Gil urge una solución para evitar que Tenerife II se vuelva a quedar sin agua

El alcalde se siente ninguneado por el Estado

«Tuve que quitarle el agua al pueblo para dársela a la cárcel», lamenta sobre lo ocurrido durante el incendio forestal

Escolástico Gil, durante su conferencia en la Económica, el pasado jueves.

Escolástico Gil, durante su conferencia en la Económica, el pasado jueves. / El Día

D. Ramos

El Centro Penitenciario Tenerife II continúa sin una solución para evitar que se repitan los problemas de abastecimiento de agua que se dieron durante el pasado verano, y el alcalde de El Rosario, Escolástico Gil, se muestra muy molesto con esa falta de medidas. «Dos madres de presos que llamaron al Diputado del Común han tenido más fuerza que el alcalde de El Rosario diciendo que se podía quedar toda la prisión sin agua», lamentó sobre la atención que las autoridades supramunicipales han prestado a sus advertencias y quejas.

Gil se expresó en esos términos durante la conferencia Los problemas de gestión, enmarcada en un ciclo sobre el agua que se desarrolla en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife (RSEAPT). Como se recordará, el regidor rosariero había insistido en los últimos años en que este municipio se ocupa tanto del abastecimiento de agua como del saneamiento y depuración de las aguas de la cárcel, así como en los problemas de suministro del recinto. Y el pasado verano, en mitad del incendio forestal, la prisión se quedó sin agua.

 «¡Encima me entero de que habían dicho que la culpa era de la Alcaldía!», exclamó, antes de situar la responsabilidad en el terreno del Estado y de Instituciones Penitenciarias. «El alcalde de Rosario ha cumplido con su obligación, porque ni siquiera le dijeron la verdad sobre el día que le iban a llevar el agua a la prisión, y tuve que quitarle el agua al pueblo para dársela a la cárcel», recordó al hacer balance de aquello.

«El pueblo no entiende eso: que venga al Estado hace 34 años, te implante ese monstruo ahí y, encima, que le quites el agua a ellos para dársela a la prisión», manifestó el líder de la formación local Iniciativa por El Rosario-Verdes (IR-Verdes). Y prosiguió en la misma línea: «Pero, al final, el que tiene que mandar las cubas a la cárcel soy yo. Y tenemos todo documentado. ¡Ya está bien!».

Apuntó Gil que no tiene claro cuál es exactamente el problema de origen, pero sí que el recinto carece de capacidad de almacenaje. «Yo no sé qué está pasando: si el agua se pierde, si no se pierde, cómo están esas instalaciones, por qué no tienen una infraestructura que pueda almacenar agua cinco días para los reclusos...», indicó. «Lo que pasa es que no pueden venir de la metrópoli a pasar por un pueblo, no parar y decirte que la responsabilidad es tuya o del Cabildo. ¡Lo que nos faltaba ya! Por lo menos los ministros, cuando vengan, que se lean los papeles», dijo en referencia a la visita y acusación de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

«Yo soy honrado»

Gil expresó su malestar con la denuncia, de la que fue absuelto, en torno a la depuradora de La Campana. «Yo no soy un corrupto; soy una persona honrada». El alcalde rosariero lamentó: «Es muy difícil gestionar cuando, sin tener informes negativos, te ves investigado. No se puede denunciar a un responsable que está 25 horas pendiente de su municipio».