No hay rendición fácil para este Lenovo Tenerife. Pese a salir magullado del 112-69 recibido el lunes en el Palau, el conjunto aurinegro se repuso anímicamente y se vació por completo para doblegar –ante un Santiago Martín que volvió a vibrar con la presencia de la aficióna un Barça que ayer fue el que no tuvo capacidad de respuesta ante el ímpetu de los laguneros. Fue una cuestión de orgullo por parte del conjunto de Vidorreta. El de la buena puesta es escena defensiva, el de su aplicación en el rebote y el de no venirse abajo cuando más apretó su rival. Suficiente para tumbar al cuadro azulgrana, que esta vez sí, sufrió ante la maestría de Huertas y Shermadini. El primero sostuvo de entrada a los suyos y el georgiano convirtió en oro cada balón que pudo recibir dentro y se aplicó como nunca en el rebote y en tareas defensivas. Fueron los líderes de un equipo que ofreció méritos más que suficientes para hacerse acreedor del 1-1, y también para soñar con la final.

Como si quisiera arreglar el roto que le hizo 48 horas antes su rival en ataque, el Lenovo salió atrás con una intensidad superlativa. Con los pequeños negando tiros a sus pares, Shermadini aguantado en el poste bajo a Davies, y con todo el cuadro aurinegro –en especial el propio Gio– cerrando su rebote. Con esa aplicación, y pese a que se metió pronto en bonus, el cuadro canarista logró que el Barça solo anotara desde el tiro libre (3-4). Casi cinco minutos y medio tardó el conjunto de Jasikevicius en hacer su primera canasta en juego.

Pese a esa defensa de libro (3-0), el equipo isleño no fue capaz de sacar rédito al otro lado de la pista. Su mal porcentaje en el tiro de tres (0/7 al término del primer periodo) y hasta cuatro pérdidas ante un Barça que mordió como de costumbre hicieron estéril igualmente la presencia de los locales en el rebote ofensivo (cuatro). En medio de un tanteador raquítico (5-6, 6’), los azulgranas empezaron a producir con más fluidez gracias a la entrada en pista de Hanga y Gasol -11 puntos entre los dos en el primer acto- (9-13).

Ahí apareció Huertas. El brasileño entró en cancha con el deseo, grabado con sangre, de desquitarse de su horrible partido del Palau, y una vez supo convivir con el sufrimiento que supusieron de nuevo las marcas de Calathes, Bolmaro y Westermann empezó a generar puntos sin freno. Primero anotando todo lo que lanzó, también siendo infalible desde el 4,60, e igualmente asistiendo para el mate de Rodríguez. Hasta 12 tantos consecutivos salieron de sus manos para que el Canarias pudiera poner el gancho ante un rival mucho más reconocible en ataque y que llegó por delante final del primer cuarto (15-19).

Sin bajar su aportación (como tampoco lo hizo el resto del equipo para seguir cerrando su propio rebote), Huertas dio continuidad a su excelsa hoja de servicios en los primeros minutos del segundo acto. Y lo hizo como mejor sabe, asistiendo. Primero para el triple en la esquina de Doornekamp, pero sobre todo conectando dentro, por fin, con Shermadini y luego con Guerra. Cinco asistencias del paulista para liderar un parcial de 16-8 (31-27, 15’) que pudo ser incluso mayor de no ser por un par de desajustes defensivos que permitieron anotar a Kuric seis puntos en solo dos acciones.

La impronta del brasileño fue el estímulo definitivo que necesitó el Lenovo para creerse capaz de tratar de tú a tú al Barça. Lo hizo con un gancho de Guerra sobre la bocina de 24, y un triple de Jenkins tras otro rebote ofensivo (seis en ese momento). Logró así el cuadro de Vidorreta su máxima renta hasta el momento (36-31). Sin embargo, y como sucediera en el mismo tramo el partido del Palau, los isleños no fueron capaces de mantener su buena dinámica y enlazaron despistes defensivos, pérdidas, ataques deslavazados, malos tiros y la tercera falta de Fitipaldo. Concatenación de errores que los aurinegros minimizaron como pudieron (36-35), más aún cuando en la acción final del segundo periodo Cavanaugh palmeó para el 38-35 con el que se llegó al intermedio. Fue precisamente ese deseo en el rebote (20 de los locales, siete de ellos ofensivos; frente a los 11, dos en ataque de los de Jasikevicius) el que marcó la pequeña diferencia tras 20 minutos, toda vez que ambos tuvieron la pólvora mojada desde el 6,75: 3/14 los locales y 2/11 su rival.

Propósito de enmienda del Lenovo

Lejos de repetir su horrenda puesta en escena a la vuelta de vestuarios, el Lenovo terminó de manifestar su propósito de enmienda. Esta vez liderado por Shermadini, que no solo rentabilizó cada balón que, en una ardua tarea de ingeniería, logró recibir dentro. El georgiano, que también siguió cargando el rebote, fue casi imparable bajo el aro, e igualmente un muro atrás (robo a Kuric y tapón sobre Mirotic). Encendido, el Canarias corrió cada vez que pudo (canasta de Cavanaugh), se mantuvo aplicado atrás (Salin sacó falta en ataque) y añadió a su repertorio acierto exterior (triple de Doornekamp) en un parcial de 13-2 para un 49-37 que parecía imposible dos días antes.

El Barça, groggy, tiró de calidad. Y ahí aparecieron Mirotic y Gasol. El montenegrino anotó sus primeros puntos con dos libres (con un 17/17 de todo el equipo) y el de Sant Boi lo hizo palmeando o finalizando bajo el aro (nueve puntos y cuatro rebotes ofensivos). Casi sin darse cuenta, y pese a que Huertas y Shermadini se empeñaran (14 puntos entre los dos en el tercer periodo) en meter el duelo en un intercambio de canastas, el Lenovo vio como su renta de 12 quedó en prácticamente nada (57-55).

Momento crítico al que el cuadro lagunero, pese a su nulidad ofensiva (con el añadido de la cuarta falta de Fitipaldo), respondió sabiendo sufrir atrás para frenar la remontada rival (58-55, 30’). Otro impulso moral –el de ser capaz de contener a un rival que el lunes fue arrollador– que relanzó al Canarias, donde Huertas, tan extenuado como clarividente en ataque, puso los primeros cimientos de otro arreón aurinegro, que implicado en su rebote y acertado en el tiro libre y en el perímetro firmó un 10-0 que le devolvió a su máxima renta del choque (67-55). Esta vez con solo siete minutos por delante.

Pese a desperdiciar un buen ramillete de ataques (solo logró anotar Cavanaugh desde el 4,60), la solidez defensiva canarista fue tal que dejó a los culés sin meter un solo punto durante más de siete minutos. Ese mismo equipo que en el primero de la serie se fue hasta 40 en un solo cuarto. Con 69-55 y solo medio periodo por jugarse, al Canarias le empezó a pesar la responsabilidad. Vio como le desaparecía la puntería previa, se dejó de nuevo balones por el camino (pérdida incluso en saque de fondo), permitió segundas opciones y no supo frenar a Davies (69-63).

Pero con poco más de dos minutos por jugarse volvió a aparecer Shermadini, con una canasta y una recuperación para generar la calma suficiente (71-63) antes de que Huertas, con un triple, dejara casi sentenciado el duelo (76-65) a menos de un minuto de un final que fue de fiesta. El Canarias y su afición quieren que no sea la última.