BARRIO A BARRIO | Duggi

Vecinos y comerciantes de la calle Serrano rechazan el paso de las guaguas

Mil firmas avalan otra campaña de los residentes para pedir que las rutas no vuelvan a pasar por esta vía: «hace 16 años que nos dijeron que era provisional y aún sigue así»

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Más allá de las obras de asfaltado –y reparación de canalizaciones– en la calle Serrano que prolongan desde hace dos meses, los vecinos han reabierto una guerra que se remonta a hace 16 años, cuando la puesta en marcha del tranvía por la rambla de Pulido supuso que desviaran el paso de las guaguas y del transporte pesado por esta vía. Ahora que la calzada está fuera de servicio y con el tráfico desviado, vecinos y residentes ha retomado la campaña de firmas que ya emprendieron en 2007.

En esta ocasión ya han reunido más de mil rúbricas en el mes y medio que llevan de su movilización que promueve, entre otras personas, Cristo Coello, quien se ha encargado de aunar el clamor de la calle Serrano contra el regreso de las guaguas y el transporte pesado a esta zona. Como un daño colateral entienden el «punto no negro, sino carbón» que se localiza en la confluencia de las calles Serrano y Álvarez de Lugo, donde las guaguas invaden las aceras para poder hacer el giro con el sobresalto de los clientes del supermercado de la zona que se topan de frente con el morro del vehículo, cuando las ruedas traseras no invaden el pretil. «Ya lo han tenido que cambiar varias veces porque ha acabado por pasar factura».

«Esta campaña no es solo para rechazar el paso de las guaguas. Es que las aceras son estrechas, los vehículos pasan como tiros», coinciden en señalar los vecinos.

La presencia de Cristo, que se recorre puerta a puerta cada vivienda de los edificios de la calle Serrano, anima a los vecinos y comerciantes a mostrar su rechazo enérgico al regreso de las guaguas. «Aprovechando las obras y que han hecho el cambio de recorrido, pedimos que no vuelvan otra vez», reiteran. Hasta las ventanas hablan con las sábanas colocadas por los residentes: «No más guaguas por Serrano».

Serrano, un clamor

A la puerta del supermercado Alteza, Lili, testigo del día a día. «Si han habilitado una vía por el barranco de Santos, no entiendo por qué siguen pasando por aquí los vehículos pesados. Imagine el paso de tres guaguas cada quince minutos». «Cuando llueve, esto aquí es una piscina municipal», cuenta en referencia al tramo que se localiza en Álvarez de Lugo.

«Hay dos señales y un stop pintado y los conductores no le hacen caso», se lamenta, para advertir que tan habitual como el paso de la guagua es cuando se sube e invaden las aceras porque no caben. «La mayoría de los vecinos son gente mayor; muchos se han tenido que refugiar en la entrada del garaje próximo al supermercado cuando viene la guagua de frente». En la Peluquería Venus, María José recuerda que, aunque las obras ya llevan dos meses de duración, «yo lo que no quiero es que vuelvan las guaguas».

Entre la clientela recuerdan cuando el alcalde era vecino de la zona para confiar en que tome medidas al conocer la situación de la calle Serrano. «No caben las guaguas, pero es que tampoco las aceras tienen ancho para que puedan transitar los vecinos», y justo en ese momento transita a duras pena una madre con un carrito para llevar a sus gemelos, desafiando el ancho de la acera.

«La imposibilidad de girar a la altura de Álvarez de Lugo y Serrano ha motivado incluso colas del tráfico que se incorpora desde la calle Miraflores». «No es un capricho, es que la calle es pequeña». Y apuntan otro dato. «Como demostración de que esta calle no estaba preparada para soportar el tráfico pesado que ha asumido desde hace más de 16 años, ahora han tenido que reparar las canalizaciones porque al ir a asfaltar se han dado cuenta que estaban afectadas», para incidir: «si el cambio de la ruta de guaguas ha funcionado durante estos dos meses, que no vuelvan a la zona».

Candelaria Fariña, otra vecina, reitera: «No es el sitio adecuado para el paso de guaguas porque no caben en la calle, lo que provoca el colapso y las pitas de la protesta de otros conductores, y eso sin mentar ni los humos o ahora las obras en la calle», para advertir del peligro: «vas por la calle y de pronto te ves a la guagua subida a la acera. Un auténtico peligro».

También Moisés Miranda centra su rechazo en la reposición de este transporte público en la zona, para incidir en que las aceras son muy estrechas. Con su carrito en mano, Juana Peña dice que esta vía es muy peligrosa. «Cuando no estaba en obras los vehículos pasaban a toda mecha y debías tener cuidado con el paso de la guagua; más de una vez he advertido a los vecinos que suben caminando y están de espaldas que se peguen a la pared para facilitar el paso».

Mariana Hansen lleva dos años viviendo y teletrabajando en la zona. Antes el tráfico y ahora la tierra de la obra. Lo cierto es que no puede abrir las ventanas.También rechaza el regreso de las guaguas a esta vía porque entiende que hay alternativas, la igual de Patricia Llombet, que no olvida el día que comenzaron los trabajos: el 24 de abril. Esta joven plantea su análisis: las guaguas o las personas, más allá de los ruidos o hasta cuando los edificios han temblado. «Si hay alternativas, igual algo se puede hacer», para apostar por unas aceras más anchas.

Nicolás Zúñiga se refiere a la inseguridad vial de la zona: «en los quince años que llevo aquí he visto tres atropello a niños y la culpa no ha sido de las guaguas sino de turismos», para advertir de la inseguridad del giro a la altura de Álvarez de Lugo y aportar otro temor: «imagínate que un niño sale corriendo del edificio de su casa e invade la calle»; es el temor que siente con sus sobrinos.

Jerónimo Oliveras, que regenta la ferretería de la zona desde hace más de 50 años, se suma a todas las críticas vecinales y traslada su malestar porque, como si de una amenaza se tratara, le advierten de que van a quitar los aparcamientos de la calle Serrano. Azucena Vera recuerda el día que casi a la puerta se la lleva una guagua. «Si es un niño no lo cuenta». E insiste en que no es una situación puntual sino habitual en la zona.

Cinco rutas alternativas

Juan Carlos Plasencia, otro de los baluartes en la recogida de firmas, cuestiona que el giro de la guagua cumpla con la normativa, pero va más allá al plantear alternativas al paso de la guagua.

Los vecinos proponen cinco rutas para sortear el paso del transporte público por Serrano, y en cuatro de ellas no afectaría a la actual ubicación de las paradas y en otra la desplaza cien metros.

El presidente de la Asociación de Vecinos El Monturrio, de Duggi, Darío Álvarez, también exige medias para garantizar la seguridad y protección de todos los usuarios de esta zona.

Su análisis reitera las críticas de residentes y comerciantes cuando lamentan la seguridad vial cerca del supermercado Alteza, la peligrosidad del cruce de Álvarez de Lugo con Serrano, la estrechez de las aceras o cómo pueden transitar vehículos pesados de más de 10 metros de longitud por esta vía. Los vecinos no parecen dispuestos a aguantar esta «medida provisional» los próximos 16 años.