Triunfo de banquillo para mantener la esperanza en la recta final de la Liga

El Tenerife consigue desbloquear el partido con el Racing de Ferrol en los últimos minutos gracias a la aportación de jugadores que habían salido del banquillo. A falta de cuatro jornadas, sigue a seis puntos del sexto.

Julio Ruiz

Julio Ruiz

El Tenerife derrotó al Racing de Ferrol en el Heliodoro para enlazar dos triunfos por quinta vez en la presente temporada –le falta llegar a un tercero– y dar sentido a las previsiones más optimistas que todavía le dan opciones de completar el calendario en la zona de promoción de ascenso, objetivo que depende de que estire la racha que inició en Oviedo (0-1) y que continuó con el 2-0 de este domingo. Necesitaría llevar el pleno al límite. Lo nunca visto. Como si fuera fácil. Por delante, la visita al Cartagena, el duelo en casa con el Amorebieta, el viaje a Burgos y el cierre en la Isla con el Real Valladolid.

Lo cierto es que el Tenerife estuvo a punto de apagar la calculadora. El empate no le habría servido para llegar a nada, más allá de a una permanencia desahogada. El 0-0 inicial se alargó hasta el minuto 88, momento en el que los suplentes salieron al rescate del equipo. Primero con un gol de Teto en el que participaron Nacho y Ethyan, y luego con otro de Bodiger a pase del lateral madrileño.

El partido rompió el cascarón con dominio de un Racing valiente, dispuesto a ejecutar su plan sin complejos. Un plan consistente en el manejo del balón y en la insistencia en explorar vías de acceso por la banda izquierda, defendida por Aitor Buñuel, a quien le tocó, como en el Tartiere, proteger esa zona del campo a pierna cambiada para que Mellot desempeñara su función en su lado natural. Pero el del conjunto ferrolano fue un control sin profundidad, o por lo menos, sin la suficiente para inquietar a Soriano y compañía. Los de Cristóbal Parralo estaban más despiertos en la presión y en la anticipación, pero sin más. Al Tenerife no le molestaba que su oponente se empeñara en llevar la iniciativa. De hecho, la primera llegada peligrosa fue suya. A los blanquiazules les bastó con colgar un balón para que Gallego ejerciera de pantalla y liberara una volea de Luismi en la frontal del área. Fácil para el guardameta Cantero (5’).

El Racing ponía las intenciones, pero el Tenerife empezaba a morder sin la necesidad de amasar un pase tras otro. Bajo esa dinámica, cualquier despiste ferrolano podía costarle caro, como una pérdida que cometió en el medio del campo en el minuto 13, finalizada con otro chut de Luismi, de nuevo a las manos del portero. Al rato, y sin tener que dejarse toda la energía en la presión, el Tenerife volvió a aprovechar otra mala entrega en la zona de creación. Mellot estuvo atento al fallo. Esta vez fue Ángel el que rubricó la transición. Lo hizo a la media vuelta con un tiro raso pegado al palo. Fuera. A esas alturas, los locales ya habían dado un paso al frente a costa de un Racing menos constante.

Los de Garitano –pendiente de lo que pasaba en el campo desde las cabinas por la sanción que tuvo que cumplir– tomaron el mando y aumentaron la frecuencia ofensiva. Y también la sensación de estar cada vez más cerca de marcar. Sin ir muy lejos, con un disparo de Roberto López al palo en el minuto 26 al recibir un pase de Gallego. El ariete blanquiazul fue el siguiente en calibrar su puntería. En su caso, enriqueciendo un balonazo lejano de Mellot (27’).

El partido se animó de camino al descanso. El Tenerife siguió poniendo de su parte, especialmente Ángel, primero con un remate a dos metros de la línea de gol, con el obstáculo de un defensa y no del portero, que había abandonado su sitio para molestar a Gallego. El lagunero no dirigió bien su golpeo raso(36’). Tampoco tuvo premio con un cabezazo en el 44’ en una falta lateral lanzada por Roberto López. Pero en medio, el Racing también se había animado. Sin ser un intercambio de golpes, el conjunto verde se encontró con una ocasión clara en el minuto 42. La protagonizó Jon García cazando en el punto de penalti un saque de esquina. Tras zafarse del marcaje de Mellot, metió la bota y envió el balón al centro de la portería. Soriano no tuvo que moverse.

Tras el descanso, el partido entró en una fase en la que las interrupciones e imprecisiones se fueron comiendo la voluntad de canalizar el juego. Por parte de unos y de otros. Pero los blanquiazules acabaron con esa tendencia gracias a un par de oportunidades seguidas en torno a la hora de juego. Una de Ángel, tras controlar, recortar, entrar en el área y armar un remate que se desvió a córner; y otra que se le escapó a Gallego, precisamente tras ese saque de esquina. Jon García le quitó el remate de la cabeza casi sobre la línea.

El Racing, que ya había recibido ayuda desde el banquillo a modo de cambios, se arrimó a la inspiración de su máximo goleador, Iker Losada. No dudo en asumir la responsabilidad y fabricar un disparo en conducción que no cogió camino (61’). Tampoco el de Chuca, mucho más claro, a pase de Iker. Los de Ferrol habían perdonado con un par de chispazos que hicieron dudar a los tinerfeños. Y puede que también a Garitano, que ordenó de inmediato los primeros relevos: Nacho por Aitor Buñuel y Teto por Luismi Cruz. Una banda izquierda nueva para apuntalar la zona más blanda de los locales.

Lejos de intensificarse, el pulso se fue atenuando. Un querer y no poder compartido en el que empezaron a pasar pocas cosas. Como mucho, una caída de Giménez en el área, presionado por Williams y Nacho, que provocó las protestas del delantero. El árbitro no señaló nada. La impresión que quedó fue que el atacante se había tirado al notar la cercanía de los delanteros. González Díaz no picó.

Con el partido apagándose, Asier refrescó el frente ofensivo con Ethyan por Ángel, y un poco más tarde, con Jiménez, de vuelta tras su lesión, por Enric. También recargó las pilas en el medio. Sacó a Corredera y metió a Bodiger.

Y cuando parecía que el Heliodoro iba a registrar un 0-0 por segunda vez consecutiva, tras el empate con el Leganés, los sustitutos se encargaron de arreglar las cosas. En el minuto 88 irrumpió Nacho por la banda izquierda para conectar con Ethyan, quien puso el balón en el corazón del área para que Teto entrara con todo y tocara la pelota lo justo para que se colara en la portería. Con el Racing desconcertado, Nacho volvió a poner su toque de distinción. Sacó una falta lateral medida para que Yann Bodiger rematara a gol por alto, imposible para un desprotegido Cantero. En cuestión de 4 minutos, el 0-0 se había transformado en un 2-0 para un Tenerife que recibió el premio de la perseverancia, un desenlace que tuvo en sus manos por momentos –también el rival– y que agarró en el instante preciso para atrapar la victoria.