Que la crisis del coronavirus, tal y como se preveía, está marcando el paso de todos los ciudadanos, eso ya no se discute. Las limitaciones para minimizar los efectos de la enfermedad han supuesto la reclusión en sus casas de la mayoría de las personas, especialmente las que padecen problemas respiratorios, mayores y niños, con la excepción de aquellas con motivos de trabajo autorizado, necesidad médica o para proveerse de alimentos... Y, además, los que tienen mascotas.

Para un buen número de dueños la medida ha sido una salvación, "una válvula de escape" para poder salir de casa, aunque la gran mayoría de ellos actúan con responsabilidad. Los que sí lo tienen bastante claro son los agentes de la Policía Local, que señalan que se, "abusa de la excepción".

Es el caso de Carlos, vecino de Tomé Cano que no quiso dar su apellido, y que reconoce que los animales "me dan la oportunidad de salir de casa y echarme un pitillo. Pienso que todo se está exagerando y saliendo de madre. Ahí está eso de que sí pueden salir los perros y no los niños".

Los que piensan así no se dejan ver mucho o por lo menos no lo dicen abiertamente. La mayoría opta por disimular y alargar la estancia en la calle yendo a comprar el pan en la tienda o el kiosco más alejado. Otros, en cambio, apuestan por seguir con buen criterio "lo justo y lo necesario", como señala Ana Gómez en la calle Eduardo Zamacois.

No falta la crítica a la situación, aún cumpliendo las normas. Es el caso de Francisco Rodríguez, que mientras paseaba con su can por la avenida Buenos Aires explicaba que "se trata de una situación triste a la que se le ha dejado llegar y terminar de esta manera. En mi opinión, se podían haber tomado medidas desde hace ya mucho tiempo. Es triste. El domingo la Policía me llamó la atención cuando estaba con el perro y hablaba con un vecino cuando estaba a dos metros. Soy bastante crítico con la situación en general".

En el parque La Granja, Pilar Vidal aseguró que "estamos viviendo una situación un poco incómoda. El coronavirus ha trastornado la vida de uno, volví a ir al supermercado y seguían unas colas horribles".

En opinión de Cyntia Padrón, "es un tostón lo que está pasando, pero con esa cuestión de solidaridad estamos saliendo adelante. Mi abuela está enferma y echamos una mano en lo que se puede. Con el perro hemos tenido que reducir el tiempo de paseo por lo que está pasando", recordando que "las mascotas no transmiten el virus y por seguridad los niños deben estar en casa". Eso sí, quiso hacer un llamamiento a los vecinos que tienen mascotas: "No abandonen a sus perros que no son transmisores del coronavirus, por favor".

Francisco Sánchez paseaba a sus tres perros por el mismo parque, señalando que "ya sabemos lo que está pasando y lo que tenemos que tener es un poquito de precaución y cuidado y hacer las cosas con cabeza. Para mí la norma de los perros no supone un trastorno, sino al contrario, beneficioso porque así me distraigo".

Beatriz Padrón señala que como norma general, "los que paseamos los perros guardamos las distancias ante esta situación. Todo ha sido normalidad, nosotros mismo estamos concienciados con lo que está pasando. No he percibido que haya gente que esté abusando de pasear a los animales. Lo que sí he visto es a madres paseando con sus hijos y eso me parece una irresponsabilidad terrible. Al igual que yo no debo estar más tiempo, nosotros tenemos que guardar y atender a las recomendaciones.

En opinión de Noelia García, que paseaba a su perro en La Granja, "las limitaciones han cambiado las cosas porque la mascota tiene mucha energía y no puede salir. Lo que sí digo es que hay que ser cívico, responsable y consciente y sacarlo 10 ó 15 minutos y regresar a casa".