Entrevista | Rosa Kraus Hija de Alfredo Kraus
Rosa Kraus: «Mi padre amaba el escenario pero su esposa y sus hijos eran lo más importante»
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Rosa Kraus / ED
Que tu padre sea uno de los grandes tenores de todos los tiempos marca tu vida. Rosa Kraus Ley nació en Milán —como sus tres hermanos, Alfredo, Patricia y Laura— porque don Alfredo Kraus Trujillo, Alfredo Kraus para el mundo (Las Palmas de Gran Canaria 1927 - Madrid, 1999), tenía allí su cuartel general a principios de los 60. Rosa es una niña que visita a su padre en la oficina y ese despacho podía ser, por ejemplo, la Scala de Milán, mientras que los compañeros de trabajo de su progenitor eran figuras de la talla de Teresa Berganza o Montserrat Caballé.
Hoy la niña que visitaba a su padre en los teatros preside la Fundación Internacional Alfredo Kraus, un proyecto que ideó el tenor y que incluye el concurso internacional de canto y su museo en Gran Canaria. «Le consultaba todo a mi madre», recuerda Rosa en esta entrevista.
¿Satisfecha con el resultado del documental Kraus, el último romántico que, producido por Mediareport, se estrena esta semana en Radio Televisón Canaria ?
Sí, la verdad, es que sí. No es fácil abordar la intimidad familiar de un artista que siempre la guardó muy celosamente, cosa que siempre hemos agradecido y de lo cual estamos muy orgullosos.
Es quizás la primera vez que se aborda una faceta tan íntima de su padre y, sobre todo, la historia de amor protagonizada entre él y su madre, Rosa Blanca Ley-Byrd, y la devoción que sentía por usted y sus tres hermanos. ¿Les ha costado desnudar esa parte de sus vidas?
Como le dije antes, siempre nos ha gustado la discreción y la intimidad familiar. Creo que ese es el éxito de la felicidad: separar la carrera artística de la vida privada
En Kraus, el último romántico sorprende mucho ver en los vídeos domésticos cedidos para este documental por la familia a semejante genio mundial de la interpretación convertido en un marido y en un padre convencional que se graba jugando con ustedes o bromeando junto a su madre. ¿Le costaba en el ámbito doméstico distanciarse de los aplausos y el éxito logrados sobre los principales escenarios del planeta para transformarse en un progenitor y en un esposo casi de manual?
El escenario era para mi padre su trabajo, muy querido eso sí, pero principalmente era un ser humano y su esposa y sus hijos eran lo mas importante, su vida emocional y afectiva.
¿Cómo lo recuerdan en esa faceta? ¿Era un padre exigente? Se lo pregunto porque en esta producción de Mediatreport da la sensación de que era Rosa Blanca quien llevaba en casa los pantalones.
Sí era exigente pero no dominante. Mi madre se ocupaba de lo cotidiano, aunque siempre viajaba con él. Creo que se complementaban perfectamente; él a mi madre le consultaba todo.
La música ha sido una constante tanto en la vida de Alfredo Kraus como entre algunos de sus hijos. ¿Se hablaba de ella en su hogar?
Naturalmente. Era y es algo esencial entre nosotros.
En 1997, tras 39 años de matrimonio y algunos más de noviazgo, Rosa Blanca fallece. Hay en Kraus, el último romántico, así como en diferentes artículos publicados en prensa después de su óbito en Madrid, numerosos testimonios de amigos y personas que en lo profesional estuvieron muy cerca del tenor grancanario donde aseguran que aquella muerte fue para él un golpe tan duro que nunca lo pudo superar. ¿Le cambió tanto aquella pérdida? ¿Cómo les afectó a ustedes ese deceso y ser también testigos de la tristeza que generó en su padre?
Fue muy duro perder a nuestros padres en el giro de dos años y dos personas jóvenes todavía. Él nunca lo pudo superar [la muerte de su esposa] y por eso enfermó y ni siquiera su carrera lo pudo volver a animar para seguir adelante. Para nosotros fue algo terrible que a día de hoy seguimos lamentando profundamente.
Dos años después, en 1999, fallece el genial artista y aunque ya en vida se convirtió en una leyenda del bel canto su figura creció, si cabe, aún más. ¿Qué recuerdan de él en aquella última época?
Fue una etapa triste ver cómo se apagaba y no poder hacer nada; no lo dejamos solo. Lo acompañábamos y tratábamos de consolarlo aunque para nosotros era doble tristeza.
¿Creen que se ha hecho justicia a la aportación artística y docente de Alfredo Kraus?
Yo creo que la gente sigue recordándolo con mucho cariño y admiración y desde la Fundación Internacional Alfredo Kraus, que tengo el placer de presidir, hacemos lo posible para transmitir su legado. Es sí: siempre se puede apoyar aún más toda iniciativa de divulgar su figura y su contribución al mundo de la ópera.
¿Han fantaseado usted y sus hermanos con cómo sería hoy la vida de él y Rosa si, pese a tener ya ambos más de 100 años, continuasen vivos?
Es probable. Seguirían juntos disfrutando de sus hijos, nietos y biznietos, rodeados de cariño...
¿Les habría gustado a ellos la historia que relata Kraus, el último romántico?
Es nuestra historia, muy aproximadamente.
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