La Palma sigue en un impás dos años después de la erupción del volcán Tajogaite

La falta de legislación y financiación mantiene sin vivienda a los damnificados que todavía duermen en contenedores, hoteles, residencias familiares o casas de alquiler

Clara Morell

Clara Morell

La isla de La Palma no logra avanzar en su recuperación pese a que este martes se cumplen dos años de la erupción del Tajogaite. A las 15.13 horas del 19 de septiembre de 2021 comenzaron 85 días de destrucción en los que, solo en el municipio de Los Llanos, la lava arrasó más de 1.500 viviendas y 1.700 fincas. Además, la iglesia de Todoque se perdió para siempre y el cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles, en Las Manchas, quedó gravemente dañado. Pese a todo, la dimensión de la catástrofe «sigue sin entenderse en el Gobierno de España» –en palabras del presidente insular, Sergio Rodríguez–, y ello está impidiendo a la población reponerse. Los 100 millones de euros que a La Palma le corresponden según los Presupuestos Generales del Estado no han llegado y las trabas legales tampoco están ayudando. La Isla vive, dos años después de la herida del volcán, un auténtico impás.

Según datos del Cabildo de La Palma, 85 damnificados siguen viviendo en casas contenedor, 31 duermen en viviendas de madera y 72 se alojan en hoteles. «No ha habido avances», lamentaba ayer a este diario Sergio Rodríguez en relación al problema habitacional. Si antes de la erupción no había casas suficientes en la Isla Bonita, tras el volcán la situación ha empeorado sustancialmente. 

La construcción de viviendas es «una prioridad» para el Cabildo, que celebró ayer el anuncio que hizo el Gobierno de Canarias de una partida –sin especificar la dotación económica– en sus próximos presupuestos regionales a un Plan Extraordinario de Vivienda para la Isla Bonita. Este proyecto constará de 700 viviendas a repartir en toda la Isla, no solo en los municipios afectados por la erupción volcánica.

Rodríguez explica que el Cabildo y el Gobierno se reunirán en las próximas semanas para ir concretando cómo se desarrollará el Plan Extraordinario de Vivienda y afirma que la idea es «subvencionar a los ayuntamientos para que compren suelos urbanos o urbanizables». Según el presidente insular, se espera «poder acometer proyectos de vivienda el próximo año», una vez se cuente con el suelo necesario para ello.

Al margen de esta partida, existe actualmente un plan específico de vivienda para dar respuesta a la situación de urgencia de Puerto Naos y La Bombilla. En este caso, el Gobierno de España aporta seis millones de euros y la comunidad autónoma otros seis, sumando un total de doce millones de euros. Los ayuntamientos de Tazacorte y los Llanos ya han propuesto el suelo en el que se ejecutarán los proyectos.

La financiación mencionada hasta ahora, sin embargo, está lejos de ser suficiente para acometer los cambios que La Palma precisa. Es por eso que hace un mes el presidente del Cabildo solicitó por escrito al Gobierno de España el ingreso de los 100 millones de euros –además de 1,5 millones para salud mental– que se prometieron para la Isla Bonita en los presupuestos generales del Estado. Hasta ayer, no había respuesta del Ejecutivo estatal. También Clavijo insistió este lunes en la necesidad de que lleguen esas partidas.  

Tiempo perdido en la gestión

Pero no es solo dinero lo que hace falta. Los líos burocráticos, como el que hay en torno al borrador del Decreto Ley de Respuesta Habitacional, impiden ser ambicioso en materia de vivienda. Esta norma, que actualmente está revisando el Gobierno canario, va por su octavo borrador. El último texto parece tener el consenso entre los afectados pero en estos momentos se trabaja en resolver algunos visos de inconstitucionalidad. «No queremos que se apruebe una Ley para que luego sea tumbada por el Tribunal Constitucional», concluye Rodríguez.

La sensación del presidente palmero es que en la Isla Bonita «se va con retraso» porque ni el Gobierno de España, al no transferir el dinero que debe a la Isla, ni el anterior Ejecutivo regional, al no aprobar la normativa necesaria, «han entendido la dimensión de lo que ha pasado». Una idea que apoyó ayer Clavijo al afirmar que en La Palma ha habido una «ausencia total de gestión y de compromiso» a la vez que «mucho photocall, mucha rueda de prensa y mucho titular».

