A penas se dieron tregua los peregrinos que iniciaron su trayecto en la madrugada del 14 al 15 de agosto con la llegada de las comitivas más oficiales que protagonizaban cada mañana de la Asunción de la Virgen María hasta la irrupción del covid en 2020.

Estaba aún cantando Chago Melián en el balcón del antiguo ayuntamiento de la Villa el Bendita mi tierra guanche, y el párroco de La Concepción de La Laguna –y próximo canónigo– Jesús Agüín ponía orden en la peregrinación que partió a la medianoche desde Aguere hasta la Basílica, una ruta que no le es ajena a quien fue delegado episcopal en la última visita de la Patrona de Canarias a Santa Cruz y La Laguna.

En la Basílica de la Villa Mariana los visitantes no se dieron tregua durante la madrugada; tal vez la fluencia menguó entre las cuatro y las cinco. Pero durante todo el tiempo que se mantuvo abierta actuó de anfitrión el prior del templo, José RamónEnjamio. Acogedor, afable, que casi fue saludando uno a uno para interesarse por el lugar de procedencia y agradecer a los peregrinos la visita como se la hicieran a él en persona.

Con una tregua para poner de nuevo a punto el templo –casi con la misma destreza que mostraron los operarios municipales en recoger en un pis pas el terrero de la ceremonia, que quedó borrado de la plaza cuando ya la procesión había llegado de nuevo–, la Basílica quedó preparada para certificar el regreso a la nueva normalidad con la hoja de ruta marcada por la tradición de cada 15 de agosto.

A las nueve de la mañana desembarcaron los componentes de La Guanchería, al ritmo y tambores y chácaras, que no solo recorrieron el exterior de la Basílica sino que estremecieron las entrañada de cuantos rendían culto en el interior de ella a la patrona cuando con la música seca y ensordecedora hicieron palpitar la iglesia. Entre los participantes, la palmera María del Carmen Ramos –conocida familiarmente comoRosi–, conocida desde la última edición del Carnaval como la reina de los volcanes, pues resultó elegida soberana en las Fiestas de Invierno de su Tazacorte natal, en 1971, cuando la erupción del Teneguía, y repitió la hazaña el pasado junio en Santa Cruz de Tenerife, meses después de que se apagara en La Palma el Tajogaite.

De las nueve a las diez de la mañana, segundo acto del 15 de agosto, con la llegada de setecientos corredores que partieron desde le parque de La Granja para surcar la carretera vieja hasta cumplimentar su ofrenda a los pies es de La Morenita. Esta vez, como ya ocurrían antes del covid, la Virgen de Candelaria salió a su encuentro hasta la puerta principal. Primera vuelta, para pasar con candelas enramadas –entiéndase en símil en referencia a los ramos de flores que portaron en alto–. Vuelta completa de nuevo a la plaza para depositar la ofrenda en una chalana de secano –por su estructura con ruedas–, y palabras de agradecimiento del prior de los peregrinos. Como si hubiera escuchado a Rosi, una de las integrantes de la comitiva –que se acercó hasta la valla para saludar a su hijo, de seis años, y su madre, y acabar abrazándose a su hermano y confiarle una confidencia, «esto es por papá», el dominico José Ramón Enjamio tuvo palabras de recuerdo a los que no están, después de dar la bienvenida «a la capital de Canarias, Candelaria». El cura emplazó a los corredores: «más que llevarse la foto que se van a hacer con la Virgen, llévense su cariño». A falta de fotógrafos oficiales que le siguieran el paso, el concejal de Servicios Públicos de Santa Cruz,Carlos Tarife, echó mano de su móvil para, como un corredor más, inmortalizar su ofrenda.

Y no se hicieron de rogar: ¡Viva la Virgen de Candelaria! ¡Viva la Virgen de Candelaria! ¡Viva la Virgen de Candelaria! que entonó el propio dominico con la fuerza del mismísimo Jesús Mendoza, quien casi fuera sinónimo de la Patrona.

Ya a las once, llegaba el momento más protocolario, hasta el punto que el concejal de Participación Ciudadana y responsable del trato con las instituciones, Francisco Pinto, hizo sordos a la petición del presidente Pedro Sánchez y pidió a las autoridades acudir en traje y con corbata... sin tener en cuenta las recomendaciones del decreto energético. Quedaron en saco roto las aspiraciones del consejero insular Nauzet Gugliota de acudir con chaqueta y un polo. que cumplimentó el acto en riguroso traje.

