Canarias suspende por primera vez las clases por la ola de calor

Más de 240.000 alumnos y 27.000 maestros se quedan en casa hasta el lunes 16 de octubre

Malestar entre las familias, que reclaman medidas para poder cuidar de los menores

Un pequeño alumno de infantil observa a una de sus maestras.

Un pequeño alumno de infantil observa a una de sus maestras. / María Pisaca

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

El episodio de altas temperaturas que vive Canarias desde hace varias jornadas ha dejado un anuncio sin precedentes: la suspensión de la actividad lectiva y extraescolar el miércoles 11 y el viernes 13 de octubre. Es la primera vez que las clases se suspenden en el Archipiélago por una ola de calor. El consejero de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deporte del Gobierno de Canarias, Poli Suárez, decretó esta suspensión de la actividad en los centros educativos de enseñanza no universitaria de las Islas «por responsabilidad», para «garantizar la seguridad de los niños» y porque «la situación en muchos centros de Canarias es insostenible».

La suspensión de las clases provocará que unos 240.000 estudiantes y más de 27.000 profesores de las distintas etapas y enseñanzas no universitarias que se imparten en centros de las Islas se queden en casa hasta el lunes 16 de octubre. Esta decisión ha generado el malestar de las familias, que no han tenido tiempo para reaccionar ante la inesperada noticia. Muchos padres y madres no tienen la posibilidad de quedarse en casa para cuidar de sus hijos estos días, por lo que reclaman la puesta en marcha de permisos que faciliten la conciliación familiar.

La suspensión de clases en Canarias no solo afecta a alumnado y profesorado sino también a los millares de familias que tendrán que reorganizarse. La Federación de Ampas de Gran Canaria (Fapa Galdós) consideró un «ejercicio de irresponsabilidad institucional» la «desidia histórica de las administraciones en materia de infraestructuras educativas» y exigió que, «mientras los entornos escolares no sean seguros frente a distintas situaciones climáticas», «cada vez que se suspenda la actividad lectiva, las patronales y la propia administración libere a uno de los progenitores, o al único en caso de familias monoparentales, para que puedan garantizar la seguridad de sus hijos». Por su parte, el presidente de la Federación de Ampas de Tenerife (Fitapa), José Manuel Delgado, afirmó que la organización se encuentra de acuerdo con la medida establecida por la Consejería de Educación porque «primero debe prevalecer el bienestar y la seguridad de nuestros hijos», así que añadió que «no nos queda otra que organizarnos en casa, igual que cuando se producen fuertes lluvias y también se suspenden las clases».

El Gobierno de Canarias decide suspender las clases después de que en los últimos días se hayan producido problemas de salud en algunas aulas por las altas temperaturas. Canarias se encuentra en situación de prealerta por altas temperaturas y calima y en alerta máxima por riesgo de incendios forestales. De esta manera, el consejero Poli Suárez anunció esta decisión que es «una responsabilidad que hemos asumido y que nos obliga a actuar para darle prioridad y seguridad a los niños de Canarias». Además de la actividad lectiva y extraescolar, el Gobierno de Canarias también recomendó la suspensión de los eventos deportivos de carácter popular, no federados, así como extremar las precauciones y seguir los consejos de las autoridades sanitarias en la práctica de la actividad física y deportiva con el objeto de reducir los efectos para la salud asociados a las temperaturas excesivas.

Mientras la Consejería de Educación realizó este anuncio, las dos universidades públicas canarias decidieron mantener su actividad para estos dos días. No obstante, ambas instituciones dejaron a criterio de los decanatos y direcciones de los centros «la suspensión o readaptación, con carácter excepcional, de las actividades al aire libre, así como de aquellas que deban tener lugar en aulas o estancias especialmente expuestas a las altas temperaturas y atendiendo a los horarios de máxima exposición». Durante la tarde, a su vez, las facultades informaron al profesorado que podían ser ellos mismos los que decidieran suspender la actividad docente a lo largo de esta semana y, de hecho, algunos profesores de diferentes centros universitarios decidieron llevar a cabo esta medida.

Los rectores de la Universidad de La Laguna (ULL), Francisco García, y de Las Palmas de Gran Canaria (Ulpgc), Lluis Serra, reconocieron que estos episodios de calor serán más habituales en el futuro por lo que alertaron sobre la necesidad de «adoptar cuanto antes medidas de lucha contra el cambio climático, así como de aquellas dirigidas a mitigar sus consecuencias». Asimismo, anunciaron que en ambos casos están desarrollando programas de mejora de sus infraestructuras para que los edificios sean más cómodos ante las altas temperaturas y, al mismo tiempo, más respetuosos con el medioambiente.

