El Tenerife cede en el tiempo añadido

Primera derrota de los blanquiazules a domicilio. Roberto López anota el 0-1 en el minuto 13 y el Sporting remonta con tantos en el 21 y en el 94

Enric Gallego.

Enric Gallego. / Aurelio Florez

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Llegó la primera derrota a domicilio de la Liga 23/24. Después de ganar en Huesca y en Andorra, el Tenerife se quedó sin sumar en El Molinón, ese estadio que se le había dado tan bien en otras ocasiones. Esta vez fue el escenario de un desenlace tan doloroso para los blanquiazules como probablemente merecido, ya que el Sporting fue el que se acercó más a una victoria que se produjo tras una remontada que se consumó en el tiempo añadido, ya casi sin margen para la reacción de los isleños.

El Tenerife se adelantó en su segundo acercamiento al área, en el minuto 13, gracias a un certero remate de Roberto López, pero no pudo conservar esa renta. Encajó el empate poco después, en el 21’, y trató de resistir –sin renunciar a la victoria– para, al menos, llevarse un punto deEl Molinón. Cuando ese premio parecía amarrado, emergió el central Insua en el alargue para batir a un Juan Soriano que solo había recibido un tanto en las cinco jornadas anteriores.

El 2-1 no coincidió con un bajón alarmante en el funcionamiento colectivo del conjunto de Asier Garitano respecto a las anteriores actuaciones. No hubo mala imagen. El equipo tuvo sus momentos, tuvo ratos en los que fue competitivo, mostró cierta madurez y estuvo a un paso de quedarse con un valioso empate. Pero acabó cediendo ante un Sporting con mayor empuje y pegada en los metros finales, un adversario que puso algo más para ganar. Precisamente, ese caudal ofensivo, por cantidad y continuidad, sí se echó en falta por parte de los tinerfeños. La apuesta por Dauda resultó fallida y solo Waldo irrumpió dos o tres veces para crear peligro.

El Tenerife no necesitó generar mucho para marcar. Casi nada. Se había animado en el primer minuto con una cabalgada de Nacho que acabó con un centro que cazó con dificultades por alto Enric Gallego sin el destino deseado. A partir de ahí, tardó un rato en volver a acercarse al área, pero cuando lo hizo, golpeó con máxima efectividad. Waldo Rubio, situado de inicio en la banda derecha, puso dos centros consecutivos, uno despejado y otro medido a la frontal del área, donde esperaba Roberto López para golpear el balón con un toque raso y pegado al palo, imposible para Yáñez. Los blanquiazules no podían pedir mucho más en un partido que, a esas alturas, se había convertido en un pulso más táctico que frenético o abierto. En esa incierta puesta en escena, el Sporting se propuso llevar la iniciativa e insistir por los costados, con el potente Hassan y con Gaspar dándole problemas Nacho y a Mellot –Garitano cambió los laterales de la jornada pasada–. Pero ese plan apenas le sirvió a los de Miguel Ángel Ramírez para acorralar de vez en cuando a un Tenerife seguro en su fase defensiva, incluyendo a Loïc Williams, que se estrenó como titular en Gijón.

El 0-1, el zarpazo blanquiazul, tampoco alteró el guion. Los visitantes siguieron a los suyo, protegiéndose, modulando la presión y tratando de sorprender al contragolpe, y los locales continuaron con la idea de llevar la iniciativa, esta vez con la necesidad de apretar un poco más el acelerador para neutralizar la mínima desventaja, meta que no tardaron en alcanzar.

Poco después del tanto de Roberto, el árbitro anuló un gol de Djurdjevic (17’) por rozar el balón con la mano antes de resolver un barullo en el área y batir a Soriano. Fue el aviso de lo que acabaría llegando, el 1-1 firmado por Gaspar, que inició y finalizó la acción de la igualada. El extremo envió la pelota al área, desde su costado derecho, Cote le dio continuidad y el mismo Gaspar anotó llegando desde atrás (21’), fuera del alcance de Nacho y despegado de Waldo, que había perdido su marca. Tanto el gol anulado como el que sí valió, tuvieron en común un mayor acierto del Sporting más que graves errores atrás del Tenerife. Visto de otra manera, no fue injusto que se produjera el empate.

Con ese panorama, los blanquiazules tuvieron el mérito de enfriar la reacción sportinguista. Se hicieron con el dominio del balón y evitaron males mayores de camino al tiempo de descanso. Apenas pasó nada en ese tramo.

El intermedio no le vino mal al Tenerife. Al menos, su regreso al campo fue prometedor. Un punto más de agresividad, de precisión y de velocidad en la circulación. Unos 10 minutos de mayor control y presencia en el campo contrario, pero sin una producción concreta.

Ramírez detectó la fuga y realizó dos cambios en el 55’, Queipo y Varane por Gaspar y Nacho. La respuesta de Garitano fue inmediata, Bodiger relevó a Roberto López y Elady ocupó el puesto de Dauda.

Casualidad o no, a continuación fue el Sporting el que retomó el mando de manera clara. Hassan asumió la responsabilidad casi en solitario y volvió a poner en aprietos a la defensa tinerfeña. Para evitarlo, Asier refrescó el lateral izquierdo. Sacó a Nacho y puso a Medrano en un minuto, el 66’, en el que Teto sustituyó a Waldo.

El manejo desde los banquillos le sentó mejor a un Sporting que se lanzó a por el gol del triunfo con más garra y de manera decidida. Lo tuvo en sus botas Cote con un espectacular lanzamiento de falta directa –provocada por Loïc sobre el desequilibrante Hassan– que se estrelló en el larguero (70’).

Los blanquiazules habían escapado y miraban de reojo un cronómetro que, visto lo visto, corría a su favor. Pero el Sporting no había dicho la última palabra. Ya sin Hassan en el campo, siguió intentándolo y obtuvo la recompensa en el tiempo de prolongación –el árbitro añadió 7 minutos–. El definitivo 2-1 nació en un saque de esquina lanzado por Cote que transformó en gol Insua con un remate de cabeza imparable. El central dejó en nada el tibio intento de Fer Medrano de impedir su salto.

A la desesperada, el Tenerife quemó sus mínimas opciones en un córner que contó con la ayuda de Soriano como un atacante más. Al Sporting le bastó con ser contundente en los pocos segundos que faltaban para asegurarse su tercera victoria consecutiva en casa. En cambio, para los isleños seguirá siendo una cuenta pendiente lo de enlazar tres triunfos. No lo logra desde comienzos de 2021.

Ahora le toca intentar abrir otra serie positiva. El primer paso presenta un cartel de lujo, nada más y nada menos que un Tenerife-Espanyol en el Heliodoro. O lo que es lo mismo, cuarto contra segundo. Nadie dijo que iba a ser sencillo.

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