Las familias necesitadas de Tenerife pueden recibir en el reparto solidario de alimentos frutas y verduras frescas desde hace algo más de un mes. Lo hacen gracias a la iniciativa de la ONG Sonrisas Canarias, cuyos voluntarios recogen dos o tres veces a la semana -con el uso de sus propios vehículos- cajas de pimientos, bubangos, pepinos o berenjenas en las instalaciones de Finca Río Sur, ubicada en el municipio de Arico.

De la basura al caldero de los más necesitados. La iniciativa de la ONG Sonrisas Canarias permite ya a cientos de familias sin recursos de Tenerife volver a contar con frutas y verduras frescas entre los alimentos básicos que reciben. Gracias a la labor de entidades de voluntariado como la que tiene su sede en el barrio capitalino de Valleseco. El panorama desolador del excedente apto para el consumo tirado en un vertedero alarmaba a finales de abril a la sociedad tinerfeña. Algo más de un mes después, la ONG que preside Luis Febles lleva a los hogares de las personas vulnerables las donaciones de los agricultores del Sur de la Isla. Mercancía que no pueden comercializar por el parón de la actividad turística y los voluntarios distribuyen a quienes lo precisan. La cadena de la solidaridad.

Febles se muestra satisfecho por la buena predisposición de la Finca Río Sur de Arico con la que han llegado a este acuerdo de colaboración. Al respecto apunta: «Estamos muy contentos porque los empresarios han demostrado su sensibilidad y este compromiso se va a prolongar en el tiempo».

En el otro lado, el de Río Sur, su gerente, José Carlos Hernández, no quiere entrar en muchos detalles respecto a la acción solidaria, pero sí deja claro que «ellos vienen por aquí dos o tres veces por semana y se llevan lo que pueden. De resto continuamos con nuestra actividad normal».

El cierre de los hoteles y la pérdida de poder adquisitivo por parte de los consumidores han sido la principal causa para explicar el fenómeno de tener tirar los excedentes. Incluso, este año la situación ha sido peor que en 2020 cuando llegó la pandemia y el desastre. Tuvieron hasta que arrancar de la planta sin recoger la cosecha. Mucha parte de la producción ha servido para dar de comer a los animales porque frutas y verduras se ponían viejas en apenas unos días y había que tirarlas al no ser aptas para el consumo humano. Ahora todo ha cambiado.

Entre 500 y 700 kilos de verduras se reparten cada semana entre los usuarios que acuden a la sede de la ONG en busca de productos no perecederos. Lo hacen a las horas indicadas a través de modelo de la cita previa. «Ahora con estos alimento frescos pueden completar un poco mejor una dieta equilibrada», valora Luis Febles. Señala que «como dicen muchos usuarios supone una bendición ya que estos productos no son accesibles para muchos de ellos que, simplemente, no se los pueden permitir. Puede parecer mentira pero suponen un lujo».

Te dicen, añade el alma máter de Sonrisas Canarias que «si pago la luz, el agua y el alquiler no comemos ese mes... O, viceversa, que si la comida es lo prioritario ahora mismo no podemos afrontar los servicios y pagar la casa».

4.000 kilos repartidos

Esta campaña de recogida comenzó hace algo más de un mes y ya se han repartido por encima de los 4.000 kilos de frutas y verduras frescas. Pimientos rojos y verdes, bubangos, calabacines, pepinos, tomates, cebollas, berenjenas, papayas, plátanos....»

Febles expresa «nuestro agradecimiento a todos y cada uno de los agricultores que se han animado ayudarnos». Subraya que «la solidaridad es cosa de todos y más en estos tiempos que corren».

Desvela para concluir que «el dinero y el transporte corren de nuestra cuenta y bolsillo. No disponemos de furgón propio y ya son 20 años en esto. Los voluntarios ponen a disposición de la ONG sus propios vehículos».

Nada mejor para finalizar que el testimonio de un beneficiario: «Estamos muy contentos, ya que no podemos comprar las verduras y ahora nos vamos remediando poco a poco. Es una idea estupenda que repartan los calabacines porque así podemos hacer potajes, rellenarlos, asarlos o, incluso, freírlos. Antes lo teníamos bastante mal para comer verdura fresca».