Opinión

Intolerancia mórbida

La obesidad es uno de los factores desencadenantes de la hidradenitis supurativa.

La obesidad es uno de los factores desencadenantes de la hidradenitis supurativa.

Marcelo era un hombre gula. Devoraba con determinación cualquier atisbo de alegría y masticaba sin decoro el más mínimo nutriente de ilusión. Su cuerpo era una superficie inflada de avaricia que alimentaba un deplorable estado de intolerancia mórbida. Es Míster Creosote en El sentido de la vida de los Monty Python vomitando una y otra vez en aquel restaurante surrealista. Marcelo era un problema de salud pública normalizado, un caso diagnosticado de intolerancia afectiva y solipsismo que engordaba día a día por el uso abusivo de mensajes sesgados. Las autoridades sanitarias recomiendan para estos casos una dieta sana y equilibrada que contenga todos los componentes de decencia y en las cantidades adecuadas para que una persona pase de ser un tirano a convertirse en un ciudadano despojado del despotismo predominante. Hasta el momento no se han desarrollado vacunas prodigiosas ni pócimas mágicas: la solución es la inoculación de diferentes enzimas de educación de forma prolongada en el tiempo para combatir la intolerancia mórbida. Marcelo consume entre 1.500 y 2.300 calorías de exabruptos, improperios y mofas ultraprocesadas que superan de forma considerable la ingesta establecida por la Agencia Mundial del Respeto. Toda la ira y el odio que traga de más queda registrado en su organismo como reserva energética, generalmente convertida en grasa dañina. Un régimen estricto requiere de un esfuerzo en ocasiones sobrehumano. El de Marcelo es de orientación castrense, y se consigue con mucha voluntad a través de una dieta variada que incluya 200 gramos de empatía cada ocho horas, para mejorar los niveles de aceptación del diferente, bien sea por su color de piel, tendencia sexual o género; 500 gramos de resiliencia cada doce horas, para crecer en positivo y no criminalizar a la inmigración y a los sectores más vulnerables; 400 gramos de generosidad una vez al día, para estar dispuesto a compartir y dar a los demás; y, sobre todo, el respeto y la humildad, que se puede recetar en altas cantidades por sus propiedades curativas y nulos efectos secundarios. En cualquier caso, es importante incluir mucha lectura para que la combinación entre estos dos factores, dieta saludable y entrenamiento intelectual, repercuta positivamente en pacientes con intolerancia mórbida. Según los últimos estudios, se han validado conclusiones esperanzadoras sobre los probióticos de equidad e igualdad, una bacteria esencial para vivir en sociedad que ha mutado en cepas cada vez más sorprendentes. Mejora el sistema inmunitario de la comprensión y la caridad, y ayuda a reducir la incomodidad que provoca el chivo expiatorio de la culpabilidad ajena. Marcelo engulle como una serpiente la bollería industrial de la mezquindad, porque sabe que es el rey en una sociedad crispada y polarizada, una comunidad que castiga al que piensa diferente independientemente de su ideología. Sin embargo, no todo está perdido. Se va acercando el verano y es el momento de aparentar afabilidad y perder esos kilitos de intransigencia y fanatismo que Marcelo ha ganado en invierno. Comienza la operación bikini y él lo sabe. No todo está perdido; hay remedio contra la intolerancia mórbida para todas las estaciones del año.

@luisfeblesc

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