Opinión | Retiro lo escrito

La reacción empresarial

Turistas consumen en las terrazas del paseo de la Playa de las Canteras.

Turistas consumen en las terrazas del paseo de la Playa de las Canteras. / ANDRÉS CRUZ

Una de las cosas más asombrosas alrededor del debate sobre las manifestaciones convocadas para el sábado próximo y su objeto, la deriva del desarrollo turístico, es la reacción de los empresarios del sector. Tal vez no se ocioso recordar que la mayoría del negocio –especialmente hoteles– está controlado por capital mayoritariamente peninsular y extranjero. Aunque algunos sean importantes lo empresarios canarios son una minoría. Entre ellos, se los aseguro, se pueden encontrar inversores y gestores formidables que buscan denodadamente la excelencia en su oferta. Gente que se arriesga firmando préstamos mastodónticos con los bancos que les lleva años y años en liquidar. Curiosamente, en la mayoría de los casos, esta minoría dentro de la minoría son los que mejor pagan a sus plantillas: hoteles de cinco estrellas y gran lujo. Pero esto de ahora. La reacción frente a las críticas de los desmanes y errores y torpezas solo demuestra el nivel de desunión, incoherencia, improvisación e insolvencia comunicativa de los representantes –mal que bien– de los empresarios turísticos canarios. Para explicarlo delicadamente: no puede entenderse como una estrategia de comunicación pasarse el día telefoneando a periodistas y medios de comunicación para mostrar indignaciones y hacer pucheros.

Como si fueran aguerridos miembros de una organización adolescente de lanceros bengalíes los representantes empresariales ha disparado desde sus diversas entidades patronales. No discuto que algunas de sus andanadas sean acertadas –por ejemplo, la de recordar que hace años no se construye aquí ningún hotel y que ahora disponemos de menos camas turísticas que a principios de 2020– pero ¡qué dispersión de esfuerzos, de admoniciones, ajijides y desprecios! ¿Conocen los representantes empresariales ese moderno mecanismo de comunicación denominado rueda de prensa? Si lo que ocurre se les antoja tan grave, ¿por qué no hacen un mínimo esfuerzo de pedagogía para presentar inteligentemente sus razones, sus propuestas y su información al respecto? ¿De veras que hay que llevar el debate al terreno de no sé qué pibes que les hablaron mal a unos turistas en la cola de los taxis del aeropuerto Reina Sofía? Los turistas, cuando regresen a sus hogares, ¿hablarán mal de los pibes o de las colas interminables para conseguir un taxi cuyo conductor no sabe ni chapurrear inglés?

¿Por qué no proponen un debate público? Sería muy interesante y –siendo optimistas– democráticamente estimulante. Los canarios tenemos –supongo– una televisión pública. Superemos de una vez los pacomorenismos –es decir, los temores renqueantes a ofrecer un contraste de discursos en un medio audiovisual de todos y para todos– y organicemos un debate amplio con la participación de ecologistas, poderes públicos y representantes sindicales sobre el desarrollo del turismo en nuestro país. Sus beneficios, su aportación al crecimiento económico, sus impactos negativos o destructivos, sus errores de planificación y sus perspectivas de futuro. El que se raje sabrá lo que hace, pero quedará retratado. Todos debemos asumir algo: debatir críticamente sobre el turismo en Canarias es debatir sobre Canarias, simplemente. Es un debate sobre una transformación económica y social que demanda una alta participación social y no solo electoral y unos poderes públicos que sepan estar a la altura a través de un proceso de diversificación económica, modernización administrativa, replanteamiento territorial en una España federalizada y nueva gobernanza. Un proceso necesariamente lento y prudente que no es incompatible con tomar acciones y medidas concretas, focalizadas y paliativas. Siendo las fiebres revolucionarias tan perniciosas como el inmovilismo cerril y pesetero el único camino realista es el de las reformas –en lo legal, en lo fiscal, en lo medioambiental– y eso no solo deben asumirlo los ecologistas, sino también los representantes empresariales

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