Opinión
La foto de Ángel Víctor
Ángel Víctor Torres acudió el sábado a Ferraz con la intención de hacer también su discurso agiográfico de Sánchez, pidiéndole que resista y no se vaya. Al final, los miles de enfervorizados afiliados que esperaban la conclusión del comité federal se impacientaron, y los dirigentes del partido decidieron salir a la calle para fundirse en un abrazo fraternal con la militancia. Con las prisas y el ambiente tan caldeado, Ángel Víctor no pudo pronunciar su diserto. Se había dicho que intervendría en el Comité Federal pidiendo como viceMontero, Illa, Barbón, Eneko Andueza, María Chivite y el abucheado García-Page, que tuvo que aguantar las impertinencias de algunos. Pero no pudo Torres hablar y salió a la calle, donde se reunió con los colegas del Partido Socialista Canario que se desplazaron a Madrid para estar en el acto de apoyo incondicional e inquebrantable a Sánchez y señora. Porque esto –no debemos olvidarnos– va más de montar un parejil plebiscito –tanto monta, monta tanto– que de refrendo a una actuación política. Dicen que ya Felipe González hizo lo mismo cuando dimitió como secretario general después de que su posición favorable a abandonar el marxismo perdiera en el 27 Congreso. Pero esto no se parece a eso ni por asomo. Allí fue uno que dimitió y luego ganó, aquí es uno que amenaza con dimitir si el pueblo no refrenda los actos –de momento presuntos– de su señora. A mí me recuerdan estas reflexivas vacaciones de fin de semana lo del referéndum de Pablo Iglesias a la militancia tras la compra del chalé de Galapagar. Que sean otros los que nos saquen las castañas del fuego…
A la foto: posan con el ministro canario –en una instantánea extraordinariamente reveladora– Nira Fierro, Pedro Martín, José Antonio Valbuena, Augusto Hidalgo, Luis Yeray Gutiérrez, Loli Corujo, Ada Santana, Marta Saavedra, Anselmo Pestana y Ramón Morales, entre otros. Todos ellos –unos más que otros– son el presente y el futuro del PSOE canario, aunque para ser justos hay que decir que faltan –de entre los imprescindibles– gente como Gustavo Matos, Chano Franquis, Héctor Gómez, ocupado de Naciones Unidas buscando apoyos a la declaración de Palestina como Estado, y –por supuesto– Carolina Darias, que se quedó vigilando el Ayuntamiento, y se manifestó por su cuenta y riesgo.
Podemos ver a los que fueron a hacer bulto en Ferraz, felicísimos todos, sonrientes, pletóricos, entregados a la eucaristía con el líder del partido, y pidiéndole que se sacrifique un poco más por el bien del país, en esa foto que el exalcalde Augusto Hidalgo colgó en su Instagram.
Todos con sonrisa de oreja a oreja menos Ángel Víctor, que presenta el hombre una faz sombría y cejijunta, propia de alguien que barrunta maldición o catástrofe. Es significativo que el único que parece por completo ajeno a la celebración del retorno de Sánchez a las tareas propias de su cargo sea además el único de los presentes que asegura haber hablado con el presidente dubitativo en los últimos días: «Está [el presidente Sánchez] reflexionando y pensando lo que debe hacer, sabe que tiene el impulso, el apoyo y el cariño», dijo Torres, para seguir «caminando juntos y trabajando juntos ante cualquier adversidad para hacer más grande al conjunto de nuestro país». Ole!
Si es así… ¿Qué es lo que hace que nuestro expresidente mantenga esa cara de muerto en un entierro? Es dudoso que –incluso en el supuesto de que Sánchez le haya cogido a Ángel Víctor el teléfono en los últimos días, para contarle lo enfadado que está con los medios y los periodistas y jueces de la taimada fachosfera– haya tenido con nuestro hombre la deferencia de informarle de lo que piensa hacer. La mayoría de los españoles –según el sondeo de Sigma 2– creen que esto es un numerito y que Sánchez, tras recibir el apoyo incondicional de afiliados y afiliables, los mil culturos y los tres mil periodistas, va a seguir en Moncloa, quejándose de que le hagan lawfare. Pero si así fuera, y Sánchez o un pajarito le hubieran contado a Torres que eso es lo que Sánchez va a hacer, resulta inexplicable la cara de Ángel Víctor.
Una explicación más plausible: de entre todos los de la foto, Torres es el único que se queda compuesto y sin curro si Pedro Sánchez anuncia hoy que se va. Los demás, incluyendo el delegado Pestano, o son cargos electos o tienen –al menos– unos meses de salario garantizado antes de quedarse sin curro. Ya saben que aunque Sánchez –hipótesis– se retire, el Gobierno seguirá, convocará elecciones, y no se celebrarán hasta noviembre. Una de dos: o Torres tiene dolor de muelas, o alguien le está pisando el pie, o el hombre está pesando a qué se va a dedicar en los próximos meses si se queda sin curro.
O sea, que yo creo que Sánchez no le ha contado nada. Estará esperando a ver qué le dice Tezanos que dice el CIS.
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