Turistas que no llegan

Además de cientos de hogares, el volcán se llevó por delante viviendas vacacionales y obligó a cerrar hoteles. Con menos alojamiento turístico, La Palma vivió un verano «complicado» en el que apenas alcanzó un 50% de ocupación. Sergio Rodríguez cree que el invierno será «algo mejor» aunque reconoce que queda trabajo en cuanto a la conectividad. Hace tres días se logró que vuelva a operar el vuelo directo con Frankfurt operado por Condor. «Es complicado avanzar sin camas turísticas porque la conectividad aérea va aparejada a ella», manifestó.

Los gases del volcán no permiten por ahora habitar zonas de Puerto Naos y La Bombilla, donde se perdieron la mayoría de camas turísticas. En este asunto, desde el Cabildo consideran que «se han dado más pasos adelante en estos dos meses que en todo el año y medio anterior». Concretamente, la institución trata de recabar la mayor información posible sobre los gases colocando alrededor de 700 sensores entre Puerto Naos y La Bombilla. El objetivo, asevera Rodríguez, es que «si los datos fiables lo permiten, se den pasos para permitir a la población estar en aquellas zonas seguras».

Sin infraestructuras básicas

Este martes el Cabildo de La Palma reabre la carretera que transcurre entre La Laguna y Las Norias que servirá no solo para conectar mejor a los vecinos que viven en el norte y el sur de la colada, sino como «un corredor de servicios» por el que pasarán instalaciones de fibra óptica y obras hidráulicas. No obstante, para el presidente insular la vía fundamental es la LP-2, que acercaría a los vecinos al sur de la colada con Fuencaliente, y que «centra las conversaciones con el Gobierno canario» porque se desea iniciar su recuperación «antes de que acabe el año».

Al margen de las carreteras, en Los Llanos se perdió mucho más. Tres colegios, un centro de salud, un campo de fútbol y la iglesia de Todoque. El cementerio de Nuestra Señora de Los Ángeles, en Las Manchas, fue parcialmente devorado por las coladas. Para Javier Llamas, alcalde aridanense, el cementerio es una de las cuestiones «más sensibles», porque el volcán «hizo revivir un duelo» a muchos vecinos. 

Algunos damnificados tuvieron la posibilidad de cambiar a sus familiares de nichos antes de que les afectara la lava. El Consistorio ha licitado en este sentido la construcción de nuevos nichos en un terreno anexo que podrían servir para acercar a los difuntos al camposanto y se espera que en la próxima semana se inicien las conversaciones con la empresa adjudicataria. En unos pocos casos, la lava afectó parcialmente a los nichos y, según un informe técnico, podrían ser recuperables. Otra parte del cementerio, sin embargo, no se podrá rescatar.

Nuevos proyectos de vida

Aunque el desánimo ante una catástrofe es una respuesta natural, son muchos los palmeros que apuestan por llenar de ilusión los lugares que el volcán cubrió con ceniza. Es el caso de la aridanense Jocelyn Cabrera, una joven de 27 años que fue madre hace apenas siete meses. El Tajogaite se llevó su hogar, el de sus padres y las fincas familiares. La lava también arrasó la empaquetadora de plátanos donde trabajaba. Ahora, en ERTE, vive en un alquiler que paga con sus escasos ingresos por culpa de los atrasos que sufre la ayuda al alquiler que habilitó el Gobierno regional. Aun así, lucha cada día por crear en su Isla el proyecto de vida que el volcán trató de arrebatarle. 

Con los 60.000 euros de ayuda por la pérdida de su vivienda, la joven construye en el paso su nuevo hogar. Lo hace despacio, porque solo los terrenos se llevan el total de la ayuda percibida: «No he levantado las paredes y ya he gastado 90.000 euros», relata. Su caso no es el peor, ya que «muchos terrenos se están vendiendo a 100.000 euros» y, ante esos precios, cuenta que muchos conocidos «se resignan a quedarse a vivir en los contenedores».

Cabrera es parte de la Asociación Social Volcán Cumbre Vieja, que aglutina a más de 200 afectados. En su opinión, las ayudas pendientes de entregar, además de los elevados precios de los terrenos y de los alquileres, son los problemas principales de los damnificados. Unos escollos que, dos años después de la erupción, frenan las posibilidades de repoblar los municipios afectados y de recuperar sus planes de vida.