La crisis de la vivienda aboca a más de 2.000 tinerfeños a residir en casas precarias

El aumento del precio de los alquileres o la falta de promociones sociales impulsan una precariedad habitacional que golpea sobre todo al Sur 

Vista aérea del asentamiento del Puertito de Adeje, el myor de Tenerife

Vista aérea del asentamiento del Puertito de Adeje, el myor de Tenerife / E.D.

La crisis de la vivienda empuja a más de 2.000 tinerfeños a residir en casas precarias. Las razones son, entre otras, el aumento exponencial del precio del alquiler, la falta de promociones sociales, la precariedad en el empleo y el crecimiento de la población. Una realidad que golpea especialmente al sur de la Isla. Cáritas Diocesana calcula que entre 2.000 y 2.200 personas de media viven en Tenerife en chabolas, infraviviendas u otras estructuras habitacionales como vehículos camperizados o tiendas de campaña. Es la conclusión del trabajo a pie de obra de laorganización humanitaria de la iglesia, a través de los siete equipos (más otro en La Palma) de Unidad Móvil de Acercamiento de Calle (UMAC). Factores recientes  agravan coyunturalmente un problema estructural. El coordinador de la UMAC, José Antonio Díez Dávila, subraya:«Ha cambiado el marco geográfico en los últimos años porque, aunque la exclusión residencial severa se mantiene en el Área Metropolitana se ha desplazado al sur, en concreto a Arona. Adeje y Granadilla de Abona».

Cuántos

En 2021 eran cerca de 2.000 los residentes e infraviviendas y en 2022 subieron a 2.700. Sin cerrar el 2023 ascieden a 2.400, con un repunte en pocos meses.  José Antonio valora: «Este es un problema estructural que sufre la Isla desde hace décadas por la recurrente falta de viviendas sociales». Díez no es partidario de ofrecer datos sobre la ubicación de poblados o asentamientos porque «las autoridades suelen responder con el desalojo y la actuación de la policía frente a lo deseable: trabajo social y grandes acuerdos entre administraciones». Tiene claro que «así solo se consigue que esas infraviviendas, que poco tienen que ver con los grandes asentamientos y poblados de la península, aparezcan en otro sitio porque la gente se traslada». Comenta Díez Dávila que «incluso, hay problemas entre municipios cuando estas personas van de uno a otro porque no entienden de límites territoriales». Resalta que conoce casos de llegados de fuera que han tenido que alojarse en un garaje. Otros trabajadores pobres, categoría de reciente definición –veáse el ejemplo de Ibiza en Baleares– ni siquiera pudieron iniciar el proyecto laboral y de vida para el que vinieron por falta de una residencia asequible.

Dónde

El fenómeno se da sobre todo en zonas de barrancos donde puede pasar más desapercibidos y sobrevivir en comunidad para tener servicios básicos como el acceso al agua potable. En Santa Cruz se mantiene el chabolismo de forma residual en el poblado del Pancho Camurria, reducido actualmente a construcciones que se pueden contar con los dedos de una mano, cuando llegó a ser considerado el barrio 82 de la capital. Más reciente es el asentamiento en la playa del Parque Marítimo resuelto con otro desalojo, en este caso de la Autoridad Portuaria. La prestación de servicios sociales en la capital chicharrera, sede del único albergue público de Tenerife, o en La Laguna lleva al efecto llamada. Cáritas calcula que unas 70 personas siguieron ese camino en 2022 desde los municipios pequeños. Pero, en general, la tendencia es al revés; del área metropiitaa al sur de la Isla.

