Ecología | Descubrimiento universal desde la Isla

Tenerife es el primer ejemplo mundial de cómo se adaptan las plantas en islas

La ULL participa en un estudio pionero, publicado en la prestigiosa revista ‘Nature’, sobre acoplamiento de la diversidad funcional de la flora en un ámbito insular oceánico

Ejemplar de bejeque, especie característica de la ‘teoría del doble huevo frito’ por su adaptación al ámbito insular

Ejemplar de bejeque, especie característica de la ‘teoría del doble huevo frito’ por su adaptación al ámbito insular / E. D.

Tenerife es el primer ejemplo mundial que explica la adaptación de las plantas en los ámbitos insulares oceánicos. Así lo concluyeron los investigadores del grupo de Ecología y Biogeografía Insular de la Universidad de La Laguna (ULL) Rüdiger Otto Dittmann y José María Fernández-Palacios, quienes participaron en un estudio internacional liderado por la ecóloga colombiana Martha Paola Barajas Barbosa, de la Universidad de Gotinga (Alemania). El trabajo fue recientemente publicado en la prestigiosa revista científica Nature. Esta teoría ha revelado, por primera vez, los rasgos funcionales –morfológicos y químicos– de las plantas que constituyen el conjunto de la flora vascular nativa de una isla oceánica.

Los investigadores se centraron en Tenerife y descubrieron que el medio ambiente insular, junto con procesos biogeográficos y evolutivos, determina las características y estrategias ecológicas únicas de las plantas de esta Isla.

Gran valor

José María Fernández-Palacios, catedrático de Ecología de la ULL y firmante del estudio, valora el resultado en una doble vertiente. Por un lado, el hecho de que haya sido publicado en Nature –junto a Science, las revistas de referencia para la comunidad científica mundial–. El investigador lo explica: «Hay que tener en cuenta que el ranking de Shangai, que evalúa anualmente el nivel de las universidades de todo el mundo, basa sus notas en el número de premios Nobel y en las publicaciones realizadas durante el año en esas dos revistas». Subraya: «Es un motivo de gran orgullo haber podido hacerlo. Va a ser visto, leído y analizado en todo el mundo. Incluso, podría ser rebatido o contestado, pues la ciencia siempre está abierta al debate».

El principio

Paola Barajas vino a vivir a Tenerife durante un par de años en los que analizó los rasgos de la flora nativa de la Isla. «Los rasgos, no los nombres, cuyo estudio a través de un listado es lo más habitual», aclara Fernández-Palacios. Se trataba de ver cómo son las especies (árboles, herbáceas, arbustos...). Suculentas (acumulan agua) o no, con hojas más grandes o más pequeñas, si las semillas pesan mucho o poco... El experto aclara: «Eso no se había hecho nunca a escala insular, sí en el continente, ni en cuanto a los rasgos funcionales de la flora nativa completa de una Isla, es decir, de las especies endémicas, que solo se dan aquí, y de las nativas no endémicas, propias, aunque existan en otros lugares. Esto tiene una gran trascendencia». Entre los resultados del trabajo, el profesor destaca que «la diversidad de rasgos funcionales en las plantas canarias se engloba en la disparidad de las mundiales frente a las conclusiones de otros análisis». Esos trabajos dividían las plantas del mundo en dos grandes grupos: árboles y herbáceas.

El ‘doble huevo frito’

Fernández-Palacios apunta: «La llamamos la gráfica del doble huevo frito porque se parece a cuando se pegan en la sartén. Dos grandes núcleos, árboles y herbáceas. Pero cuando analizamos las plantas tinerfeñas comprobamos que ocupan un nuevo nicho, el de las arbustivas, que ni son árboles ni son hierbas». Añade el catedrático: «Son arbustos, porque una tendencia típica de las plantas en islas oceánicas es hacia lo que se denomina la lignificación (leñosidad) secundaria. Esto significa que especies que llegan a Tenerife como hierbas, con el paso del tiempo y por diferentes motivos aún no explicados, aunque hay varias teorías, se convierten evolutivamente en arbustos y tratan de rellenar un nicho que no existe». El relato científico continúa: «Se convierten entonces en arbustos y la gran mayoría de los endemismos canarios son arbustivos».

La historia se repite

El paso evolutivo de hierbas a leñosas ha ocurrido al menos cuarenta veces de forma independiente en la flora canaria. Siempre es la misma historia. Valora: «Hierbas que llegan con mayor facilidad a las islas y con el paso del tiempo se convierten en leñosas y comienzan a diversificar dando lugar a múltiples especies. A diferencia de lo que ocurre a nivel global, en Tenerife, y creemos que es un ejemplo extensible a todas las islas oceánicas, se disparan los arbustos. Este fue el motivo fundamental de poder publicar en Nature».

Hay otra variable interesante, aunque, apostilla el profesor, «más compleja tal vez de entender». La disparidad de la flora canaria, los diferentes tipos de rasgos o características que tiene, «no surgen de la radiación in situ, producto de nuevas especies que llegan y dan lugar a otras nuevas, sino por la colonización». Es decir, «las especies que colonizan ocupan esos nichos y las que radian en Canarias no lo hacen sino que van a ocupar el vacío de la ausencia de arbustos».

Marco diferente

En Hawái a 3.500 kilómetros del continente, en concreto de California, «un archipiélago oceánico como el nuestro», señala el investigador, «llegan muchas menos especies que a Canarias por la distancia, de manera que allí las plantas diversifican y crean todo ese conjunto de rasgos». En Canarias y en Tenerife, al no estar tan lejos de la costa llegan sin radiar aquí, directamente; las que radian aquí están en esos nichos ocupados y se limitan a ser arbustos. Eso es novedoso porque siempre se pensaba que era la radiación la que creaba nuevas formas». Concluye: «Estamos convencidos de que lo que hemos visto aquí se va a repetir en las islas oceánicas del mundo».

Las claves

El estudio de las universidades de Gotinga y La Laguna confirmó que las condiciones ambientales influyen en el tamaño y la forma de las plantas en la isla. Los factores climáticos, predominantemente semiáridos, de Tenerife, favorecen el crecimiento de arbustos, posiblemente debido a un síndrome llamado leñosidad secundaria o insular.

La investigación también resaltó el impacto significativo de la capacidad de dispersión de las especies y la colonización de nuevos hábitats en la formación de la diversidad de los rasgos funcionales de las plantas de la isla.

Característica

Una alta capacidad de dispersión favorece la diferenciación de los rasgos funcionales de la flora, mientras que la diversificación in situ, es decir, la evolución de nuevas especies endémicas en una isla a partir de un ancestro, aumenta la similitud de los rasgos. Estos resultados novedosos son contrarios a la teoría clásica de la biogeografía insular, que postula una convergencia de rasgos funcionales por el filtro de la dispersión y una divergencia de rasgos por la adaptación evolutiva de las plantas a nichos ecológicos abiertos en islas oceánicas.

El profesor Fernández-Palacios reflexiona para concluir: «Los conocimientos obtenidos al estudiar los rasgos funcionales de las plantas pueden contribuir a diseñar estrategias de gestión más efectivas y mejorar nuestra comprensión de las respuestas ecológicas a los cambios globales».

Un descubrimiento de gran nivel científico mundial con Tenerife como marco de referencia y su primer centro académico, la Universidad de La Laguna, en el foco del conocimiento investigador.

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