Educación especial e inclusión, el ejemplo de Aspronte

El Colegio de educación especial Nuestra Señora del Carmen ofrece educación básica, servicios y actividades complementarias con alumnos desde los tres hasta los 21 años

Un alumno del Colegio de Educación Especial Nuestra Señora del Carmen, de Aspronte, con una profesional del centro.

Un alumno del Colegio de Educación Especial Nuestra Señora del Carmen, de Aspronte, con una profesional del centro. / María Pisaca

Aspronte cuenta con casi seis décadas de experiencia en el campo de la intervención con personas con discapacidad intelectual. Fue el primer recurso de estas características que se abrió en Tenerife, cuando las familias de personas con discapacidad vivían de puertas para dentro esa situación con sus hijos o hermanos.

Desde mediados de los años 60, la Asociación Familiar Pro Personas con Discapacidad Intelectual de Tenerife se ha adaptado no sólo a las demandas de la sociedad. Uno de sus recursos fundamentales es el Colegio de Educación Especial Nuestra Señora del Carmen, en el que, además de la formación básica, se prestan servicios y actividades complementarias a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en edad de escolarización, desde los tres a los 21 años.

Desde hace algún tiempo en los colegios públicos y concertados existe una apuesta por la inclusión y la atención a la diversidad. Virginia Rodríguez, directora del Colegio de Educación Especial Nuestra Señora del Carmen, explica que en el centro educativo «hacemos una labor muy importante y llevamos muchos años de experiencia, que debería ser utilizada por las administraciones públicas, para poder complementarnos y generar sinergias que beneficien a todos los alumnos y alumnas con discapacidad». Comenta también que este tipo de colegios son recursos muy especializados en los que «luchamos cada día por ofrecer mejores servicios y para que se reconozca su importancia», ya que cree que muchas veces no tienen el respaldo que debieran, dada la gran labor que hacen en el terreno de la educación. En este sentido, destaca que los Colegios de Educación Especial «siguen siendo necesarios e imprescindibles para determinados alumnos y alumnas que requieren de un entorno y una intervención más especializada e individualizada».

El presidente de Aspronte, Juan Arroyo, y Virginia Rodríguez. | | MARÍA PISACA

El presidente de Aspronte, Juan Arroyo, y Virginia Rodríguez. | | MARÍA PISACA / P.F.

El presidente de la Asociación, Juan Arroyo, asegura, en esta misma línea, que los colegios de educación especial resultan necesarios. Según él, de esta manera, las aulas enclave en los centros públicos y concertados pueden desarrollar una actividad más específica con aquellos menores que puedan adaptarse mejor a los recursos disponibles en esos centros. Arroyo sostiene que esta alternativa es válida para algunos perfiles del alumnado, pero no para todos. Es en este punto donde adquiere especial importancia la especialización de una oferta como la del Colegio Nuestra Señora del Carmen, que dispone de cuatro docentes, tres auxiliares educativos, así como de profesionales en Logopedia, Fisioterapia y Psicología, y una trabajadora social interviene con todas las familias del centro.

En el Colegio de Educación Especial se adaptan todas las actividades, prestando una atención individual y especializada, que permite adaptarse a las características, necesidades y ritmos de aprendizaje de cada menor. La discapacidad intelectual puede presentarse en cada persona de una forma diferente y con una gran variabilidad de características, de forma que se organizan los apoyos en función de las necesidades específicas que cada uno tenga, para fomentar su desarrollo integral. Por ejemplo, el alumnado que tiene alguna dificultad para ingerir alimentos cuenta con el apoyo y la intervención de la logopeda, o el alumnado que suele llegar con problemas de autoestima después de pasar por diferentes centros educativos sin llegar a adaptarse, cuenta con el respaldo especializado del psicólogo, que es imprescindible para que vuelvan a percibirse como personas capaces de aprender con los recursos necesarios. En opinión de Virginia, desempeñar una labor tan especializada con estos niños y niñas «requiere de mucho trabajo y esfuerzo, sobre todo porque trabajamos para que tengan en el futuro el mayor bienestar posible y puedan desarrollar al máximo sus capacidades».

Para el presidente de la Asociación y la directora del Colegio Nuestra Señora del Carmen, uno de los valores que caracteriza a este recurso es que se lleva a cabo un apoyo individualizado con grupos reducidos de alumnos o alumnas, «y se trabaja en todos los aspectos de la persona», aclara Virginia.

El Colegio Nuestra Señora del Carmen ofrece servicios muy diversos y muy necesarios para el alumnado con necesidades educativas especiales, como logopeda, fisioterapeuta o psicólogo, así como otras actividades complementarias, como musicoterapia, equinoterapia u otros proyectos inclusivos haciendo uso de recursos comunitarios, tanto públicos como privados. Así se realizan actividades deportivas y de ocio, como pádel surf, vela, zumba, visitas a museos y teatros, entre otras. También se realizan actividades de integración social, como son las colonias escolares de verano, en las que el alumnado, acompañado por profesionales del colegio, aprovecha unos días de vacaciones en un hotel en el sur de la isla, fomentando sus relaciones sociales, disfrutando de un tiempo libre de ocio, y facilitando a su vez un tiempo de conciliación para las familias.

Actualmente destaca la colaboración con el Colegio La Salle-San Ildefonso, a través de la cual, una vez a la semana, nuestro alumnado cruza la avenida de La Salle para realizar la clase de Educación Física con alumnos y alumnas de tercero y cuarto de la ESO de dicho centro concertado. Esa actividad conjunta resulta positiva para ambos grupos, en opinión de la directora, ya que fomenta la convivencia y la inclusión entre jóvenes de la misma edad, con y sin discapacidad, en un entorno accesible para todos y sin limitaciones.

Para Virginia, resulta imprescindible la colaboración y el apoyo que las familias le brindan a sus hijos e hijas para que refuercen los contenidos que reciben en las aulas del colegio, ayudando a generalizar los aprendizajes adquiridos en el centro a todas las áreas de su vida. Para cerrar su intervención, Juan Arroyo destaca la importancia de la formación especializada y continua que lleva a cabo el personal de Aspronte para mejorar sus servicios y recursos, y poder cubrir las necesidades de apoyo del alumnado y adaptarse a las nuevas necesidades del sector, como es el caso de los niños y niñas con autismo, dado que en las últimas décadas se ha observado un incremento en el número de personas con este diagnóstico.