fiestas en güímar | Una de las celebraciones más multitudinarias de la Isla

Una peregrinación con aroma a albahaca

35.000 personas del municipio güimarero y otros rincones

de Tenerife arropan a la virgen del Socorro en la Bajada

Eduardo Cabellos

La devoción de los tinerfeños por la virgen del Socorro es tal que María Rodríguez y Yeray Pérez hicieron noche en una caravana para coger un buen sitio y vivir en primera línea la Bajada. «Nos quedamos en nuestra caravana cerca de la ermita. Por la mañana subimos en guagua a la plaza de San Pedro y acabamos de llegar caminando». Esta pareja de tinerfeños, María de 33 años y Yeray de 35, aprovecharon sus vacaciones para vivir por «primera vez» esta peregrinación multitudinaria. «No habíamos venido nunca y estamos muy sorprendidos de toda la gente que viene a ver a la virgen del Socorro», matizan.

La Bajada del Socorro volvió ayer a reunir en Güímar a miles de personas, alrededor de 35.000 según el Ayuntamiento. Muchos portaban el manojo de albahaca, utilizado desde siempre para camuflar el olor a sudor de los peregrinos, una de las peculiaridades de una celebración en la que también es marca de la casa la hospitalidad de los güimareros. Todo el que iba por el sendero de San Pedro al Socorro pudo degustar la carne fiesta con mojo y el vino que repartían los locales. Es la romería más antigua de Canarias, que cumplió ayer 380 años, y una de las más particulares. Entre todo el gentío se mezclaron las autoridades. Acudieron entre otros el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo; su homóloga del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila; y el alcalde de Güímar, Gustavo Pérez. Dávila aseguró durante el recorrido que «es muy emocionante poder estar en esta Bajada, más aún como güimarera». «Tengo muchos recuerdos de mi niñez en casa de mis abuelos en El Socorro», recordó la presidenta insular.

La afluencia masiva de peregrinos se registró desde el amanecer en la plaza de San Pedro. Los romeros más madrugadores llenaron el espacio alrededor de la iglesia y disfrutaron de la música y los bailes. Minutos después abandonaron la parroquia tras la misa de peregrinos, oficiada por el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez. Luego sonó el pasodoble Al Socorro –Nuestra Señora ya partió, con sus romeros hacia el mar, va cuesta abajo, lentamente, hasta el lugar, donde una tarde en Chimisay apareció– y la procesión se dirigió hasta la primera parada en la capilla de El Calvario, para hacer el descanso y continuar el descenso.

Una peregrinación con aroma a albahaca

Una peregrinación con aroma a albahaca / Eduardo Cabellos

Una fiesta con sofoco

El sofoco crecía a medida que la serpiente peregrina se acercaba al enclave costero del Socorro arropando a la imagen por los caminos de tierra. La ambulancia tuvo de hecho que socorrer a varias personas, que ya en el tramo final sufrieron un golpe de calor. Pero en general todos soportaron las altas temperaturas e incluso guardaron fuerzas para cantar y bailar con las parrandas.

Alrededor de las once de la mañana se lanzaron los primeros fuegos artificiales en honor a la virgen, cuando la población se acercaba al último tramo. Pasados treinta minutos, y cuatro horas y media después de la salida, la nube de polvo que venía del sendero de tierra avisó de la llegada de la venerada imagen. Luciendo su manto azul y dorado, donado en 1985 por Nicolás Barrera y elaborado en Madrid por unas monjas de Las Adoratrices, entró a la ermita entre aplausos y al canto de «¡viva la Virgen del Socorro!», «¡viva!».

Una peregrinación con aroma a albahaca

Una peregrinación con aroma a albahaca / Eduardo Cabellos

Una vez dentro, se celebró la misa del Recibimiento. No cabía un alfiler en el pequeño templo, en el que cobró más sentido que nunca el uso de la albahaca. Los asistentes miraban emocionados a la virgen mientras cantaba el grupo Virgen de la Peña. A muchos no pasó desapercibido el brillo de la ermita. Y es que acaba de ser restaurada. En los alrededores había familias enteras disfrutando del jolgorio, animadas por los acordes del timplista Antonio Rodríguez, un güimarero de 80 años que gozó de la romería como el que más. «Vivimos a varias calles de esta ermita. Siempre traemos algo de comida y el timple para cantar canciones típicas. Es una tradición familiar», cuenta Antonio rodeado de los suyos.

No solo los residentes en Güímar lo viven con pasión. También otros que se han marchado en busca de una vida mejor pero siempre vuelven al Socorro por la Bajada. Es el caso de Alicia Hernández, de 56 años, güimarera de nacimiento pero que vive en Los Llanos de Aridane (La Palma) por trabajo. «Solo falté el año de la pandemia y porque no se celebró. Al resto he venido a todas».

Una peregrinación con aroma a albahaca

Una peregrinación con aroma a albahaca / Eduardo Cabellos

Hasta el Humilladero

Algunas personas mayores hacen el recorrido a su manera. Ahí está Pepe Díaz, de 74 años, que narra cómo se organiza: «Temprano me fui arriba, a San Pedro, y a eso de las ocho y media acudí a la ermita en coche antes de que llegara la virgen». Casi al caer la tarde, sobre las 19:00 horas, se celebró la procesión hasta el Humilladero de la Cruz de Tea. Allí, la virgen del Socorro presidió la ceremonia de los guanches y la petición de socorro, que simboliza el encuentro de la imagen con los aborígenes en la playa de Chimisay, la leyenda que está detrás de esta celebración. Por último, a las nueve de la noche, tuvo lugar la misa de los difuntos, que dio paso a la procesión de Las Candelas y al rezo del santo rosario, en el momento de más recogimiento de toda la jornada.

Una peregrinación con aroma a albahaca

Una peregrinación con aroma a albahaca / Eduardo Cabellos

Hoy, festivo en Güímar, la virgen retorna a la iglesia de San Pedro después de la misa de acción de gracias (17:00 horas). La Subida del Socorro se verá de nuevo como una columna de gente, sobre todo güimareros, que la acompañarán de regreso. Allí cantará la Agrupación Virgen de la Peña otra vez. La güimarera María del Carmen Díaz será la encargada de limpiar el rostro de Nuestra Señora del Socorro, en el pabellón Tahona, antes de su llegada al pueblo. En él estarán esperando los más pequeños mientras realizan actividades infantiles para fomentar el juego tradicional de pares o nones. La festividad de hoy terminará con la entrega de la virgen del Socorro a los guanches por los peregrinos bajo una lluvia de fuegos artificiales.

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