Cambia el nombre del colegio García Escámez, en Santa Cruz, pese a la oposición del barrio

La dirección del centro asegura que el Gobierno de Canarias les ha obligado a modificar la denominación por la Ley de Memoria Histórica

A partir de ahora, se llamará Ágora

En la capital chicharrera, ya han cambiado el nombre cinco colegios

Colegio García Escámez, en Santa Cruz de Tenerife, que pasa a llamarse Ágora.

Colegio García Escámez, en Santa Cruz de Tenerife, que pasa a llamarse Ágora. / María Pisaca

Tras casi 80 años desde que abrió sus puertas, el colegio García Escámez, ubicado en el barrio del mismo nombre, en Santa Cruz de Tenerife, ha cambiado su denominación. A partir de ahora, y según la resolución publicada este lunes, 29 de abril, en el Boletín Oficial de Canarias (BOC), este Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) pasa a llamarse Ágora. La propia dirección del colegio chicharrero y «muchos» vecinos del barrio asumen esta decisión con resignación, la cual, y según aseguran, "ha sido impuesta" por el Gobierno de Canarias, con motivo de la Ley de Memoria Histórica, al ser considerado, el nombre del centro, un símbolo franquista.

La directora del colegio García Escámez, Isabel Talavera Pérez, explica que, aunque el cambio de denominación fue aprobado por el Consejo Escolar y el expediente fue instruido por el propio centro, en realidad, «este procedimiento se inició a instancias del Ejecutivo canario, como una obligación». Talavera señala que, desde el primer momento, la comunidad educativa se opuso a modificar el nombre del centro escolar, «así como numerosos vecinos del barrio, pues así se ha llamado toda la vida». «Intentamos oponernos y luchar para evitarlo, pero, finalmente, no nos quedó otro remedio que aceptarlo», agrega la directora.

Ésta recuerda que ya se han cambiado los nombres de varios colegios en Santa Cruz de Tenerife por el mismo motivo, en concreto, de otros cuatro. En concreto, esto ha ocurrido con el CEIP Generalísimo Franco, que desde julio de 2003, incluso antes de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, pasó a denominarse Tomé Cano; el Onésimo Redondo, situado en el barrio de El Toscal, que desde marzo de 2022 se llama La Rosa; el Susana Villavicencio, que desde diciembre de 2022 se denomina Los Campitos; y el Fray Albino, que desde marzo de 2023 se llama Rambla de Santa Cruz.

Isabel Talavera, directora del colegio García Escámez, el último en sumarse a esta lista, comenta que el expediente se inició hace más de un año, pero, agregó, «la tramitación del nuestro ha tardado tanto en aprobarse porque hemos intentado luchar para mantener el actual nombre». El Consejo Escolar acordó solicitar el cambio de denominación a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, «por obligación», en octubre de 2023. En marzo de 2024, el Ayuntamiento de la capital dio el visto bueno al expediente. El último paso lo ha dado la citada consejería, autorizando el nombre finalmente elegido, Ágora.

La directora de este centro escolar relata que, «al no quedar otro remedio» que aceptar la modificación de la denominación del mismo, se instaló un buzón en la plaza del barrio para que fueran las familias de los alumnos y los propios vecinos, «muchos de los cuales estudiaron en este colegio», los que propusieran nuevos nombres. Isabel Talavera Pérez resalta que en la mitad de las «papeletas», se repetía la misma propuesta, «García Escámez», lo que demostraba, añade la directora del centro, que «muchos» de los residentes querían que se mantuviese la actual denominación y, «por lo tanto, rechazaban el cambio».

Finalmente, de las alternativas facilitadas por los vecinos de García Escámez, el Consejo Escolar eligió la de Ágora, un término por el que se designaba, en la Antigua Grecia, a la plaza de las ciudades-estado griegas, donde se solían congregar los ciudadanos. «Entendemos que se tenga que cumplir la Ley de Memoria Histórica, pero es el nombre del colegio desde el principio. Forma parte de la historia de este barrio, de la de sus vecinos», asevera Isabel Talavera Pérez.

Según el catálogo de vestigios franquistas en Santa Cruz, que elaboró el Gobierno de Canarias y que se encuentra judicializado, «la participación destacada de Francisco García Escámez en los preparativos de la rebelión en Pamplona, su actuación militar en la guerra, sus responsabilidades en materia represiva y los cargos desempañados al servicio del régimen dictatorial determinan que las denominaciones de espacios y edificios públicos, las placas identificativas del mismo y otras menciones honoríficas concedidas a García Escámez constituyen una exaltación personal de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura».

El catálogo elaborado por el Ejecutivo canario establece que en Santa Cruz de Tenerife todavía existen 79 símbolos franquistas, entre los que se encuentran calles, distinciones y monumentos, como el de la avenida de Anaga. En la actualidad, este catálogo está suspendido por la justicia, a raíz de los recursos presentados por el propio Ayuntamiento de la capital y por varias asociaciones del patrimonio.