La asesora local que denunció acoso sexual temía por su empleo

Trabajaba para Pablo Quintero cuando este era director de gabinete en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

Pablo Quintero, de espaldas, en el juicio celebrado este jueves en el Juzgado de lo Penal número dos de Las Palmas.

Pablo Quintero, de espaldas, en el juicio celebrado este jueves en el Juzgado de lo Penal número dos de Las Palmas. / B. M.

Benyara Machinea

La asesora municipal que denunció un presunto acoso sexual en el ámbito laboral por parte de Pablo Quintero cuando era director de gabinete en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha declarado en el juicio celebrado este jueves en el Juzgado de lo Penal número dos de Las Palmas de Gran Canaria que temía perder su empleo si contaba lo que estaba pasando. La supuesta víctima aseguró que su entonces jefe le soltaba comentarios subidos de tono, le hacía pasar una buena parte de su jornada laboral en su despacho, le invitaba a cenas y a viajes institucionales y se enfadaba cuando se negaba a acompañarle. 

Un día antes de la vista oral, el Ayuntamiento decidió retirar la acusación que ejercía hasta el momento, aunque se mantienen las acusaciones de la presunta víctima y del Ministerio Fiscal, que pide una pena de siete meses de cárcel y 20.000 euros de indemnización por los daños ocasionados. El acusado declarará en la segunda sesión del juicio, que tendrá lugar el cuatro de marzo. 

La denunciante indicó que el primer encontronazo con Quintero tuvo lugar en diciembre de 2020, cuando salió a comer en sus días libres con una compañera del trabajo y con una concejala. El director de gabinete estaba en el mismo restaurante con otro alto cargo municipal y, según la supuesta perjudicada, el acusado se enfadó y empezó a mandarle mensajes a la edila, manifestándole que no entendía por qué estaba comiendo con ella. Pasados unos días, Quintero llamó a la asesora a su despacho y le dijo, conforme a esta versión, que quería echarla porque "estaba decepcionado y la confianza estaba perdida".

"Decía que tuviera cuidado porque hasta las paredes hablaban", cuenta la denunciante

En 2021 le encargó un proyecto por el que tuvieron que mantener "muchísimas reuniones" de hasta seis horas diarias en el despacho del acusado. "Empezábamos hablando del trabajo, pero las conversaciones acababan derivando a temas personales", contó en el juicio. Ella declaró que le hacía comentarios como que le "quedaba muy bien todo" o "que era muy elegante". También asegura que le pidió: "No lleves bailarinas, que no te hacen un buen culo". 

Ese año, según agregó durante el juicio, le retiraron áreas de su competencia y, en verano, Quintero habría informado a la jefa de la denunciante de que iba a empezar a trabajar directamente con él. "Solo me invitaba a mí a comer fuera del ámbito del Ayuntamiento", contó la denunciante, que aseguró que en las ocasiones en las que se negaba a acompañarle le citaba en el despacho y amenazaba con despedirla

La víctima añadió que el acusado le envió un ramo de rosas rojas a su vivienda por el fallecimiento de un familiar, pero a ella le "sentó fatal" porque estaba en un proceso de duelo y le parecía algo "impropio". Aun así, le respondió horas después a sus mensajes agradeciéndole por el detalle, pero explicando que no hacía falta. Cuando volvió a su trabajo, Quintero supuestamente le dijo que era una "desagradecida" y que solo había querido tener "un gesto de cariño". 

"Buscaba diversas excusas para invitarme a comer", continuó la denunciante, que asegura que el acusado le engañaba con que tenían que hablar de cosas del trabajo y ella aceptaba porque era su jefe. En un restaurante de Moya, le tocó la cara "con la excusa de que tenía migas", según ella, y aprovechó el momento en el que fue al baño para pedir una botella de champán.

Uno de los comentarios que el acusado le hizo a la presunta víctima frente a una compañera de trabajo, según manifestaron ambas, era: "Tú eres mi Laura Escanes y yo tu Risto Mejide", en referencia a la relación sentimental que mantenían dos personajes populares a los que separa una gran diferencia de edad. 

Según la versión de la víctima, Quintero le soltó en una comida un "tía, me gustas un montón", frase que matizó minutos después con un "me gustas en todos los sentidos". Añadió que "a los otros jefes no les importaría" y que "se veía con 70 años" estando con ella. En el mismo encuentro le pidió hasta en tres ocasiones que le diera un "abrazo reparador", según detalló ayer. 

El protocolo interno no se llegó a activar porque el alcalde cesó al encausado de sus funciones

El encausado llevaba a la mujer a casi todos los viajes institucionales, pese a que lo habitual hasta entonces era que le acompañara la jefa directa de la misma. "Lo hablé con mi entorno personal, pero no con mis compañeros porque estaba aislada. Él decía que tuviera cuidado porque hasta las paredes hablaban", explicó la mujer. 

En noviembre mantuvo una reunión con el acusado después de que ella se negara a que comieran juntos por su cumpleaños. "Ahí dice que podía fulminarme, que si no atendía a esa atención especial lo iba a pasar mal", narró la víctima. El actual concejal de Cultura, Adrián Santana, que entonces ejercía como asesor, así como otros compañeros de la denunciante, la encontraron "descompuesta" al salir del despacho. "Lloraba desesperadamente diciendo: no puedo más", comentó una de las testigos.

Sus compañeros la veían decaída

"Pensábamos que había una relación más allá de lo laboral", explicó Santana, que había llegado a esa conclusión porque "había miradas y gestos que nos extrañaban". Se empezó a preocupar a partir de septiembre porque "no estaba nunca en su planta, pasaba mucho tiempo en el despacho y los compañeros la veían decaída". Tras el episodio de noviembre, la animó a dirigirse al secretario del alcalde para activar el protocolo antiacoso. 

Sin embargo, este último aseguró que el protocolo no llegó a activarse porque se adoptaron las "medidas preventivas desde el minuto uno", en referencia al momento en el que Augusto Hidalgo destituyó de sus funciones a Quintero

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