Infraestructuras

Tras el anuncio realizado por el consejero Poli Suárez, muchos ayuntamientos canarios decidieron también suspender las actividades extraescolares dependientes de los municipios para los próximos días, como fue el caso de Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaria. No obstante, el consejero de Educación reconoció que, para hacer frente a las altas temperaturas en el aula, la solución no pasa por la suspensión sistemática de la actividad lectiva, sino que es necesario diseñar un protocolo de actuación en los centros de la comunidad autónoma para cuando se sufran temperaturas altas como las que afectan a las Islas en la actualidad. Con esta iniciativa, la Consejería pretende dar una respuesta coordinada y organizada, activando estrategias y medidas preventivas para que los centros educativos puedan actuar ante episodios excepcionales.

Los sindicatos y asociaciones del sector educativo en Canarias se mostraron de acuerdo con la suspensión de las clases y precisamente alertaron sobre la necesidad de disponer, en el menor tiempo posible, de este protocolo. Además, el anuncio ha servido, una vez más, para reactivar el debate sobre el estado de las infraestructuras educativas en el Archipiélago. Poli Suárez reconoció que «la mayor parte de las instalaciones educativas de las Islas tienen muchos años y están en un estado lamentable porque se han abandonado, por eso es importante realizar un diagnóstico de la mano de cabildos y ayuntamientos», expresó el consejero popular, quien habló de «corresponsabilidad entre administraciones».

En este sentido, UGT-SP Canarias instó a la Consejería de Educación a «iniciar los trámites para elaborar un plan de mejora y acondicionamiento de las infraestructuras de los centros educativos, adecuando estos las necesidades climatológicas actuales». El secretario general de Servicios Públicos de Canarias, Francisco Bautista, recordó que «los centros educativos están en la actualidad obsoletos y no responden con garantías a circunstancias extremas». El representante de STEC-IC, Gerardo Rodríguez, también recordó la situación extraordinaria que se vive en muchos centros del sur de las Islas, «donde el alumnado está realmente hacinado», «con aulas al máximo de su capacidad, lo que no permite desdoblar las clases porque no hay espacios libres en esos edificios».

Es por todo eso que sindicatos como STEC-IC han solicitado al Gobierno de Canarias medidas en el marco de la ley contra el cambio climático dentro del ámbito educativo, y que contempla dotar a los centros de placas fotovoltaicas que permitan el autoabastecimiento y la soberanía energética; aislamientos térmicos de los centros educativos a fin de mantener las temperaturas en entornos climáticos cada vez más hostiles; o educar en valores medioambientales a través de materias adecuadas para ello en el currículum escolar, entre otras acciones.

El secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO Canarias, José Ramón Barroso, reconoció que «entendemos el malestar que puede surgir entre las familias que no pueden quedarse con sus hijos en casa estos dos días», pero alertó también sobre la deplorable situación en la que se encuentran muchos centros de las Islas que han de adecuarse «para los cambios climáticos que ya estamos sufriendo». Por todo ello retomó la idea de la redacción de un protocolo de actuación ante altas temperaturas en las aulas porque «la suspensión de las clases debe ser algo excepcional» y habló sobre la posibilidad de clases virtuales o desdobles de aulas, así como la mejora de las infraestructuras educativas.

«La mejor medicina es, siempre, la prevención», afirmó Barroso, quien indicó que los sindicatos ya están trabajando con la Consejería de Educación para la redacción del protocolo de actuación ante altas temperaturas en las aulas que es «inexistente» en Canarias, tal y como recordó el consejero, pero que ya está en marcha en otros territorios como Andalucía.

El presidente de ANPE Canarias, Pedro Crespo, recordó que la suspensión de la actividad lectiva era una petición que ya habían solicitado los sindicatos a lo largo de toda la semana ante las altas temperaturas que se estaban produciendo en todo el Archipiélago. A pesar de ello, añadió que «consideramos que debería tenerse en cuenta la casuística de cada centro, su ubicación geográfica y las características de sus instalaciones» y que esta debe ser una medida «temporal» que debe complementar a la mejora de las instalaciones de los centros públicos.

En este sentido habló también la presidenta del Consejo Escolar de Canarias (CEC), Natalia Álvarez, quien recordó que este órgano de consulta ya ha presentado ante la Consejería de Educación cien propuestas de mejora de la Educación en Canarias, entre las que se encuentran las intervenciones en las infraestructuras educativas y su adaptación para ser más sostenibles. Más allá de ese trabajo a medio plazo que se ha de realizar en los edificios educativos canarios, Álvarez valoró la suspensión de las clases porque «la salud del alumnado es prioritaria».