Contra todos los pronósticos

Lo tiene difícil, muy difícil, el Lenovo Tenerife en la serie de cuartos de final del playoff por el título de la Liga Endesa. El cuadro aurinegro tiene por delante el descomunal desafío de tumbar al Barça y de hacerlo, además, con el primer punto de los tres en juego en contra tras el tropiezo del domingo en el Palau (96-86). Fuera de la pelea final por la Euroliga y derrotado por el Real Madrid en la final de la Copa, el equipo de Grimau se agarra con toda su energía a la única carta que le queda para ganar un título que salve la temporada.

Lo hace frente a un Lenovo que llega a la eliminatoria castigado tras una temporada en la que ha competido en tres competiciones distintas (Liga, Copa y Champions) y ha disputado, hasta la fecha, 63 partidos. Lo ha hecho con una rotación corta, una plantilla veterana que no destaca por sus capacidades atléticas y, para colmo, mermado por las recientes lesiones de Doornekamp, Shermadini y Salin (todavía convaleciente y que en el Palau apenas disputó dos minutos), más la de Jaime Fernández (que no volverá hasta 2025 por una avería en la rodilla).

Pero no solo la coyuntura propia –y la ajena– pone el camino canarista cuesta arriba, también sus recientes resultados frente a la escuadra azulgrana, con la que acumula un desalentador parcial de ocho derrotas consecutivas. Es, ahora mismo, el rival con el que la entidad insular encadena peores resultados. Detrás vienen el 0-5 ante el Real Madrid –el otro gigante nacional– y el 0-4 contra el Valencia Basket.

Así, los aurinegros no festejan un triunfo contra el equipo catalán desde el 9 de junio de 2021. En aquella jornada, curiosamente, el Canarias doblegó al Barça en el segundo partido de una eliminatoria por el título doméstico. Lo hizo en el Santiago Martín y tras haber cedido en el primero de los tres encuentros que se disputaron en unas semifinales en las que los entrenados por Sarunas Jasikevicius salieron victoriosos al imponerse en el duelo definitivo, el que sirvió para dar comienzo a una racha de triunfos culés que sigue vigente.

En ese segundo partido, que se celebró con poca presencia de público en las gradas (aforo reducido y distancia de seguridad por la dichosa pandemia), Huertas y Shermadini, cómo no, encabezaron a las huestes de Vidorreta, que se impusieron por 80-68. El brasileño se fue hasta los 26 puntos y 31 de valoración, mientras que el georgiano anotó 21 tantos y alcanzó los 37 créditos. Entre los dos firmaron 47 de los 80 puntos de su equipo, más del 58%.

Tampoco invitan al optimismo las cifras del histórico del playoff liguero. Así, de las 28 temporadas en las que la eliminatoria de cuartos ha sido al mejor de tres partidos (un total de 112), en 83 de las 90 ocasiones en las que se produjo un 1-0 de inicio, el equipo con factor cancha a favor acabó pasando a semifinales. Además, de esos 90 precedentes de 1-0 en cuartos, el 64,4% (58 eliminatorias) de las veces el cruce acabó con 2-0, el 27,8% (25 veces) con 2-1 y únicamente un 7,8% (7) se produjo la remontada para terminar con 1-2.

Es decir, tomando como referencia las citadas estadísticas, el Lenovo tiene menos de un 8% de posibilidades de superar la eliminatoria y algo menos de un 36% de forzar el tercer punto.

Tras los pasos del Granca

La última vez que se vio un vuelco en la serie tras el 1-0 fue en el Playoff 2018, cuando el Dreamland Gran Canaria logró sorprender al Valencia. Tras perder 71-56 en La Fonteta en el primer duelo, el equipo amarillo venció en casa en el segundo (97-70) y dio el golpe de gracia al cuadro toronja en el desempate (89-92) para clasificarse para semifinales.

Ahora, con la serie, la trayectoria reciente en el cara a cara y el histórico del playoff en contra y frente a un Barça que necesita vencer por la vía rápida para disipar las dudas de la capacidad de dirección de Grimau y de gestión de Juan Carlos Navarro (mánager general de la sección de baloncesto culé), la escuadra canarista se aferra a su amor propio –ese del que hizo gala en el primer partido–, a la batuta de Marcelinho y al acierto de Guy para hacer saltar por los aires todos los pronósticos que invitan al pesimismo.