En la comitiva llamó la atención tanto la presencia del expresidente Carlos Alonso, flanqueado por sus consejeros nacionalistas Efraín Medina y Cori Yanes –con venda incluida en su pie izquierdo–, o la fila de autoridades nacionalistas: con el alcalde de La Orotava, Francisco Linares, acompañado de izquierda a derecha por la teniente de Alcalde de Santa Cruz, Gladis de León; el alcalde de Güímar, una teniente de alcalde de Icod de los Vinos y el rigor de El Sauzal, a quien precisamente el 14 de agosto se le vio por las calles de la Villa como un peregrino más.

Francisco Pinto formó un batallón de autoridades en el Ayuntamiento de las seis caracolas, a los que ordenó por rango de representación: Corporación local, ayuntamientos de Tenerife, Cabildo insular y cuerpo consular. Y eso que hasta el alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, prefirió acudir de paisano y evitar el protocolo y también la pancarta de quienes reprochan las obras de Cuna del Alma. El presidente canario Ángel Víctor Torres se lo tomó con calma y llegó en coche oficial cuando la comitiva estaba ya colocada en la plaza de la Patrona, minutos antes del representante del Rey que este año recayó en el cumpleañero Gustavo Matos, titular del Parlamento de Canarias que el día antes –14 de agosto– celebró el 49 aniversario de su nacimiento.

La Banda de Música Las Candelas, con Mauro Alonso al frente –la tercera generación del maestro Abilio Alonso Otazo– abrió paso al traslado del Pendón con la calle de La Arena. Llamó la atención la presencia junto a la alcaldesa de la Villa, Mari Brito, del representante del Parlamento de Perú Gustavo Pacheco con las cintas corporativas de su medalla –azul y amarillas–; su estancia en Candelaria obedece a los preparativos de un próximo hermanamiento.

Pocas veces se recuerda una representación política como este año; vino hasta Pedro Martín, presidente del Cabildo, con varios miembros de su equipo, entre los que faltó precisamente el día de la foto la vicepresidenta Berta Pérez, que en la víspera del día grande de las Fiestas de Agosto entró en el récord de los Guinness por haber participado en la procesión mayor que recorre en casco de Candelaria al término de la Ceremonia de los Guanches, desde la plaza de la Basílica hasta El Pozo; y además culminó el trayecto en sentido ida y vuelta al templo, lo que le valió la indulgencia para repetir odisea en el paseo de ayer. Aunque abundante la comitiva política –con más de 120 representantes–, se dejó sentir la presencia de algún representante de La Laguna: «igual será porque los de Candelaria no suben al Cristo en septiembre», deslizó alguno de los asesores políticos en busca de la razón.

El momento del traslado del pendón, y las autoridades, a la espera de llegara de representante del rey dio paso a un pasilleo por la calle de La Arena que permitió ver a los peregrinos más rezagados, incluso algunos oriundos del lugar que cada año implantan el modelo de peregrinar de ida y vuelta: van a Santa Cruz para volver caminando o corriendo a Candelaria.

Ya a las once y media, tras la llegada del presidente Torres, el representante del rey, Gustavo Matos, que hizo revista de las tropas y salutación fugaz a las autoridades; en la marcha militar, la banda interpretó el Pasodoble Islas Canarias. «Hay que ver cómo el Ejército ha dulcificado su imagen», elogiada el asesor de políticos tras ver cómo el público los aplaudía, incluso más que los elogios que recibió Ángel Víctor Torres.

Ya a las puerta de la Basílica, el obispo recibió a las autoridades; pelillos a la mar con quienes reprobaron meses atrás sus polémicas declaraciones. Tras el juego del Pendón a los pies de la Patrona –no quedó claro quién tenía que entregárselo a quien–, se celebró la eucaristía en la que el obispo dijo en su homilía: «Mucho bla, bla, bla pero cuando las cosas no coinciden con tu pensamiento quitados de en medio a quien te contradice», en referencia a la persecución a la Iglesia. Al término de la misa, procesión alrededor de la plaza de la Basílica en una ceremonia que certifica el regreso a la nueva normalidad de las Fiestas de Agosto.