Opinión | En el camino de la Historia

Tartufo, la mentira y el engaño

Tartufo o El impostor es una comedia de cinco actos.

Tartufo o El impostor es una comedia de cinco actos.

Tartufo o El impostor es una comedia de cinco actos escrita en versos alejandrinos por Moliere, estrenada en París el 5 de febrero de 1669 en el Teatro del Palais Royal y que la posteridad ha asumido los actos canallescos de su personaje central como sinónimo de hipócrita y falso.

Teniendo como compañera de viaje para ampliar su maléfica influencia y amparo a la mentira que se extiende también con un nuevo concepto repetitivo definido por políticos de altura que nos comunican que la nueva definición que se da para la mentira es «cambio de posición política motivada por fuerza de causa mayor como una pandemia, una guerra, la de Ucrania, o un volcán, el de La Palma».

Otros políticos de cuerda diferente no se cansaron de decir que en su próximo gobierno, si es que gobiernan, no influirán para nada los votos de otro partido, al que consideran marginal y anticonstitucional. Y ya ven cómo se han sucedido los acontecimientos. Ver para creer.

Unos y otros han hecho de Tartufo un espécimen de dimensiones gigantescas. Pero el rastro que van dejando en sus diferentes actuaciones y compromisos políticos no es lo que de momento han firmado y no será en el futuro más inmediato, donde captarán cualquier cosa teñida de mentira ya que cuando el poder está en juego todo vale.

Se ha pretendido, así mismo, que «tartufo» y mentira en situaciones comprometidas bajen el dintel hasta el engaño, que resulta como más infantil, más de juegos de niños. Pero mentira y engaño es lo mismo, son dos palabras interconectadas y se refieren, la primera al fenómeno de faltar a la verdad confundiendo a la otra parte y la segunda al resultado del proceso de mentir.

Existen dos formas esenciales de mentir, la ocultación y el falseamiento. El mentiroso es alguien que oculta, retiene información sin decir en realidad nada que falte a la verdad en sentido amplio. Por el contrario, quien falsea da un paso más ya que además de retener información verdadera presenta información falsa como si fuera cierta.

De momento ya hemos descubierto que la mentira y el engaño que forman la estructura de la hipocresía se ha convertido en un talante personal-político que circula por muchos lugares aunque procurará esconder sus varios significados protegiéndose con la farándula de las palabras, unos y otros.

Y aunque sea una fábula de contenido moral, el francés Jean-Baptiste Poquelin, más conocido por su nombre artístico de Moliere, jamás imaginó que un personaje como el suyo, Tartufo, fuera creciendo en el tiempo hasta llegar a perder sus propias características, con lo cual se crea una confusión total llegándose a pervertir el lenguaje que desarrollan algunos en determinadas acciones políticas que ponen en práctica.

No cabe duda de que cuando la política entra en las tramoyas del poder con el silente discurso de obtenerlo lo adornan de terminologías confusas que no resuelven en nada nuestras dudas morales y epistemológicas que perciben como la elegancia en el lenguaje y en la sencillez huyen hacia una lejanía inalcanzable.

La mentira y el engaño envuelto con el caparazón de la hipocresía son tan viejas como el mundo y se asientan tanto en los que mandan como en los que asumen perplejidad en la obediencia, a los que dicen y a los que otorgan, entre los que aplauden y no entienden nada del porqué de esos aplausos. Y menos las retóricas que nos pretenden comunicar una evidencia que no existe, que está diluida en el interior de sus incapacidades y que sufren de ese viento que traen de cola cuando nos digan que todo va viento en popa.

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