Maestras y Maestros de ayer

José Luis Vera, desde 1974 con su asignatura preferida, el Inglés

Su hija Gara Vera ha recogido el testigo de su padre, pero con el Español, da clases en Dublín, hace 21 años

José Luis, junto a su hija Gara Vera, que ha recogido su testigo con la Filología.

José Luis, junto a su hija Gara Vera, que ha recogido su testigo con la Filología. / El Día

Domingo J. Jorge

Este lunes, seguimos con José Luis Vera, quien nos confiesa que se siente muy orgulloso de haber sembrado el amor por la lengua en su hija Gara Vera. «Ella es profesora de Español en un instituto de Secundaria en Dublín desde hace 21 años. Es una profesora excelente, muy bien valorada por su centro y con unos resultados en la que sería la EBAU aquí fantásticos. La han felicitado desde el gobierno irlandés varias veces». Está claro que la Filología deja huellas hasta dentro de la familia y cuando se practica con amor, mucho más.

En el Bayco, Virgen del Mar e Isabel La Católica

La semana anterior, José Luis nos confesaba que nunca fue un estudiante al uso. «Estudié Filosofía y Letras dos años y Filología Inglesa durante varios años, siempre en combinación con mis clases y haciendo asignaturas sueltas. Después del viaje a Gran Bretaña, septiembre de 1974, ya me dediqué a trabajar el inglés en el centro de adultos al que pertenecía Isabel La Católica, del cual fui director por un curso.

En el curso 1974-1975 quise hacer un paréntesis en la Universidad porque estábamos construyendo nuestra casa. Sin embargo, la actividad docente fue demasiado activa», recuerda.

«Por la mañana daba clase de inglés en el Colegio Bayco, del que yo fui alumno durante un verano, en el cual se me exigía impartir clase con el libro Peter and Molly, el cual yo reconvertí en comunicativo lo más que pude. Manuel Chinea, un querido amigo y director del Colegio Virgen del Mar, me pidió impartir conversación al alumnado de Primaria desde 2º a 6º, a la hora del mediodía. Fue una experiencia extraordinaria porque tuve la libertad de poner en práctica lo que había experimentado en Gran Bretaña: comunicación, creando situaciones de aprendizaje en las que teníamos que practicar el inglés adecuado a cada una de ellas: teatro, canciones, cultura, etc. Todavía recuerdo con estrés las sesiones de evaluación en las que la profesora oficial de inglés, la cual impartía Gramática, y yo no coincidíamos casi nunca en la calificación final del alumnado en cada evaluación. La nota media se imponía y gracias a ello pude sobrevivir a la experiencia.

Por la tarde, era profesor de Lengua Española e Inglés en un centro de adultos de Santa Cruz, Isabel La Católica, del cual fui también director durante un curso. Asimismo, y para rematar el año académico, me nombraron miembro de un tribunal de oposiciones de Primaria en el que participé como secretario y como especialista en Inglés, julio, 1975.

En septiembre de 1975 me incorporé a Primaria en el Colegio María Rosa Alonso de Tacoronte después de cuatro años con adultos y uno en Gran Bretaña. Sin duda alguna, la experiencia con adultos y con los centros británicos cambió mi visión de la enseñanza y del aprendizaje de las lenguas. Nunca agradeceré lo suficiente ese bagaje por lo que supuso en el resto de mi vida profesional. Allí me asignaron la tutoría de un 6ºF, alumnado trirrepetidor que ese año se iba del colegio con 16 años y con un Certificado de Escolaridad. Gran experiencia con este grupo, es lo que pienso ahora, pero un reto importante en ese momento. Tenía con ellos Lengua Española, Matemáticas, Conocimiento del Medio e Inglés. Siempre recordaré la primera semana de clase. El primer día, y a primera hora, entré en clase con ese grupo alrededor de 20 alumnos y veo que viene a mi mesa un alumno que me sobrepasaba unos 20 centímetros de alto. Su mensaje fue claro y preciso Maestro, no se preocupe por nosotros. Si usted no nos molesta, no lo molestaremos mucho. No queremos hacer nada. El profesorado está preparado para casi todo, pero jamás me podía imaginar que alguna vez iba a escuchar este mensaje. ¿Qué hacer?

