La Corujera y Pino Alto recuperan lentamente la actividad vecinal

Los afectados sienten alivio de que las llamas no llegaran a sus viviendas

Tan sólo el vuelo de un helicóptero, los camiones de bomberos aparcados en la calle y la vegetación quemada recuerda el rastro de la reactivación del incendio forestal del pasado mes de agosto, que el pasado miércoles generó un importante susto en la parte alta de Santa Úrsula y en la zona de Pino Alto que corresponde a La Orotava. La huella de los fuertes vientos se aprecia en las hojas secas acumuladas en las aceras, las puertas de las casas y en los accesos a los garajes.

La vuelta de los vecinos desalojados se produjo este viernes, 6 de octubre, de forma progresiva, después de que el alcalde de Santa Úrsula, Juan Manuel Acosta, comunicara personalmente a los afectados poco antes de las once de la mañana que desde las 13:00 se hallaban abiertos todos los accesos.

Anuncio del alcalde del regreso a las casas

Anuncio del alcalde del regreso a las casas / María Pisaca

Cada uno llegó cuando pudo. Muchos aprovecharon para almorzar en casa de los familiares antes de regresar con sus bolsos, ropas y otras pertenencias a sus hogares. Pero pasadas las 15:30 y las 16:00 horas, todavía eran muchos los domicilios que permanecían vacíos, silenciosos y con las puertas cerradas. Todas las personas consultadas mostraron su alivio y respiro por regresar a la normalidad, aunque con mucha cautela, tras lo ocurrido en agosto y esta semana.

Policía en el cruce de la calle Pino Alto

Policía en el cruce de la calle Pino Alto / María Pisaca

El apego a la tierra y al paisaje resulta evidente. Dos hermanas y el marido de una de ellas bajan de un vehículo en la calle Pino Alto. Pero antes de entrar a la casa de la mujer desalojada, lo primero que hacen es fijarse en los árboles ennegrecidos por el fuego. Reparan en dos altos pinos del camino Banderola, a los que las llamas cogieron de lleno.

Ambas se sienten afortunadas porque el fuego no llegó a sus viviendas. Uno de sus temores era que la finca que linda con sus respectivas propiedades está abandonada desde hace años y suponía un combustible ideal para la expansión del incendio. Sin embargo, las llamas se quedaron a unos 300 metros. La mujer desalojada explica que estuvo en el domicilio de su hermana, "pero no hay casa como la de uno", recuerda.

Vecinos desalojados en el terrero de lucha de Santa Úrsula

Vecinos desalojados en el terrero de lucha de Santa Úrsula / María Pisaca

Indica que pasó mucho miedo, ya que el miércoles dejó atrás su hogar, en el que ha puesto los ahorros de toda su vida. La noche del miércoles al jueves fue la peor, porque, desde la lejanía, "veíamos las casas dentro del fuego; estaba feo", recuerda la hermana de la vecina desalojada.

Un matrimonio regresa a su residencia en Pino Alto en su coche blanco. Mientras descargan los bolsos, reconocen que "estamos contentos", después de pasar "mucho miedo". La mujer señala que el fuego avanzó muy rápido hacia la costa después del mediodía; "fue visto y no visto, en apenas 15 minutos avanzó de arriba para abajo".

La primera noche la pasaron en casa de una de las hijas y la segunda, en la vivienda de la otra. "Si no, se enfadan", comenta entre una sonrisa su madre. El matrimonio tenía otra alternativa: su autocaravana, pero esta vez decidieron dejarla aparcada.

En cambio, un residente en la calle El Guanche, en La Corujera, sí optó por enganchar su caravana al coche y pasar dos días en la misma. Así lo hizo también durante la evacuación de agosto. "Esperemos que no haga falta hacerlo más por este motivo", comenta una hora después de regresar a su domicilio.

Esta vez no ha tenido pérdidas. En el fuego que afectó a varios municipios de Tenerife en verano no ocurrió lo mismo. En aquella ocasión las llamas destruyeron 23 colmenas en la parte alta de Santa Úrsula y una parte de ellas eran suyas.

Lamenta que, dos días antes de que se produjera tal incidente, solicitó a la Policía que le permitiera acudir al paraje donde tenía las colmenas para bajarlas a un lugar seguro. Pero los agentes no se lo concendieron. Este viernes se enteró de que podía regresar a su hogar por las noticias en los medios de comunicación.

Otro de los ciudadanos de La Corujera siente "indignación", después de haber sido desalojado por segunda vez en apenas un mes y medio. "No es tan fácil cuando tienes una casa en una zona rural, en la que has puesto todos los esfuerzos de una vida", manifiesta.

Reconoce que esta vez las llamas le quemaron una huerta con frutales en la zona de la Cruz de La Atalaya. En su opinión, si la dirección del viento hubiera sido otra, el fuego hubiera arrasado una amplia extensión de viñas y hubiese alcanzado algunas de las casas en la parte alta de la calle Guanche.

Considera que las autoridades deberían aplicar actuaciones más eficaces de limpieza y cuidado de las zonas forestales, con la apertura de más cortafuegos para prevenir determinadas desgracias. Además, cree importante contar con la opinión que quienes tienen experiencia en el medio rural.

En cualquier caso, se siente "feliz de estar en mi casa; si el fuego sigue, lo hubiéramos tenido crudo".

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