Escuela de fútbol: así cuentan Corredera y Ángel cómo fueron sus inicios y sueños de la infancia

Corredera y Ángel comparten con estudiantes de todas las edades cómo fueron sus procesos de formación y aprendizaje hasta convertirse en deportistas profesionales

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Dos futbolistas de éxito, apreciados por su afición, estandartes de su club y posiblemente dos de los mejores iconos del actual Tenerife compartieron ayer una jornada diferente con estudiantes de todas las edades en el CIFP César Manrique, que organizó una conversación entre ellos para que contasen a las nuevas generaciones cómo es el lado más desconocido del deporte profesional. «Aquello que no se ve de este mundo donde todo parece muy bonito, que lo es, pero está lleno de renuncias y sacrificios», describió Ángel.

Ambos protagonistas disertaron sobre factores como la ansiedad, la presión, la responsabilidad o incluso el duelo deportivo. «Hay veces que los demás no se dan cuenta de que los primeros fastidiados por un mal resultado como el del último partido en casa somos nosotros», esgrimió Corredera, quien aseveró que con el tiempo ha ido aprendiendo cómo afrontar y superar el bajón anímico que produce un resultado adverso como aquel.

«Yo estuve dos días muy mal por la última derrota», admitió Ángel, quien apuntó que se refugia en el núcleo familiar en los momentos malos. También apuntó Álex que hay situaciones en las que el rendimiento individual puede ser bueno, pero el colectivo no. Y viceversa. «Detrás de cada éxito y cada victoria hay mucho picar piedra. Esto va de estar juntos, apoyarse... al final mira a Ángel: estoy seguro de que el día que marca y el equipo pierde, él se marcha fastidiado a casa», explicitó el gerundense.

Los dos blanquiazules reconocieron sentirse muy queridos por la afición del Heliodoro, que para Rodríguez «es casa». Según dijo, sí tenía «cierta incertidumbre» por saber cuál sería el recibimiento en su regreso, que ha superado todas las expectativas y le ha permitido constatar «en primera persona» que el tinerfeñismo le quiere. «La ilusión de la gente por que volviera a la Isla es mi energía para cada partido», enunció.

También habló Ángel de la relevancia en la caseta de Aitor Sanz –compañero suyo de habitación en esta nueva etapa– para aprender a sobrellevar la presión del regreso a casa, donde al principio le pudieron las ganas de agradar. «El día de mi expulsión contra el Zaragoza me lo crucé al salir del estadio y me dijo:tranquilo, tu momento llegará. Me insistió en la necesidad de no responsabilizarme en exceso, en tomarme las cosas con más tranquilidad. Aquel día cambié el chip», relató el de Geneto.

La conversación con Corredera había empezado con un origen mucho más remoto en el tiempo, pues ambos se contaron ayer el uno al otro cómo eran de pequeños. Paradójicamente, en sus relatos había muchas más analogías que diferencias. «Me pilla un poco lejos pero me recuerdo como un niño alegre, un buen estudiante y al que le gustaba mucho el deporte. Siempre he sido muy responsable y sacaba buenas notas. En casa me inculcaron la importancia de la educación y me la pusieron por delante de todo lo demás. El fútbol me enseñó muchas cosas: creer en algo, tener un esfuerzo, una dedicación, una disciplina... Eso siempre me ha acompañado», contó Corredera, que se formó en la escuela del FCBarcelona.

«Empecé a jugar con cuatro años y es verdad que tuve una infancia diferente a las demás. Firmé pronto con el Barça y luego ya todo era mucho viaje, mucho entreno... Vivía a dos horas de donde entrenaba y entonces con los niños de la clase solo tenía contacto por las mañanas. Las tardes las pasaba en el taxi y me comía cuatro horas en coche cada día. Son algunos de los sacrificios que uno hace por llegar a cumplir su sueño. Pero era feliz y disfruté muchísimo esa época», prosiguió en su relato.

«Las cosas realmente importantes de la vida son disfrutar del momento y no pensar en el más allá. Nos preocupamos por cosas que luego no acaban pasando. Esa perspectiva la estoy cogiendo estos años otra vez y la última lesión me enseñó mucho. Estuve en un sitio donde jugaban los mejores y empecé a competir incluso en una edad donde no tocaba. Aprendí entonces a superar la frustración, a tener una rutina y saber que las cosas cuestan mucho», apuntó.

Ángel también compartió su propia historia:«Yo también fui muy feliz cuando era un crío. Tenía dos hermanos que me ayudaban mucho en ese día a día, sobre todo mi mellizo Juanjo. Esa alegría que te daba el deporte era algo primordial para nosotros. Asumimos entonces valores como la solidaridad, la generosidad o el compromiso», comenzó. Ya con tres hijos, reseñó que «nunca obligaría a ninguno a que hiciera algo que no le gusta».

«Un crío saca su mejor rendimiento cuando no tiene ningún tipo de presión», fue uno de los mensajes más aplaudidos por el entusiasta auditorio, repleto de estudiantes de diferentes grados. Le preguntaron, por ejemplo, por los momentos desagradables. «Yo me apoyo mucho en mi familia para sacar el fútbol a un lado y poder centrarme y estar para ellos».

El diálogo entre profesionales del deporte dio mucho más de sí. Hablaron de las redes sociales y de su influencia en el rendimiento del deportista. «Yo no tengo ninguna desde que me borré el Tuenti», bromeó el delantero. «Me ha ido bien así. Ni cuando me iba muy, muy, muy bien recibía elogios; ni cuando me ha ido fatal he recibido críticas. Pero sí es verdad que hay cosas que te llegan, por ejemplo cuando se publicó en marzo que ya me estaba reuniendo con el Tenerife», explicitó.

Aprendizaje continuo

A preguntas del público, Corredera dijo haber aprendido que «en el fútbol van a ser más los momentos malos que los buenos», así que conviene relativizar las derrotas o los baches. También resaltó que su etapa en el Tenerife está siendo aquella donde tiene una mayor repercusión lo que hace, pues viene de una etapa previa donde el impacto en el entorno era menor (procede del Badajoz).

Convencidos de que deben manejar y controlar todo lo que esté a su alcance, confesó Corredera que trata de cuidar hasta el más nimio detalle que pueda tener influencia en su rendimiento. «Desde la alimentación al descanso», puntualizó. Así que el lado más difícil de la vida que lleva es justamente aquel que no se ve, el de la frustración por un mal resultado o el de una situación de angustia por no cubrir las expectativas. En este sentido, aseguró que se sintió «muy respaldado» por la afición cuando su nivel no fue el mejor durante la campaña pasada, en la que halló «muchas dificultades por culpa de la lesión».

Lo mejor del diálogo fueron las anécdotas. Estaban los más menudos entre el público muy interesados en saber si Corredera había conocido a Messi. «Sí, pero mi ídolo y referente es Andrés Iniesta. Su naturalidad, su forma de entender el deporte, también su juego», comentó. En cuanto a sus faros blanquiazules citó a Aitor Sanz y Carlos Ruiz:«Tantos años aquí y toda la humildad del mundo». Ángel habló de la necesidad y la obligación de ser cercanos a la afición y devolverle todo el cariño que reciben: «Deberíamos ser todos como Cristo Marrero», sentenció.