Negociar con ellos. Es lo primero que se me ocurrió, una vez me recuperé de la sorpresa. Estaba recién llegado al centro y tenía que crearme un contexto adecuado para poder cumplir con mi trabajo lo mejor posible. Un reto importante. Tenía al día dos horas, diez horas a la semana con ese grupo. Siempre las primeras horas del día. Así nos pasamos una semana. La situación la logré aliviar, ya digo, gracias a la mediación, y a compañeros profesores de la Segunda Etapa. Llegamos a trabajar en clase desde contabilidad, alimentación, huertas, por medio de lo que hoy llamaríamos proyectos. El resto de la jornada, tres horas, me dediqué al inglés en 6º, 7º y 8º de la EGB. Creo que todavía no me han perdonado los padres del curso 1975-76 el haber utilizado los libros de Carmen Echevarría.

En el segundo curso de estancia en el centro ya pude cambiar de libro de texto al First Things First, el cual tenía diálogos, diapositivas y casete, prestándose a hacer la lengua más comunicativa y con una Gramática inductiva (el único libro de texto que había que se adaptase más o menos a lo que yo pensaba), gracias a que Salvador Cárdenes abrió una librería dedicada especialmente a las lenguas extranjeras».

De Tacoronte a Santa Cruz

En el Colegio María Rosa Alonso de Tacoronte estuvo hasta el curso 1980. «Una gran experiencia personal y profesional. Luego me incorporé al Colegio de La Salud Alto. Tuve la inmensa suerte de encontrarme con Amelia Bravo como directora. Después de explicarle que tenía el proyecto de continuar con Filología Inglesa me permitió impartir Lengua Española y Conocimiento del Medio en dos cursos de 5º de Primaria por la tarde. Eso me facilitó poder asistir a Filología Inglesa por la mañana para hacer 4º y 5º. Antes de incorporarme a la universidad me informaron de que el Plan de Estudios había cambiado mientras estuve en Gran Bretaña y tuve que hacer 8 nuevas asignaturas y perder algunas que ya había hecho. Otro reto que superé con mucho esfuerzo durante el tiempo que estuve en Tacoronte.

En las mañanas durante dos cursos escolares terminé 4º y 5º de Filología Inglesa, así como las asignaturas pendientes del plan anterior. En 1983 terminé. De este período en Filología Inglesa me gustaría destacar al profesorado siguiente: Marie McMahon, John Amador Bedford, Justine Tally, José S. Gómez Soliño y Pablo Domínguez.

Estuve en el Colegio Salud Alto hasta junio de 1985. Me gustaría destacar que la directora me asignó una clase especial para inglés a la que el alumnado se tenía que desplazar desde sus clases. Todo un reto en esa época. Tal como había hecho en Tacoronte, decoré la clase con carteles, murales, mapas, banderas, imágenes de revistas que me enviaban de Gran Bretaña y de las agencias de viajes, hacíamos el té, incluido el profesorado en el momento de descanso. La idea era crear un ambiente cultural en torno a la lengua, impartía cultura una vez a la semana igual que en Tacoronte con diapositivas, esquemas, etc. con las celebraciones propias de la cultura de los países de habla inglesa. Impartí inglés a 6º, 7º y 8º». Todo un periplo por la Primaria, llevando el inglés comunicativo, casi con inversión cultural, cuando nadie hablaba de ello.

El próximo lunes, José Luis Vera nos seguirá adentrando en cómo llegaron esos nuevos métodos de enseñanza del Inglés a Canarias. Les esperamos con Maestras y Maestros de ayer en EL DÍA – La Opinión de Tenerife.

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