Dominio sin gol del Tenerife ante el Huesca (0-0)

El equipo blanquiazul no pasa del empate (0-0) y confirma su condición de equipo de media tabla a falta de once jornadas para el final del calendario. Los de Asier Garitano generan, pero no finalizan con acierto.

Julio Ruiz

Julio Ruiz

El 0-0 de entre el Tenerife y el Huesca no fue de esos que quedan ocultos en la espesura, de los que aburren de principio a fin e invitan al espectador a pensar en otra cosa. Los blanquiazules no desarrollaron un partido ideal, claro está, pero sí generaron lo suficiente para merecer el triunfo. Como muestra, un mano a mano de Ángel en la segunda mitad, de esos diseñados para él, que el delantero no logró resolver. Pero no hubo manera de saltar el consistente muro que ha construido Antonio Hidalgo en un Huesca que también se acercó a la victoria con un par de ataques en los que Soriano volvió a ser salvador. El punto no hace sino confirmar al Tenerife como un equipo de media tabla cuando solo quedan once jornadas para el cierre del calendario. Con un total de 41, el representativo sigue su descorazonador 'paseo' hacia la permanencia. Sin más.

El Tenerife entró mejor al partido. Con una presión adelantada, supo cómo crearle problemas a un Huesca que quiso darle continuidad a su contrastada fiabilidad defensiva —ya son siete jornadas seguidas sin encajar goles–, apuntalada por tres centrales y dos carrileros. A menudo, esos problemas tenían su origen en errores no forzados de los futbolistas de Antonio Hidalgo, algo fallones en el arranque, especialmente Martos. Nada que no corrigieran otros.

Pero ningún desliz puso en peligro el 0-0 para los azulgranas, pese a la insistencia de los tinerfeños, cuya producción ofensiva en la primera parte quedó reducida a un único remate entre los tres palos, protagonizado por el más perseverante de todos, Roberto López, a los 13 minutos, fácil para el guardameta Álvaro Fernández. Su colega Juan Soriano apenas tuvo que intervenir en ese mismo período. Los oscenses solo inquietaron con un jugada individual de Hugo Vallejo, que empezó dejando en la cuneta a Jérémy Mellot y se coló hasta la línea de fondo para meter un pase que despejó Nacho (15'). No hubo más en el área tinerfeña. Eso sí, el Huesca fue cogiéndole el pulso al encuentro poco a poco y, de camino al descanso, llegó a tener ratos de dominio, pero sin profundidad. En realidad, el control fue tinerfeño.

Un manejo al que le faltó el toque distintivo del gol. De entrada, los de Garitano pusieron de manifiesto sus intenciones con una carrera en conducción de Mellot y un chut de Teto desde la frontal del área. Cinco minutos para marcar territorio. Cogió el testigo Roberto, cuyos intentos rebotaron una y otra vez en la muralla visitante, con la excepción del disparo del minuto 13. Hasta en tres ocasiones, el balón lanzado por el portador del dorsal 14 cambió su dirección al chocar con un adversario. Teto y Waldo, alternando posiciones en las bandas, y la presencia de Enric Gallego, agitaban de manera intermitente la propuesta ofensiva de un Tenerife que se estiraba a ráfagas. Insuficiente para doblegar a un Huesca al que le daba para conservar el empate inicial, a pesar de evidenciar algunas lagunas provocadas por desajustes y también por la capacidad de los banquiazules para erosionar, a su manera, una resistencia formada por cinco defensas. Hidalgo había preparado a los suyos para un comienzo enérgico del Tenerife. Sabía de lo que hablaba por propia experiencia. Su advertencia tuvo el efecto buscado, dado el resultado. El primer tiempo dejó la conclusión de que los locales iban a tener que hacer algo más para poder vencer a un Huesca pleno de confianza por su racha de porterías a cero y sujeto a algún chispazo puntual para decantar el encuentro a su favor.

La voluntad del Tenerife quedó patente en la reanudación, con un centro desde la banda derecha de Waldo Rubio que cabeceó Enric Gallego con autoridad llegando desde atrás. El balón salió rozando el palo. Habría sido imparable para Álvaro. Los blanquiazules habían dado otro paso, evitar los inicios fríos de otras segundas partes.

El Huesca parecía conforme con lo que tenía, pero la suya era una falsa apariencia. De hecho, no tardó en presentar una evolución de su verdadero plan de partido, el de tratar de sorprender al contragolpe. Lo hizo a raíz de una pérdida de José Amo en el centro que aprovechó Hugo Vallejo para plantarse en el área y armar un disparo que fue a parar a Obeng, cuya intervención bastó para que el balón se colara en la portería. El pánico en el Heliodoro duró lo que tardó el árbitro en anular la acción por fuera de juego. El 0-1 no valió, pero el Huesca demostró que tenía argumentos para desmontar a su rival con tres pases.

Esa dinámica fue cogiendo cuerpo. El Tenerife trataba de empujar con posesiones en el campo rival y el Huesca encontraba cada vez más vías para correr con espacios. En una de esas, Soriano emergió para protagonizar una de sus paradas salvadoras. En este caso, a tiro de Pulido en el área pequeña (62'). El partido se había roto y Garitano preparó cambios. En el 64’, Roberto y Teto, al banquillo; Rahmani y Ángel, a escena –compartiendo minutos con Enric Gallego–. El lagunero puso a prueba su puntería con una falta directa en el 68', sin consecuencias para Álvaro Fernández. Poco después, sí tuvo el gol en sus botas. Gallego robó el balón en el medio y filtró un pase para la carrera de su compañero, que se plantó solo delante del guardameta. Intentó picar la bola y su oponente tapó el hueco para desesperación del delantero y de todo el estadio (71').

Enseguida volvió a mover piezas Garitano. Prescindió de un agotado Waldo, apostó por Bodiger y desplazó a Corredera a la zona de interior derecho. El gerundense recuperó su sitio un poco más tarde, tras la sustitución de Sergio, aparentemente sobrecargado. También se sumó Romero, uno de los blanquiazules con menor participación en la Liga. Incomprensible, dada la capacidad de desborde que dejó entrever.

De ahí al final fue el Huesca el que estuvo más cerca de vencer. La ocasión más clara fue suya. La tuvo el japonés Kento y la disolvió Soriano con otro paradón. Al Tenerife le quedó la intención. Como se suele decir en estos casos, jugó con más corazón que cabeza, también contra el cronómetro, para terminar sumando un punto que lo deja todo más o menos como estaba, con números de media tabla a las puertas de la doble salida a los campos del Espanyol y el Real Zaragoza. El Heliodoro volverá a abrir las puertas el 7 de abril con motivo de la visita del Eibar. Habrá que ver si será con los 50 al alcance o con mayores urgencias.