Transporte público | Los vehículos abren las puertas a los perros con restricciones

Normas para perros pero sin perros

El primer día del permiso para que todos los canes entren a guaguas y tranvías se salda con una nula presencia de animales | Muchos usuarios desconocían las nuevas medidas

Imagen tomada este jueves en la parada Fundación, en Santa Cruz, en la que se aprecia la publicidad, en los espacios habilitados para ello, de las medidas obligatorias para que los perros accedan al tranvía. A la derecha, el espacio habilitado y señalizado en el interior de los vagones donde viaja la mascota.

Imagen tomada este jueves en la parada Fundación, en Santa Cruz, en la que se aprecia la publicidad, en los espacios habilitados para ello, de las medidas obligatorias para que los perros accedan al tranvía. A la derecha, el espacio habilitado y señalizado en el interior de los vagones donde viaja la mascota. / Carsten W. Lauritsen

Desde este jueves ya se puede viajar en las guaguas de Titsa y los vagones de Metrotenerife con perro y sin transportín. Quien quiera hacerlo debe seguir una serie de normas. Habrá que acostumbrarse porque la mayoría de los usuarios no tenían ni idea de la medida, otros mostraban una absoluta indiferencia e, incluso, los había que directamente lo rechazaban. Casi tanta casuística como viajeros. Eso sí, de los perros, ni rastro.

El primer día del permiso para que todos los perros accedan a las guaguas y tranvías de Tenerife sin transportín se saldó con una nula presencia de los animales. En 50 minutos pasaron la mañana de este jueves por la céntrica parada chicharrera de Weyler cientos de personas en 40 tranvías –arriba y abajo, sentido La Laguna e Intercambiador, o sea 80 en total– pero ni un solo perro.

Desde este jueves ya es posible viajar con perros de más de 10 kilos sin transportín en los vehículos de Titsa y los vagones del tren ligero cumpliendo una serie de normas. Estos se suman a los perros de menos de 10 kilos que ya podían ir en el transporte público pero que a partir de ahora ya no tendrán la obligación de ir en transportín. Entre los usuarios primaba la ignorancia sobre las medidas, la indiferencia más absoluta y hasta un cierto rechazo. Al menos ese fue el sentir de los consultados por EL DÍA en este nudo de comunicaciones en la confluencia de las calles Méndez Núñez y Galcerán con la Rambla de Pulido. Un habitual movimiento de personas, la mayoría camino a su trabajo, pero ninguna con perro.

Normas para perros pero sin perros

Normas para perros pero sin perros / José Domingo Méndez

Los pasajeros. José Víctor es trabajador, tiene 36 años y considera la medida incluso «algo antihigiénica», Cree que habrá problemas con sectores de la población como las personas mayores o las embarazadas. Cree que el transporte público está pensado para las personas y no para los animales. No piensa lo mismo Sabrina, estudiante de 39 años quien aplaude la medida. Se baja –la primera con un perro en Weyler en 50 minutos– con su perro Max. Lleva años llevándolo en su transportín, que aclara «nunca le ha gustad mucho». Pesa ocho kilos y medio y está considerado de raza pequeña. Muy manejable. Cerca están Andrea (26 años) y Lionel (27), una joven pareja de trabajadores que tienen perro en casa y a los que la iniciativa les parece «muy bien» José, camarero, 41 años, tiene dos perros, pero no es demasiado partidario de viajar con ellos en el transporte público. Considera que no es un buen lugar para eso. Natividad, 51, limpiadora opina, por su parte, que «depende de como se comporte el perro; o sea, el dueño porque el animal va a repetir lo que haga la persona».

Valora como «intocables» en este sentido los perros-guía de las personas invidentes. Beatriz, 48 años, actualmente de baja tiene también una discapacidad en este caso auditiva. Casi se emociona cuando se le da la noticia porque no lo sabía. Junto a ella está Tete su incondicional compañero que, además, la ayuda en la orientación y la vida diaria. Explica: «Vivo en La Laguna y a veces me canso de caminar con él. Esto me va a venir muy bien». Tete es producto de la mezcla de razas y pesa unos quince kilos. En el transporte público deberá ir con bozal y atado en corto.

La empresa. «Por el momento no tenemos incidencias y la verdad es que no tengo noticias de perros en el tranvía». Lo afirmaba la tarde de este jueves Santiago Correa Melián, responsable de Comunicación de Metrotenerife –desde la inauguración del tranvía en junio de 2007–. Explicaba que «las principales medidas, que son las que el Cabildo nos ha indicado, las tenemos instaladas en los mupis (soportes publicitarios) y el interior de los vagones». Asimismo dentro de los vehículos se ha señalizado la ubicación de cada perro. Correa subraya: «Hemos cumplido». En la empresa han trabajado rápido para tenerlo todo a punto pues hace apenas unos días se les comunicó que el 1 de junio entraba en vigor la normativa. Eso a pesar de que fueron aprobadas por el pleno del Cabildo de Tenerife en enero de 2022. Santiago Correa valora: «Esto es una cuestión de costumbre, convivencia y educación». Entiende que los dueños de los perros «han mejorado mucho en civismo los s últimos años. Como siempre ellos son la clave porque su comportamiento marcará el del animal. Explica que los revisores jugarán un papel meramente informativo sin llegar a sancionar.

Los trabajadores. «De momento hoy (por este jueves) solo un accidente en la Rotonda de Ingenieros con un camión. De los perros, nada de nada». Lo asegura Luis Marrero, presidente del Comité de Empresa de la compañía pública del Cabildo. Añade que «el tiempo dirá», pero es crítico porque cree que «según se vaya desarrollando la medida se empezarán a ver las carencias». Subraya: «No se ha trabajado correctamente este tema en el Comité de Seguridad y Salud». Los trabajadores de tranvías y guaguas han mostrado su escepticismo, no porque entren los perros en sí sino porque entienden que «ha faltado claridad sobre la normativa». Rechazan que «la responsabilidad de permitir entrar o no al animal recaiga en nosotros».

Cinco normas básicas. Cinco son las normas básicas para el acceso de los perros al transporte público. La primera premisa es solo uno por cada tranvía o guagua. Debe ir con bozal, correa corta y en la zona señalizada para el animal –el responsable de sus actos será el portador– nunca en un asiento. Además, el perro deberá viajar en el último vagón con puertas dobles y siempre en el sentido de la marcha del tranvía. Está prohibido que los perros sin transportín viajen en las horas punta: de lunes a viernes, de 7:00 a 9:00 y de 13:00 a 15:00.

Ante estas medidas, muchos usuarios han utilizado las redes sociales para quejarse de la limitación horaria y también de que solo pueda viajar un perro. La empresa justifica que quiere evitar problemas en horas puntas. También se limita la zona en la que deben viajar los perros y su número para aliviar a las personas alérgicas a estos animales; se les advertirá para que se sienten y ocupen la parte delantera del vehículo.

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