Con los números en contra: Así llega el CD Tenerife al derbi contra la UD Las Palmas

El representativo busca revertir su inercia fatal en el Heliodoro, donde suma un triunfo de siete | No gana un derbi desde 2019

Conjura del equipo de Ramis tras acabar el pasado domingo el partido contra el Cartagena.

Conjura del equipo de Ramis tras acabar el pasado domingo el partido contra el Cartagena. / Manoj Daswani

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Pésima racha en casa, flojera en el epílogo liguero, larga sequía contra la UD, orfandad de victorias ante el acérrimo rival en duelos a doble partido... Dígitos y análisis estadísticos parecen condenar al Tenerife de antemano. Panorama perfecto para dar la sorpresa, creen en el vestuario. Hoy, van de tapados.

¿Qué pasa en el Heliodoro? Otrora fortín inexpugnable, el recinto de la calle San Sebastián se ha convertido en el escenario del mayor foco de problemas del CD Tenerife. Cambiadas las tornas, el cuadro blanquiazul es absolutamente fiable a domicilio y un cúmulo de quebraderos de cabeza casi cada vez que ejerce como local. La última demostración fehaciente de su flojera en casa fue el domingo pasado, contra el Cartagena. Volaron tres puntos y la cuarta plaza, todo de una tacada.

Pero los problemas blanquiazules en su feudo vienen de mucho antes. Ya a comienzos de temporada se dejó un par de puntos el representativo de forma indescifrable contra el Mirandés, en el que fue su primer estruendoso tropiezo. Luego, vinieron más. Ahora bien, la cuesta abajo en las prestaciones del equipo en casa empiezan justamente en su primera gran final del año. Fue contra el ahora ascendido Real Valladolid, hace solo un par de meses.

Se la jugaba a cara o cruz el cuadro de Ramis en su afán por seguir la estela de los grandes aspirantes al salto de categoría; y en su duelo directo con los de Pacheta se dejó los puntos. Y no solo eso. El cuadro blanquivioleta hizo cuatro goles a los de Ramis y desinfló por largo tiempo el globo de la ilusión. De hecho, desde entonces ni por asomo se ha aproximado el Heliodoro a los dígitos de afluencia de público que registró aquel día (más de 18.000 espectadores).

Ahora, el Tenerife se encuentra ante el reto de girar su propia historia. Comparecerá hoy en su estadio fetiche (Movistar Plus, 20:00 horas) al abrigo de una afición entregada, pero que apenas ha visto ganar a los suyos una vez en los últimos siete encuentros. Una racha maléfica, y que además casi no tiene parangón en la historia reciente del representativo.

Asignatura pendiente

Otro muro que demoler: en sus casi 100 años de existencia, el Tenerife nunca logró un salto de categoría con tantas derrotas en el Heliodoro. Se da la circunstancia de que tres de sus tropiezos en casa se han producido ante los primeros de la tabla: Eibar (0-1), Valladolid (1-4) y Almería (0-1); y los dos más recientes en el epílogo de la competición, cuando ya la clasificación para la promoción estaba en el bolsillo, contra Málaga (0-2) y Cartagena (1-2).

No obstante, el tropiezo en la Isla que más dolió fue ante el rival más acérrimo (Las Palmas, 0-1) y que esta tarde vuelve al Rodríguez López. Fue justamente en la fecha para la que estaba previsto el pistoletazo de salida al Centenario, así que escoció todavía un poco más.

Entre derrotas y empates, el cuadro de Luis Miguel Ramis se dejó un total de 31 puntos en su campo. De hecho, durante el campeonato regular sus dígitos en casa le convirtieron en el duodécimo equipo de Segunda en una clasificación donde solo computasen los registros como local, superados sus guarismos (nueve victorias y cinco empates) incluso por varios equipos que se quedaron descolgados de la pugna por la promoción.

Lo que más llama la atención en un club tradicionalmente errático en sus salidas, es que el Tenerife de este curso sume incluso más como visitante que como local. Así, fue su extraordinaria solvencia fuera del Rodríguez López su gran argumento para haberse instalado con los mejores. En su condición de forastero, el Tenerife superó a casi todos sus rivales directos. Y la pregunta es, ¿por qué? «Estamos en mejorarlo», respondía hace solo unas semanas un analítico Pablo Larrea, hoy ausente en la convocatoria, y que subraya que «en el Heliodoro los adversarios obligan al equipo a proponer más». Sea como fuere, y llegados a este punto, se enfrenta el Tenerife al reto de pulverizar un largo catálogo de estadísticas desfavorables. No son solo sus números como anfitrión; el caso es que también que está inmerso en su peor racha de la temporada (tres derrotas consecutivas, lo que nunca antes había ocurrido) y en una larga sequía de sinsabores en sus enfrentamientos con Las Palmas. No en vano, su última gran conquista contra los amarillos data de 2019 y la inmensa mayoría de las eliminatorias contra ellos cayeron del lado grancanario.

Normal y lógico en este caudal de números grises y augurios pesimistas que el reto de este miércoles se convierta en un desafío superlativo para el Tenerife. Que recoge el guante y acepta el reto. Convencidos sus futbolistas de que están ante su gran ocasión de volver a la promoción a lo grande –fueron apeados por un gol en la última que jugaron, hace ahora cinco años– el papel de no favoritos lo asumen con deportividad y, por qué no, también desde la sensación de que puede sentarles bien. De tapados se vive mejor.

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Un factor favorable para el Tenerife es que cuenta con varios jugadores con experiencia en promociones y, de todos ellos, hay tres que ya lograron subir por esta vía. El éxito más reciente es el de Andrés Martín con el Rayo Vallecano, que triunfó desde la sexta plaza. Mucho antes, fue Dani Hernández el que conquistó el ascenso con los colores del Real Valladolid, con el que también subió Míchel, pero en 2018. El resto de experiencias fueron amargas para quienes las vivieron en primera persona. «Pero valen de aprendizaje», subraya Aitor Sanz. Los playoff también traen recuerdos dispares a Ramis y Cordero. El primero no subió con el Albacete; el segundo sí que lo logró con el Granada.