Energía

Asturias, de productor a almacén de energía: la invasión de Ucrania convierte a El Musel en el gran "intercambiador hullero" de Europa

La región ha pasado de ser una potencia minera a uno de los mayores intercambiadores de España del tráfico internacional de carbón y gas

Mineros a la salida de un relevo en el pozo Santiago, en Caborana (Aller), en 2008.

Mineros a la salida de un relevo en el pozo Santiago, en Caborana (Aller), en 2008. / Silveira

Yago González

A finales de los años 50, la minería de Asturias llegó a contar con 110 empresas de carbón y más de 50.000 trabajadores, una cifra que nunca volvió a repetirse. Se alcanzó entonces el punto álgido de una fiebre carbonera que transformó todos los aspectos de la vida del Principado –comunicaciones, urbanismo, demografía, sanidad...–, antes de atravesar sucesivas reconversiones con las que, poco a poco, fueron quedando por el camino las explotaciones menos competitivas. Hoy sólo queda en activo el Pozo San Nicolás de MieresPor su parte, las únicas central térmicas en funcionamiento son las de EDP en Aboño y Soto de Ribera.

Una grúa deposita carbón en el puerto de El Musel, en Gijón.

Una grúa deposita carbón en el puerto de El Musel, en Gijón. / Juan Plaza

Mientras tanto, el consumo mundial de carbón está en máximos históricos: el año pasado alcanzó los 8.300 millones de toneladas y está previsto que en 2023 se superen. Los países buscan un combustible alternativo al gas, cuyo precio se ha disparado tras la guerra de Ucrania. Y Asturias sigue cumpliendo un papel importante en el mineral negro, pero de una manera distinta a como lo venía haciendo desde el siglo XVIII, cuando comenzó su extracción industrial. La región, antaño potencia de materia prima energética, se ha convertido en un almacén y un lugar de paso de los cargamentos internacionales de hulla, cuyo tráfico marítimo se ha multiplicado en el último año, especialmente después de que la Unión Europea decretara el embargo a las exportaciones de Rusia como castigo a la invasión militar. Pero también están creciendo los reenvíos de gas tras la activación, el mes pasado, de la planta regasificadora de El Musel.

Las reexportaciones de carbón procedente de Asturias han subido un 500% en la primera mitad del año en comparación con el mismo período de 2022, pasando de 72,1 a 431,5 millones de euros. Han repuntado especialmente las partidas procedentes de países como Sudáfrica, Vietnam, Japón, India o Indonesia. Los cargamentos se apilan en los puertos asturianos y después vuelven a meterse en buques que zarpan en todas direcciones.

Asturias es con mucha diferencia el principal intercambiador del comercio carbonero en España, acaparando el 76,5% de las exportaciones nacionales en el primer semestre (que alcanzaron un total de 564 millones de euros). En concreto, El Musel está jugando un papel clave: en lo que va de año ya ha registrado un tránsito de más de cinco millones de toneladas, como adelantó este diario. La cantidad se acerca a la que acumulaba el puerto gijonés cuando, hace años, suministraba a siete centrales térmicas de Asturias, León y Palencia. En la actualidad, la inmensa mayoría de las descargas y reembarques son gestionados por Glencore, el gigante indiscutido del sector, y Vitol Group. Ambos comenzaron a operar en El Musel el año pasado.

Además, la central regasificadora que gestiona Enagás en el enclave gijonés –si bien su función de momento es de almacenaje– ha comenzado a arrimar el hombro en la reexportación de gas, que también está en cotas inéditas a nivel nacional. Entre enero y junio, los reenvíos desde España han aumentado casi un 50%, hasta rozar los 45.000 gigavatios hora, y todo apunta a que se batirá el récord de 2022.

"Hay que distinguir entre aspectos coyunturales, como son las necesidades energéticas causadas por la guerra de Ucrania, y la transformación estructural que debe acometer el sector energético asturiano y español hacia la descarbonización y el uso de renovables", señala Carlos García, director general de la Fundación Asturiana para la Energía (Faen). A su juicio, "el aumento del almacenaje y reexportación de carbón en Asturias es algo más bien coyuntural, que quizá sí tenga un recorrido al alza en los próximos meses o años, pero que no deja de ser una apuesta a corto plazo" Según García, "Asturias puede convertirse en un importante ‘hub’ energético, pero no sólo de gas y carbón, sino también de hidrógeno verde o amoníaco".

Sin duda, hay ambiciosos proyectos verdes para la región. Por ejemplo, un total de 125 iniciativas aspiran al respaldo del Fondo de Transición Justa, dotado con 263 millones de euros. Y tanto ArcelorMittal como EDP afrontan la descarbonización de sus procesos fabriles. Pero las inversiones son muy cuantiosas y el horizonte temporal no es inmediato. La Agencia Internacional de la Energía acaba de advertir de que el hidrógeno verde a escala industrial aún está en fase muy incipiente y debe unificar su regulación. Y las grandes empresas eléctricas españolas ven demasiado optimistas las previsiones del Gobierno de que en 2030 el 81% de la electricidad provenga de energías renovables.

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