Euclid tampoco se vio venir esto

Composición de algunas de las imágenes de objetos en el Universo local observados por Euclid en los primeros meses de la misión. De izquierda a derecha y de arriba abajo: galaxia espiral IC342; nebulosa Cabeza de Caballo; cúmulo globular NGC6397; grupo de galaxias Dorado; galaxia irregular NGC6822; cúmulo de galaxias Perseo; nebulosa M78.

Composición de algunas de las imágenes de objetos en el Universo local observados por Euclid en los primeros meses de la misión. De izquierda a derecha y de arriba abajo: galaxia espiral IC342; nebulosa Cabeza de Caballo; cúmulo globular NGC6397; grupo de galaxias Dorado; galaxia irregular NGC6822; cúmulo de galaxias Perseo; nebulosa M78. / ESA/consorcio Euclid

Rubén Sánchez Janssen

El 1 de julio de 2023 despegaba, sin sobresaltos, el cohete Falcon 9 que, desde Cabo Cañaveral, pondría en órbita el más reciente buque insignia de la Agencia Espacial Europea (ESA): el telescopio espacial Euclid.

El principal objetivo científico de esta misión es arrojar luz sobre las dos componentes fundamentales, e increíblemente misteriosas, del cosmos: la materia y la energía oscuras. Juntas suman el 95% de la densidad de energía del Universo. Y no tenemos ni idea de qué son. Además, Euclid desvelará con exquisito detalle la compleja y esquiva red cósmica que articula la estructura del cosmos; y explorará la formación y evolución del Universo a lo largo de toda su historia.

Para ello, durante los próximos seis años producirá un cartografiado de un tercio del firmamento, tomando imágenes visibles e infrarrojas de miles de millones de galaxias distantes. La mayoría de estas galaxias no serán más que pequeños borrones difusos, pero comparar las distribuciones de formas (cuán elíptica o redondeada es la galaxia) con las predicciones de los distintos modelos cosmológicos nos permitirá favorecer un escenario u otro. En este sentido, Euclid podría considerarse un experimento: para optimizar estas medidas cada imagen tendrá la misma profundidad y los apuntados están detalladamente predefinidos desde mucho antes del lanzamiento.

Este modelo de operaciones contrasta con el de otros observatorios de renombre, como los telescopios espaciales Hubble y James Webb. Con estos las observaciones son absolutamente personalizadas, siendo los usuarios los que deciden a qué lugar del cielo y por cuánto tiempo debe apuntar el telescopio. Pero los cartografiados como Euclid presentan una ventaja adicional. Los millones de estrellas y los centenares de galaxias cercanas que, por su brillo y tamaño, son una molestia para los cosmólogos se convierten de inmediato en objeto de estudio para aquellos que estamos interesados en la formación de la Vía Láctea y en el estudio detallado de las galaxias del Universo local.

Esta ciencia, muy distante del principal objetivo científico de Euclid y a priori secundaria, ha adquirido un rol muy relevante en los primeros compases del proyecto. Y es que, además de contenido científico inigualable, proporcionan una batería de imágenes con las que cautivar al gran público. ¡Toda publicidad es bienvenida!

Así, en los últimos meses Euclid ha observado de manera prioritaria ciertas regiones del firmamento que contienen nebulosas, cúmulos estelares, galaxias y cúmulos de galaxias de gran relevancia en el Universo local y de aspecto deslumbrante. Entre las imágenes publicadas por la ESA, más recientemente la semana pasada, destacan el vibrante panorama infrarrojo de la nebulosa M78, una espectacular región de formación estelar en la Vía Láctea en la que se han descubierto numerosas estrellas y planetas. O el cúmulo globular NGC 6397, que por primera vez ha sido observado íntegramente, desde las densísimas regiones internas hasta las difusas partes externas. La instantánea del grupo de galaxias de Dorado muestra las galaxias principales en proceso de fusión, lo que nos ayuda a refinar los modelos de formación de galaxias y sus halos de materia oscura. Y en las escalas cósmicas más monumentales, el cúmulo de galaxias de Perseo, donde se agolpan miles de galaxias de todas las formas y tamaños oscilando en una danza frenética dictada por la gravedad.

Personalmente, aspiro a poder explotar los datos de Euclid para estudiar las propiedades de los cúmulos estelares densos que orbitan alrededor de las galaxias más cercanas. Y, secretamente, no veo el momento en que observe también rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser… Ah, no, no. Eso no. Perdón, que me dejo llevar por la emoción.

BIOGRAFÍA:

Rubén Sánchez Janssen es un astrofísico lagunero que se licenció y doctoró por la Universidad de La Laguna, con un proyecto de tesis desarrollado en el Instituto de Astrofísica de Canarias. Tras estancias postdoctorales en el Observatorio Europeo Austral (ESO, Chile) y el Instituto de Astrofísica Herzberg (Canadá), actualmente forma parte de la plantilla del Observatorio Real de Edimburgo, en Escocia. Allí divide su tiempo entre el desarrollo de nueva instrumentación astronómica para grandes telescopios, como el ELT, y el estudio de las galaxias, sus satélites y sus cúmulos estelares.

  • Sección coordinada por Adriana de Lorenzo-Cáceres Rodríguez