Golpe de realidad en El Sardinero

El Tenerife se adelanta en dos ocasiones, con goles de Roberto López y Nacho, pero sale goleado (4-2) de su visita el Racing y vuelve a atascarse en su intento de escalar en la tabla

Nacho Martínez.

Nacho Martínez. / Agencia LOF

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Se acabó la racha. La miniracha. El 7 de 9 que había avivado la esperanza del Tenerife de tener todavía algo que decir en la carrera por coger un sitio en la promoción de ascenso a Primera, se apagó en El Sardinero. Después de sumar ante el Eldense, Alcorcón y Mirandés, el equipo de Asier Garitano calibró su reactivación frente a un rival supuestamente directo, un oponente situado en un escalón superior a los tres anteriores, el Racing. Y el desenlace fue un golpe de realidad. Los blanquiazules salieron de Santander con un doloroso 4-2 tras un partido en el que llegaron a adelantarse en dos ocasiones gracias a los goles de Roberto y Nacho. La pegada de los cántabros en la segunda mitad del partido fue demoledora. En 9 minutos se concentró el caos: de un 1-2, a un 4-2.

Si los números podían cuadrar para que el representativo arreglara su irregular temporada, pasaban por un triunfo en Santander. Con doce jornadas todavía por delante, no hay nada definitivo. Pero el margen de error es cada vez más corto. Y encuentros como el de El Sardinero no hacen sino describir al Tenerife como un equipo de medianías: le va dando para no sufrir para salvarse, pero se queda corto si dirige la mirada a los puestos altos. Los planes de Garitano de llegar a las diez últimas paradas del calendario –a Semana Santa– con opciones de cruzar la meta establecida en verano, se difuminan. El sábado, el Huesca; luego la visita al Espanyol... El tiempo dirá.

El primer pulso en El Sardinero estuvo en el centro del campo, en ganar la batalla territorial en la zona de creación. En ese propósito, cada uno tuvo su momento, pero casi siempre de manera atropellada, sin precisión ni continuidad. Era cuestión de que fuera madurando el partido, de que el tiempo pusiera a cada uno en su sitio. El Tenerife tuvo mayor posesión en el tramo inicial. Luego, hasta el descanso, el Racing niveló las cosas. Bajo esa igualdad, los blanquiazules trataron de insistir por el costado derecho de su ataque, con la aportación de Mellot y la chispa de Luismi. Por el otro lado, Rahmani ejercía de más de interior que de extremo y no lograba finalizar jugadas. Su compañero de banda, Medrano, se vio obligado que pedir el cambio a los 17 minutos. Otra vez el hombro izquierdo, como en el encuentro anterior con el Mirandés. El madrileño tuvo la mejor intención y se apuntó a la visita al Racing, y Asier se la jugó dándole la titularidad. Visto lo visto, la apuesta fue arriesgada. La plaza quedó cubierta por Nacho.

A esas alturas, el Tenerife se había acercado al área contraria con dos remates de Roberto, uno facilitado por Luismi (4’) y otro resuelto por el zaragozano con poca potencia (8’). Mientras tanto, Soriano vivía tranquilo atrás. Solo un córner regalado por José León (6’) le dio algo de trabajo al guardameta.

La pausa provocada por la sustitución de Medrano fue aprovechada por el Racing para meterse de verdad en el partido. Ajustó la presión y empezó a generar peligro. Para empezar, con una doble ocasión en el minuto 19 en la que los locales pidieron penalti por mano de José Amo. Hombro, en realidad. Poco después, Corredera tuvo que apagar un fuego en otra aproximación cántabra, esta vez por el carril derecho (23’). Los de José Alberto López –testigo desde las cabinas por estar sancionado– aprovecharon esta fase emergente para apretar. Peque chutó flojo en otra acción ofensiva de un Racing que agitaba por las bandas (24’). La frecuencia continuó a raíz de una pérdida de Roberto que propició una volea taponada de Íñigo Vicente (40’). El siguiente en intentarlo fue Mboula, tras un pase del goleador Peque. Tal fue la insistencia, que Soriano tuvo que aparecer para despejar un remate de cabeza de Hernando en el 42’. A renglón seguido, tras el posterior saque de esquina, el partido se interrumpió por un choque entre Germán y Rahmani por el que ambos tuvieron que ser atendidos. Entre unas cosas y otras, el árbitro Óliver de la Fuente Ramos ordenó que se alargara la primera mitad en 4 minutos. No fue un rato desperdiciado. El encuentro se reanudó sin Rahmani ni Germán en el campo, y con un Racing frío y descolocado. El Tenerife no dejó pasar la oportunidad para morder. Lo hizo con una fluida jugada iniciada por Corredera. El gerundense conectó con Mellot para que el francés enlazara con Luismi Cruz, que puso el toque diferencial con una asistencia a Roberto. El mediapunta cedido por la Real Sociedad entró en escena sorprendiendo desde atrás y batió a Ezkieta con un chut raso y cruzado dentro del área.

El primer tiempo apenas dio para más, solo para una entrada con tarjeta amarilla añadida para Gallego y un brote de discusión entre varios jugadores. La tarde se le había puesto de cara a los tinerfeños.

 Pero el Racing no había firmado la rendición. De hecho, con el cambio de Sangalli por Germán, fue capaz de desplegar todo su repertorio ofensivo en una segunda mitad en la que Mboula entró avisando con un potente remate de cabeza (48’). El Tenerife no quiso ser menos. Su contrapunto llegó en forma de dos saques de esquina y de una parada de Ezkieta tras un toque cercano de Sergio (52’).

En ese intercambio de golpes, el Racing se mostró mucho más contundente. En el 54’ logró el empate gracias a un córner que no debió existir. El asistente no se percató de un fuera de juego previo y el balón se puso en movimiento para que Morante lo colara en la portería tras una combinación entre Peque y Vicente, y una insuficiente reacción del bloque defensivo.

El tanto no descompuso a los de Garitano, al menos en su funcionamiento ofensivo. Ahí volvió a irrumpir Luismi para parar el cronómetro dentro del área y picar un balón que cazó Nacho en el segundo palo.Gol. El Tenerife seguía vivo (2-1 en el 54’), pero no imaginaba lo que estaba por venir.

Porque el Racing supo desenvolverse con naturalidad y con filo en un partido más abierto y con más espacios, frente a un Tenerife demasiado largo, que no dio un paso atrás para protegerse y cerrar el triunfo. A los locales les bastó con intensidad, verticalidad, movilidad y precisión para desmontar la frágil oposición tinerfeña. Así volvió a neutralizar la ventaja visitante. En el 73’, Peque filtró un pase a Sangalli, que, liberado de la marca de Rahmani, firmó el 2-2.

De ahí en adelante, el Racing solo tuvo que perseverar para terminar de decantar el duelo. El Tenerife, esta vez sí, acusó el mazazo y quedó expuesto a una remontada local que cogió cuerpo con un golazo de cabeza de Hernando (79’) tras un saque de esquina ejecutado en corto para un pase posterior. La pizarra verdiblanca había dejado en evidencia otra vez al rival.

En plena fiesta cántabra, el extinerfeñista Andrés Martín amplió la renta al recibir un pase de Arana y dejar sin opciones a Soriano con un preciso golpeo al vértice (82’).

El Tenerife, roto y sin reacción, trató de evitar la derrota a la desesperada, y estropeó todavía más la tarde con la expulsión de Luismi Cruz con tarjeta roja directa. Al final, cabeza gacha, goleada en contra y fin virtual al deseo, más que a la posibilidad, de mirar al ascenso.