtube.com/watch?v=NZdOj-_fiVM), que la lectura del libro de W. Köhler fue decisiva para su exitosa carrera como investigadora del comportamiento de los chimpancés. Como la propia Goodall ha reconocido, los trabajos del psicólogo alemán fueron también fundamentales para la etología actual. Una muestra la constituyen las constantes citas a Köhler y sus experimentos en Tenerife en la obra del gran etólogo Konrad Lorenz.

Pero para cumplir con el propósito de construir este Centro de Neurociecia quedan algunos aspectos importantes que aún no se han definido. El primero de ellos pasa por la financiación del mismo, aun sin concretar. Tampoco está clara la decisión del Ayuntamiento de ceder para este fin los terrenos de los que se habló en su día y que conectarían por un paseo peatonal con la Casa, una vez rehabilitada por la constructora. Esos terrenos en la actualidad tienen un uso cultural y deportivo que habría que modificar para adaptarlo a las necesidades de un enclave de esas características, tal y como nos indica Domínguez Anadón, arquitecto encargado del diseño de este Centro.

Como Carlos Alvarez, Anadón tampoco ha perdido la ilusión por hacer realidad esta antigua demanda, aunque reconoce la necesidad urgente de retomar esas negociaciones, ahora que la nueva empresa propietaria del inmueble cuenta con un proyecto para la zona. Domínguez Anadón da un paso más en esta idea y avanza la posibilidad de rescatar también el bosque termófilo de la zona, ya desaparecido, que le aportaría un enorme valor paisajístico.

Una Casa que lucha contra el tiempo

Una Casa que lucha contra el tiempo / Marta Casanova

Algo más cauto se muestra el gerente del Consorcio para la Rehabilitación de Puerto de la Cruz, Fermín García, quien recuerda que no existe, a día de hoy, compromiso alguno, más allá de incluir la actuación como ficha indicativa que no modifica el planeamiento general y que viene condicionada a la obtención del suelo para el mencionado Centro de Neurociencias.

En 1996 realicé un reportaje para Canal 7 del Atlántico sobre la Casa Amarilla. Mostrábamos imágenes cedidas de las investigaciones de Köhler y entrevistamos a personas que hablaban con pasión de las aportaciones de esos estudios y del valor de la casa. Aquella era una humilde contribución para llamar la atención de la necesidad de preservar ese pedazo de la historia de este municipio. En ese momento jamás imaginé que 27 años más tarde volvería a escribir sobre el futuro del Casa Amarilla, que sigue casi en pie luchando contra el tiempo a pesar de los contratiempos.

Arriba, Manuel, quien fuera guardián. Debajo, la Casa Amarilla original y Eugen Teuber, primer director de la Estación. A la izquierda, la casa en su estado actual.