Un proyecto apuesta por el control de las plagas en el campo de Tenerife con flora autóctona

El Instituto de Investigaciones Agrarias prueba una iniciativa a base de cordones vegetales en las fincas para que los insectos ‘buenos’ espanten a los que generan enfermedades

Valentín González, consejero de Sector Primario, analiza una ‘pared vegetal antiplagas’ en una finca de la Isla.

Valentín González, consejero de Sector Primario, analiza una ‘pared vegetal antiplagas’ en una finca de la Isla. / E. D.

Paredes vegetales antiplagas formadas por plantas forrajeras que atraen a los insectos para que combatan las plagas que puedan afectar a las cosechas. Esta es la raíz del proyecto para el control con flora autóctona canaria que desarrollan el Cabildo de Tenerife, a través del área de Sector Primario, y el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA). El objetivo de los trabajos que se realizan en el campo isleño es incrementar la sostenibilidad de las explotaciones. Estas paredes vegetales se situarán en los bordes de las plantaciones a modo de cordón de protección para blindarlas de las enfermedades.

El consejero de Sector Primario, Valentín González, explica que «esta iniciativa, que se lleva a cabo en diferentes cultivos hortícolas y tropicales, tiene como objetivo establecer una biodiversidad funcional que contribuya al control biológico de las plagas agrícolas». De esta manera, añade, «se consigue incrementar la sostenibilidad de las explotaciones».

La Política Agraria Común (PAC) de la UE introduce los denominados ecorregímenes como su figura más novedosa. Un instrumento que refleja la voluntad de la ciudadanía europea y sus instituciones con las futuras generaciones. González señala que «nos permiten avanzar hacia una economía circular capaz de garantizar, simultáneamente, rentabilidad y sostenibilidad del sistema».

Los márgenes o islas de biodiversidad ocupan al menos 3 por ciento de la superficie cultivada

El Cabildo de Tenerife impulsa una iniciativa dedicada al ámbito agroecológico con el establecimiento de espacios de biodiversidad en tierras y cultivos permanentes. Su finalidad es favorecerla asociada al agro. Para ello establece márgenes e islas de biodiversidad en, al menos, un 3% de la superficie cultivada. Con estas infraestructuras ecológicas se pretende dar refugio y alimento a distintas especies, entre ellas insectos útiles, que puedan contribuir a mitigar las plagas, ya que ejercen un control biológico por conservación y convierten esta biodiversidad en «funcional».

En Canarias se encuentra la mayor biodiversidad de plantas vasculares de Europa –sin semillas y con un tejido especializado que transporta agua y nutrientes por toda la superficie vegetal–. Cuentan con un gran número de taxones –organismos emparentados y agrupados en una clasificación– y sus características las hacen aliadas de los agricultores con el fin de establecer un control biológico de las plagas por conservación.

El consejero concluye: «La información obtenida con este proyecto será transferida a los productores; aportaremos las especies autóctonas adecuadas en cada zona y cultivo para establecer una biodiversidad funcional que contribuya al control biológico de plagas agrícolas y aumente la sostenibilidad de las explotaciones».