"No gracias, soy del Tenerife": el día que un canterano blanquiazul dijo no a jugar en Las Palmas
El jugador se negó a escuchar a Las Palmas y a otros pretendientes por su filiación emocional al equipo de sus amores
En verano vuelve con dorsal profesional
Con la promesa de que la próxima temporada tendrá sitio en el primer equipo del representativo, David Rodríguez vive los últimos coletazos de una feliz cesión al Antequera. Su vida futbolística está absolutamente vinculada al Tenerife, así que el canterano ve próximo el momento de cumplir su sueño. Pero de verdad. Sin medias tintas.
Cuentan técnicos de la Unión Deportiva Las Palmasque en su día tocaron a la puerta de la mayoría de jugadores de aquel Tenerife donde militaba David Rodríguez Ramos (Santa Cruz, cosecha del 2000) en el momento que tenían edad cadete y aún podían cambiar de club libremente. Así lo hicieron muchos de su generación y otros de añadas anteriores. La respuesta del lateral, sin embargo, sorprendió por su emoción: «No, gracias. Mi familia y yo somos del Tenerife».
La anécdota sorprendió a los actuales gestores del representativo cuando fue relatada por el representante del zaguero, José Rodríguez, que asiste con fruición a la progresión imparable del defensa y a haber sido parte fundamental en la elección de destino para esta temporada. Se fue al Antequera, que ha encajado como anillo al dedo en lo que David necesitaba: «minutos, continuidad, confianza», responde el propio futbolista.
Llegado al club de sus sueños, hijo de abonados y criado en un contexto 100% tinerfeñista, Rodríguez Ramos ya había vivido casi de todo en sus años en el representativo: un título juvenil bajo la tutela del tándem Cristo Marrero-Samantha Tormo, dos finales en una misma temporada (la del playoff con Ramis y la disputada aquel mismo año por el B, ambas con derrota) y por supuesto las mieles de un estreno que aún recuerda. 10 de octubre de 2021, ante el Amorebieta, consecuencia de un trabajo persistente y sin descanso desde que arribó en infantiles de primer año.
Muchas fueron las veces que fue tentado para salir y siempre su respuesta fue la misma. Le contó su agente a Paulino Rivero que a David se le ven hechuras de futuro capitán del primer equipo. El presidente, que le tiene una estima especial, le respondió que comparte el vaticinio. Por lo pronto, va Rodríguez por el buen camino. Se fue al Antequera porque tenía la certidumbre de que iba a jugar y tambien porque tenía excelentes referencias de su amigo y compañero Yeremy, también cedido. Se marchó con un compromiso fijado por escrito: volvería pero con dorsal profesional. Ahora, solo cuenta los días y los minutos para cerrar de la manera más feliz posible su periodo de formación y préstamo en El Maulí, donde ya es un ídolo. Sus actuaciones deslumbrantes en feudos como Valdebebas han despertado el interés de no pocos pretendientes. Él, otra vez, lo tiene claro: «Tenerife». Esa será su próxima estación, en esta ocasión con el deseo de quedarse. El niño que rechazó pretendientes con otros colores y escudos distintos al suyo solo persigue un sueño, que es también el de su familia. Volver para quedarse. Entretanto, deslumbra con goles y asistencias. Su minutaje es altísimo. Ha sido la suya una cesión perfecta. El preludio ideal para el gran reto que viene.
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