Joel Miranda y Pedro Hormiga fueron los primeros de una larga cola de incondicionales que esperaban la apertura de las taquillas del Heliodoro Rodríguez López con el objetivo de poder «pillar» una entrada para el partido grande donde los haya, el Tenerife-Girona, que bien podría valer el ascenso de los tinerfeños 12 años después. Y es que más de mil personas guardaron cola en las inmediaciones del estadio con el objetivo de hacerse con el tan valioso billete.

Los primeros de la fila se quedaron a dormir bajo las taquillas a las 00:00 horas y pasaron la madrugada solos hasta que Rodolfo Marrero, a eso de las 03:00, apareció dispuesto a lograr dos entradas, pero en esta ocasión «se me han adelantado», dijo entre risas y fiestas a Joel y Pedro. Lo cierto es que los tres son habituales en la fila de espera, pero no se arrepienten de pasar horas y horas en espera por ver a su Tenerife.

A partir de las 07:00 horas la llegada de aficionados se hizo muchísimo más notoria y una hora más tarde ya habían más de 200 personas en la calle La Mutine, a la altura de la puerta 9. La secuencia seguía. A las 9:30 horas la cosa se desborbó; la ordenada fila llegaba a los aparcamientos del pabellón Quico Cabrera, justamente en la acera del campo Juan Santamaría.

La imagen era impresionante, tanto, que muchos aficionados querían sacarse la foto y le decían al de atrás «cuídame el sitio, que voy a sacar una foto porque esto hacía muchos años que no lo veía». Impresionante, los vecinos estaban más que metidos en la salsa del fútbol.

Grandísimo ambiente

En la fila un gran ambiente. Gentes pasando, saludando, risas y jolgorio, peñistas, empleados de banca, trabajadores del aluminio, ingenieros, amas de casa, peluqueras, directivas de clubes, responsables de suministros todos unidos... Un sinfín de perfiles que tenían una premisa, recoger las entradas para el posible partido más importante de la temporada, la vuelta en el Rodríguez López del choque entre el CDTenerife y el Girona por el ascenso a la Primera División.

Fueron momentos de la táctica, de los análisis sobre el partido del Tenerife contra Las Palmas, de las declaraciones vertidas por Jonathan Viera, de la táctica que hay que seguir contra los catalanes en el partido de ida o el resultado en goles propicio para recibir a los catalanes dentro de dos semanas. Mil personas, mil entrenadores.

Y como no podía ser de otra manera, también hubo momentos de alta tensión: «Mucho traje, pero te has colado, caradura», le espetaba uno de los aficionados que guardaban en los primeros puestos de la cola. «No me he colado, había alguien guardándome el sitio», respondió el aludido enfrentándose... Solo la intervención de un empleado del club evitó que la cosa fuera a mayores, pero no que se viviera un momento de tensión muy desagradable entre los allí presentes.

El optimismo era total, aunque solo una minoría no daba por vendida la piel del oso antes de cazarlo. La gran mayoría de los aficionados están convencidos de que el conjunto blanquiazul será el ganador de la eliminatoria y estará el próximo año animando a los de Luis Miguel Ramis ante un Real Madrid, Atlético o Barcelona, entre otros... O solo ante un micrófono eran capaces de decir eso, ya que el off the record de alguno de los consultados la cosa cambiaba un poquito: «Hay que tener cuidado de todas maneras porque el Girona es un buen equipo», añadía Daniel (nombre ficticio), que se había fugado de su trabajo.

La emoción de un partido

Al contrario que en otras ocasiones, la felicidad que repartió el Tenerife ante la UD Las Palmas sirvió para que la gente se desatara. Hay euforia y alegría por ver el sueño cumplido de muchos, incluso algunos como Pedro Hormiga, invitaba a Jonathan Viera «a la fiesta del Tenerife. Corre, estás invitado a ver el partido», señaló con cierta ironía a los medios de comunicación mientras las risas se colaban en la fila formada.

Pedro ponía en valor que «el empate nos vale, pero ojo porque el Girona es un buen equipo», advertía. Su compañero de espera fue Joel Miranda, que también hizo noche, y destacó que «hay que darle un empujón al Tenerife», apuntando que la clave de la eliminatoria entre tinerfeños y catalanes estará «en aprovechar las oportunidades que tengamos».

Por su parte, Rodolfo, el tercero de la fila, explicó que en estos momentos «la eliminatoria está a un 50% para cada equipo. Creo que somos mejores porque en esta temporada siempre hemos estado ahí arriba», señalando que ante el Girona Luis Miguel Ramis debería «no cambiar mucho»

Cristian destacó que a lo largo de la temporada «el equipo ha sido muy serio en defensa y si seguimos así tenemos un paso bien dado», señalando al uruguayo Stuani, la referencia del gol de los catalanes. Sobre él dijo que «hay que vigilarlo, ya que si ve una amarilla en la ida no jugaría la vuelta». Acerca del Tenerife explicó que «tras el partido contra Las Palmas ha crecido mucho».

Sandra reconoce tener «mucha ilusión y espero que tenga un buen resultado el Tenerife para celebrar un ascenso más y en nuestro campo. La defensa será clave, tal y como hemos hecho en otros partidos», discurso defendido por la mayoría de los aficionados, entre los que se encontraba su amiga Sofía que destacaba que, «como dijo Ramis, la defensa es un hormigón», apelando a la «humildad» del grupo para no perder la perspectiva ante el encuentro.

Alistair apuntó que «el Tenerife sale reforzado tras ganar a la UD Las Palmas y con ganas» y que lo que deben hacer los blanquiazules es «seguir siendo detrás consistentes y tener acierto con las ocasiones claras que se le presenten».

Fue la línea argumental de la mayoría de las personas que aguardaron en la cola hasta que las taquillas se abrieron, a las 10:00 horas de una mañana calurosa donde las haya.

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Colas para una entrada del Tenerife - Girona María Pisaca

Mucho ha cambiado con respecto a la semana anterior. Si contra la UD habían ciertas reservas, ante el Girona los aficionados son algo más optimistas. Lo comentan Juan Pedro Lama, Lidia Rodríguez o María Lemus, quienes ponen en valor el estado de forma tinerfeño.

Aun así, a pesar de esa euforia, sin micrófonos, la alegría se rebaja un poco entre risas, síntoma de que puede pasar cualquier cosa: "Es fútbol y eso no está escrito", dicen