El Lenovo Tenerife cae ante armamento pesado. Mientras el cuadro canarista logró llevar el duelo a una guerra de guerrillas, aquella en la que cada punto en ambos lados de la pista costaba un mundo, se mantuvo en el encuentro. A base de coraje y de aguantar las embestidas de su rival. Sin ningún tipo de complejos en su primera semifinal ACB de la historia. Un plan de partido que le surtió efecto a los de Txus Vidorreta hasta el minuto 18, cuando mandaban en el electrónico por 32-33. Situación casi perfecta para empezar a meterle el miedo en el cuerpo a un Barça dubitativo tras su irregular cruce de cuartos de final.

Sin embargo, entre que los aurinegros descubrieron sus costuras justo en el epílogo de la primera parte (encajaron un 11-3 para irse al intermedio 43-36), y que justo a la vuelta de los vestuarios el cuadro de Sarunas Jasikevicius sacó a escena todo su arsenal (en especial desde el arco con un 13/17 en 20 minutos), al Lenovo no le quedó otra que levantar la bandera blanca de rendición ante un adversario que no tuvo perdón. El cuadro canarista, ya completamente superado, encajó 40 puntos en los diez minutos posteriores al descanso, con un parcial global de 57-21 en apenas periodo y medio (89-54). Fueron las consecuencias de un armamento demasiado pesado al que los isleños no pudieron hacer frente en una derrota que acabó siendo muy dolorosa.

Ya de entrada no se mostró muy fluido el Lenovo, acosado ya por la presión rival desde su propia pista, y condenado por algunos errores en el tiro y un par de pérdidas. Aún así, entre un triple de Jenkins, una continuación de Shermadini, alguna que otra segunda opción (canasta de Cavanaugh tras ofensivo de Doornekamp), y que los locales no estuvieron nada atinados desde el 6,75 (1/9 al final del primer cuarto) el cuadro canarista se agarró al encuentro (7-7 y 10-11) y evitó que el Barça se escapara tal y como ocurriera en el último duelo de la fase regular.

Incluso con el conjunto azulgrana tirando de calidad individual (Mirotic anotó por tres ocasiones desde cinco y seis metros) y con Huertas errando lo que nunca falla (0/4 en apenas tres minutos en pista), el cuadro lagunero se mantuvo firme, esta vez gracias a una bombita de Fitipaldo y cinco puntos de Guerra, para cerrar en tablas el primer acto (18-18).

El Barça eleva la intensidad ante el Lenovo

A partir de ahí, y en una película ya conocida, el Barça elevó un punto su intensidad atrás, y el Lenovo rozó el colapso. Con los locales incidiendo en el 2x1 a la salida del balón de los aurinegros, y con los dos bases acogotados por Calathes y Hanga, además de por sendas ayudas, a los de Txus Vidorreta les costó un mundo anotar en situaciones que solo logró despejar, con mucho trabajo, Salin (24-22). En el otro aro, Calathes enchufó el ordenador y creó tres canastas seguidas (triples de Hanga y Kuric, y dos puntos fáciles bajo el aro del estadounidense) para que los de Jasikevicius amagaran con romper el partido (32-26).

De la situación de dificultad salió el Lenovo cerrando su rebote para evitar una sangría mayor, y encontrado delante a Shermadini, pero sobre todo a Doornekamp, que resolvió otra posesión al borde de los 24 y anotó de tres llegando. Con la sensación de estar casi fuera de partido apenas unos minutos antes, el Canarias no solo puso el gancho sino que incluso fue capaz de recobrar la delantera en el marcador (32-33, 17’).

Pero al Barça todavía le quedaban un par de marchas para apretar atrás. Por físico propio y por lo que le permitió el trío arbitral. Con esa vía libre Huertas y Fitipaldo se vieron todavía más ahogados –y hasta al borde del desquiciamiento– por sus pares en dos minutos fatídicos. Ahí el Canarias enlazó varios despropósitos: se dejó coger dos rebotes ofensivos (cuatro puntos), erró un libre, hizo una ayuda larga para el triple de Kuric, lanzó de forma precipitada (triple de Yusta casi de medio campo al acabarse los 24) y hasta regaló dos libres por una falta en ataque. El resultado, un 11-3 que dejó a los laguneros siete abajo al descanso (43-36), Demasiado para la encomiable capacidad de sufrimiento mostrada por los isleños en buena parte de los dos primeros actos.

Desastroso tercer cuarto del Lenovo

Del deficiente epílogo del segundo periodo, el Lenovo pasó a un desastroso arranque de tercer cuarto. Por errores propios (en el tiro y mandando balones a la grada), pero sobre todo por el enorme acierto de su rival. Ahí, ayudado también por una defensa algo blanda (en especial por unos interiores que se quedaron muy hundidos), los azulgranas empezaron a meter sin freno. Cerca del aro y también desde el perímetro, arreglando de un plumazo con su 5/5, el 4/15 de la primera mitad. Sin saber cómo, el Canarias se vio 18 abajo en apenas dos minutos y medio de segunda mitad (56-38).

En un abrir y cerrar de ojos al cuadro lagunero se le esfumó la posibilidad de asaltar el Palau frente a un rival que rescató su versión más arrolladora, metiendo sus doce primeros tiros de campo (7/7 en lanzamientos de dos y 5/5 en triples) para dispararse hasta el 73-49 y certificar, demasiado pronto, el 1-0 en la eliminatoria. El parcial, desde el 32-33 fue de 41-16. Totalmente groggy, el Canarias ni las vio venir para intentar al menos endurecer su defensa (acabó el cuarto con dos faltas) y evitar el escarnio. La aportación intermitente de Guerra (nueve puntos en ese acto) y el triple lejanísimo final de Jenkins fueron las únicas aportaciones positivas que dejó el Canarias en ese parcial (83-54) en el que acabó encajando 40 puntos.

Con el partido más que resuelto, la situación apenas varió ya en los 10 minutos finales. El Barça siguió entonado desde el arco (tres triples de Abrines, otro de Davies y un quinto de Bolmaro) frente a un Canarias en el que la rabia de Sulejmanovic y alguna que otra perlita de Huertas en ataque fueron sus únicas señales de vida. De esta forma, la renta local llegó a superaren algunos momentos, los 40, (108-67), en un partido que acabó siendo un suplicio para los aurinegros. A los de Vidorreta les toca pensar ya en el choque del miércoles para intentar recuperar su particular sueño.