Ópera | Sabina Puértolas Soprano

Sabina Puértolas: «Manon juega con las reglas de su época pero las moldea a su manera»

"Es una historia maravillosa; al final lloramos todos y eso es una limpieza de alma excelente"

Sabina Puértolas esta semana en el Auditorio de Tenerife.

Sabina Puértolas esta semana en el Auditorio de Tenerife. / María Pisaca

Almudena Cruz

Almudena Cruz

Sabina Puértolas es una de las sopranos españolas más internacionales. Este martes, día 21 de noviembre, se pondrá en la piel del personaje de Manon en la ópera de Jules Massenet. En esta entrevista habla de la intensidad del papel y de la impresionante producción que se desplegará en el escenario de la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife también los próximos jueves 23 y sábado 25 a partir de las 19:30 horas.

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No es, ni mucho menos, la primera vez que se va a meter en la piel del personaje de Manon. Usted ya participó, por ejemplo, en las representaciones que tuvieron lugar en Santiago de Chile y en Oviedo.

Y en Jerez de la Frontera aunque no con esta sino con una producción anterior.

¿Qué le atrae más de este personaje?

La intensidad de la mujer que es Manon. Es lo que comenté durante la presentación, es una mujer que vive, y siempre lo digo, a sorbos. El día a día se lo bebe a sorbos, con el dramatismo que puede tener la vida y también las alegrías y los altibajos, todo. Se lo bebe todo. Es una mujer tremendamente fuerte, tremendamente segura de sí misma y que llega hasta las últimas consecuencias: morir por la vida que ha llevado. Es muy intensa. El personaje, y yo con el personaje, esta durante tres horas capeando con esos altibajos. Es muy interesante.

La historia muestra, en cierto sentido, cuál ha sido el papel de la mujer en la sociedad durante muchísimo tiempo. El destino: casarse, ir a un convento o dedicarse a la prostitución.

Ella empieza así pero realmente demuestra luego que no está en manos de otros. Manon juega con esas reglas pero las moldea a su manera. De hecho, ella finalmente no va al convento. Es una mujer de corta edad, con apenas 14 o 15 años, que se va con un señor que acaba de conocer y que le gusta a París. Entra otra vez esa sociedad que encarna el padre y que tiene posición y dinero y la arrebata de ese futuro incierto, pero después va a la iglesia a manipular en cierto sentido a su amor y evitar que sea cura. Ella juega sus cartas dentro del mundo que le toca vivir en ese momento pero la moraleja es que podemos cambiar las cosas. No siempre tienes un final feliz, como en este caso, pero ahí está ese dicho que dice ‘que le quiten lo bailado’. Manon hace y deshace lo que quiere y cuando quiere. Es una mujer que me atrae muchísimo.

El maestro Christopher Franklin, director musical de esta producción de Ópera de Tenerife, habló durante la presentación de que prefería esta Manon de Massenet a la Manon Lescaut de Puccini. ¿Tiene usted también esa preferencia?

No. Vamos a ver, yo no podría cantar Manon Lescaut porque es para una voz de soprano dramática. Yo te puedo hablar del Manon de Massenet que es una música francesa pura, con esos manierismos y esta sutileza que está plasmada en toda la partitura escrita por Massenet. Y es completamente diferente, incluso en la historia, a la ópera de Puccini. Son dos cosas totalmente diferentes.

¿Y es vocalmente muy exigente?

Sí. Es exigente pero porque yo no salgo del escenario, estoy todo el rato en escena. Pero está tan bien escrita que no cansa. Porque puede ser muy íntima y muy expansiva a la hora de frasear y todo va en su justa medida.Ya te digo que a mí me tiene enamorada el personaje pero porque tal y como está escrita la partitura se me hace muy fácil meterme en los recovecos que tiene el personaje. Lo que te decía antes, el personaje es muy interesante en el sentido de que no aburre, que está completamente presente y que todo está escrito. Otra cosa que tiene esta producción es que son cinco actos, que en realidad son seis cuadros, y yo tengo seis vestidos. Me cambio de vestuario, con cambios rápidos, cuatro veces. De todo: desde la peluquería al vestuario de época, con grandes faldas y sobrefaldas, corpiños, joyas, etc. Está todo tan cronometrado que no lo hago sola. Es, realmente, una producción de equipo. Incluso los técnicos y los figurantes tendrán que mover las sillas y las escaleras. Y está todo cronometrado y coreografiado de tal forma que no se golpee nada con nada. Hay, además, gente moviéndose en el escenario. Y en la parte que me toca –con el equipo de vestuario, sastrería y maquillaje y peluquería– también tiene que ser todo muy preciso. Aquí hay un montón de gente que estamos trabajando para que todo salga al milímetro; se va a notar mucho si no es así porque está todo muy medido.

¿Y han hecho piña?

Sí, y la verdad es que da gusto sobre todo en estas producciones que no hay tanto contacto. Aquí se necesita esa sensación de equipo, esa filosofía de que no soy yo la diva o tú el divo y de que todos salimos a hacer un espectáculo redondo y para eso tenemos que arrimar el hombro y remar en la misma dirección. Y eso ha hecho que hagamos un muy buen equipo. Hay mucho cariño y eso se ve en el escenario.

La puesta en escena es increíble y eso que en la presentación solo pudimos intuir esas impresionantes lámparas de lágrimas de cristal que cuelga en el techo...

El momento ese, que es en la iglesia, es una pasada. Bajan esas lámparas, que parece como si se fueran a estrellar contra el suelo, maravillosas y enormes. Es una producción muy aparente, muy visual. A eso hay que añadir las cuatro escaleras, que se van a mover de forma coreografiada. Es una producción imponente. Además, el telar que forra el escenario y las escaleras es hecho a mano. Realmente es impresionante, están inspirados en los cuadros de Fragonard. Bueno, y los vestidos son merecedores de un capítulo aparte. Vale la pena sostenerlos para ver el peso con el que cantamos. El volumen y la estrechez de esos vestidos te hace adentrarte en el mundo de época, que es muy interesante. La forma en la que estas mujeres se movían y tenían que caminar con esos corpiños ahogadores. Es una suerte que yo pueda vivirlo para darnos cuenta de cómo la vida evoluciona y de que el mundo ha cambiado mucho.

Esta es una de esas grandes óperas que realmente lo tiene todo, ¿no es cierto?

Claro. Y para el que nunca ha visto un espectáculo del vivo, como es la ópera, es una excelente oportunidad porque va a vivir una historia que es maravillosa y que tiene alegrías y tristezas. Al final lloramos todos y eso es una limpieza de alma excelente.

¿Le están tratando lo suficientemente bien en Tenerife como para que vuelva a cantar para nosotros próximamente?

¿Sabes lo que pasa? Tuve la maravillosa suerte de encontrar un apartamento que da directamente al mar y al Auditorio. Desde que estoy aquí, siempre saludo cuando le escribo a alguien poniendo ‘besos desde el paraíso de Tenerife’. El ambiente, el cariño con el que nos tratáis, la disponibilidad de la gente, el clima, el comer, el pasear, la tranquilidad de la Isla... Pues la verdad es que estoy totalmente encantada.