Sur

Las infraviviendas proliferan en la costa de Adeje, entre Playa Paraíso y el Puertito de Armeñime, justo a la vera de la polémica urbanización de Cuna del Alma, el mayor asentamiento de la Isla. Allí conviven quienes han decidido optar por este estilo de vida, muchos peninsulares o ciudadanos de la Unión Europa, con aquellos con necesidad de un espacio habitacional (cada vez son más). En el mismo municipio destaca otro núcleo en el barranco de la Virgen o del Agua. También se da este modelo en el vecino Arona. Sin ir más lejos en la céntrica avenida Amsterdam, en Las Américas, muy cerca de la Comisaría de la Policía Nacional, pero casi en cualquie solar o espacio, algunos al borde de la autopista TF-1. Primero una chabola y luego otras de forma paulatina y progresiva. Además, en la zona de Lomo Negro han proliferado solares construidos al margen de la legaidad junto al barrio de El Fraile, cuyo negocio de compraventa y reparcelación investiga la Fiscalía. Asimismo el fenómeo de las infraviviendas se da en el municipio de Granadilla de Abona. En la playa de la Mareta, por ejempo, o en puntos de la costa de El Médano. Como excepción, varios casos en el municipio de Arico. Amplio y muy disperso con muchas zonas de costa poco habitadas. Ideales.

Por qué

Consecuencia directa de la carestía inasumible del alquiler en los municipios más turísticos de la Isla y las insuficientes viviendas de protección oficial. Las razones que obligan a habitar barrancos, cuevas, caravanas o tiendas de campaña. Cualquier sitio que tenga techo. Y no solo para una población vulnerabl o en estado de pobreza sino para trabajadores que se desplazaron al sur para trabajar en una economía boyante. Tienen empleo pero no pueden alquilar la vivienda. 

Portavoz

Víctor Martín, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Tenerife, considera que «se han unido varios factores para esta tormenta perfecta». Entre ellos, la falta de viviendas sociales y la carestía en aumento de los alquileres «con unas cláusulas de contratos abusivas». La alternativa no son solo chabolas. También, por ejemplo, explica Martín «cuartos de aperos o espacios donde se guardaban animales en fincas aisladas». El portavoz apunta que los alquileres son imposibles de pagar, «por familias vulnerables y por los trabajadoras que tienen sueldos bajos y precarios o contratos inseguros». Por eso, reitera Martín, «la única manera para subsistir es salirse de este mercado formal de la vivienda y habitar en las infraviviendas».

Quiénes

Sobresalen dentro del perfil de las personas en exclusióin residencial las familias momomarentales, mujeres solas con sus hijos. Pero también esos trabajadores que no pueden afrontar el alquiler. O personas vulnerables desde aquellas con adicciones a los migrantes sin empadronar y por eso «sin derecho a casi nada». Pero la mayoría son de nacionalidad española, con un nivel educativo bajo y de mediana edad.

Visibilidad

Águeda Fumero, consejera de Acción Social del Cabildo de Tenerife, valora: «Las personas sin hogar o en situación de exclusión residencial extrema representaron en 2022 el 0,25% de la población residente en la Isla, según Cáritas». Añade que «el sinhogarismo se asocia a situaciones de vulnerabilidad económica, a personas que no tienen trabajo» pero reconoce que «los análisis desvelan que también afecta a personas que, con un empleo, carecen de acceso a una vivienda digna por no poder afrontar el pago de una hipoteca o alquiler». También influye, subraya, «la situación socioeconómica de la Isla, que sufre las consecuencias de la ausencia los últimos años de políticas eficaces de vivienda». Concluye:«Visibilizar esta realidad es esencial para poder poner en práctica iniciativas que la reviertan».

Datos

El último informe sobre exclusión residencial extrema de Cáritas –el próximo se publicará dentro de unos días– corresponde al año 2022. La radiografía concluye que estas situaciones siguen en aumento, con casi 1.000 personas (2.738) más que en 2021, algo que ya anunciaban los datos del 2020 con un 42,8% de los casos (1173 personas), consecuencia directa de la crisis producida por la Covid-19. Un amplio 56,2% (1.565 personas) ya se encontraban así con anterioridad. Existe una cronificación con entre uno y tres años en exclusión. Realidad que, según el estudio, afecta a todos los municipios de la Isla, con especial virulencia en la zona metropolitana (Santa Cruz y La Laguna) y los sureños de Arona, Adeje y Granadilla. El 37,1% duermen en la calle, en espacio público, al raso, en tiendas de campaña o vehículos no habilitados. Otro 15,8% residen en estructuras temporales y no convencionales sin criterios de habitabilidad –caravanas, cabañas, chabolas, cuevas o autoconstrucciones-.