Segunda RFEF

Carlos Abad recupera la sonrisa

El portero tinerfeño, que se quedó sin equipo en verano de 2021, capitanea ahora al histórico Hércules, con el que ha brillado en el reciente ascenso a Primera Federación

Carlos Abad celebra una victoria del Hércules tras dejar su portería a cero.

Carlos Abad celebra una victoria del Hércules tras dejar su portería a cero. / Hércules CF

Carlos Abad debutó en el CD Tenerife con solo 19 años (cumplirá 29 el próximo 28 de junio). Lo hizo en la temporada 14/15, el curso caótico del regreso a la Isla de Alfonso Serrano que se saldó con el despido de Álvaro Cervera. Aquella temporada Jacobo Sanz y Roberto Gutiérrez eran los dos primeros porteros del representativo y Nau García debía ser el tercero. La apuesta por Jacobo salió rematadamente mal, Roberto no cumplió las expectativas y Nauzet se había roto el cruzado.

Fue entonces, con el peor escenario deportivo posible y como consecuencia de sendas lesiones de Jacobo y Roberto, cuando a Carlos le tocó ponerse bajo la portería del Tenerife. Aquella que había abandonado Sergio Aragoneses un año atrás y que en apenas ese tiempo había triturado a dos de sus compañeros. Carlos cumplió y se destapó como un arquero de futuro, y también de presente. Pese a ello, la llegada de Dani Hernández en el mercado de invierno le impidió consolidarse y el siguiente verano salió cedido al Real Madrid Castilla. Para entonces, había jugado solo nueve partidos con el representativo.

En la casa blanca pasó las dos siguientes temporadas. Disputó 63 partidos en Segunda B antes de regresar al Tenerife en la 17/18. Martí le había llamado para hacerle ver que contaba con él, pero no fue así. Dani Hernández, que venía de hacer una fantástica temporada y rozar el ascenso a Primera, comenzó siendo titular. Fue en diciembre cuando, tras varias malas actuaciones de Dani, a Carlos se le brindó a oportunidad. Ya se había visto en una situación similar y había salido airoso aún con menos experiencia. Esa vez no fue así. No estuvo bien y se le cerró la puerta. Esos tres, y el que le brindó Etxeberría en la última jornada del campeonato, fueron sus últimos partidos con el Tenerife.

Ese verano fichó por el Córdoba y, aunque empezó bien, no pudo evitar el descenso del cuadro andaluz a Segunda B. La recta final de temporada fue muy dolorosa y acabó desplomándose junto al resto del equipo. Se marchó a Grecia en la 19/20 (el año del coronavirus) y cuajó un excelente campeonato. Quería seguir, pero el Xanthi no le ofreció la renovación. Regresó a España para aceptar la propuesta del Deportivo de La Coruña (en Segunda B) y jugó 14 partidos en el cuadro gallego. Tampoco se pudo asentar.

Carlos esperó demasiado en el verano de 2021 y se quedó sin equipo. El campo de fútbol de El Mayorazgo, en La Orotava, se convirtió en su lugar de entrenamiento. Fue allí donde vivió la cara más amarga del fútbol, pero nunca pensó en dejarlo.

El día más feliz de su vida

El fútbol premia a los que persisten y a Carlos le devolvió lo que le debía con su reciente ascenso a Primera Federación con el Hércules, equipo por el que fichó en la 22/23. La primera temporada no fue buena, pero el portuense sintió que había encontrado su sitio, por eso declinó propuestas de Primera Federación. Acertó de pleno.

Capitaneando al cuadro alicantino, Carlos ha sido una pieza fundamental en la excelente temporada del Hércules, cuyo estadio se llenó para empujar al equipo en el duelo del pasado fin de semana frente al Lleida. Casi 30.000 personas abarrotaron el Rico Pérez.

«Fue el mejor día de mi vida», declaró emocionado Abad en Radio Marca Tenerife. El guardameta, que tardó media hora en llegar al vestuario debido a una invasión de campo, bromeó cuando recordó el golpe que recibió de uno de los aficionados que saltaron al césped y que, al querer alcanzarlo desde detrás para abrazarlo, resbaló y le golpeó. La imagen ha dado la vuelta al mundo.