Pérez-Camacho, citado a declarar por la segunda denuncia por tocamientos

El abogado deberá comparecer el 26 de marzo ante el Juzgado de Instrucción número 4 de La Laguna

Miguel Cabrera Pérez Camacho 1

Miguel Cabrera Pérez Camacho 1 / E.D.

La magistrada del Juzgado de Instrucción número 4 de La Laguna ha citado al abogado Miguel Cabrera Pérez-Camacho, presidente del Real Casino de Tenerife (RCT), para que declare en condición de investigado por el procedimiento relacionado con la segunda denuncia interpuesta contra el mismo por un delito de agresión sexual a raíz de unos supuestos tocamientos.

El mencionado letrado, exprofesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna (ULL), deberá comparecer ante dicho órgano judicial el próximo 26 de marzo a las 12:00 horas.

Según figura en la denuncia interpuesta por un hombre de 25 años, los hechos ocurrieron supuestamente en diciembre del 2022 en el chalet que Cabrera Pérez-Camacho posee en una zona residencial del municipio de Tacoronte.

Es decir, se trata del mismo domicilio en el que se situaron los episodios narrados en el primer caso denunciado y en las mismas circunstancias, puesto que en ambos casos los jóvenes buscaban un bufete en el que realizar las prácticas de sus estudios. Cabe señalar que el segundo denunciante cursaba entonces un grado de Formación Profesional (FP).

El pasado 9 de enero de este año, el segundo denunciante prestó declaración ante la magistrada del Juzgado de Instrucción número 4 y se ratificó en su denuncia.

Además, en la comparecencia dejó claro que no conoce ni tiene relación alguna con el varón que acusó a Miguel Cabrera de tocamientos en octubre del 2023; un hecho por el que se abrieron diligencias previas en otro órgano judicial de La Laguna, el de Instrucción número 3.

En el segundo caso de supuestos tocamientos, el denunciante aseguró que tardó casi un año en interponer denuncia por miedo, «al tener el investigado influencias políticas», así como por temor «a posibles represalias, por el poder que podía tener».

En el momento de los hechos, Pérez-Camacho ostentaba la Presidencia del Real Casino de Tenerife, cargo en el que continúa en la actualidad, y era profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna. Sin embargo, a raíz de la primera denuncia, el rector de la ULL, Francisco Javier García, decidió suspender cautelarmente su actividad docente durante seis meses y abrir una investigación interna. Pocas horas después, Pérez-Camacho presentó su petición de jubilación y dejó de impartir clases en dicho centro.

Al final, el joven de 25 años se atrevió a denunciar porque leyó en EL DÍA el episodio del primer denunciante por hechos similares, pensó que podían existir más casos y deseaba que no vuelvan a ocurrir situaciones similares.

Aviso a su novia

Ante la magistrada, el estudiante de FP explicó que los supuestos tocamientos tuvieron lugar el 18 de diciembre del 2022. Y, tras salir de la vivienda de Pérez-Camacho, contó lo que le había ocurrido a su novia, así como a otros familiares y amigos. Con su pareja sentimental habló mediante una videollamada.

El denunciante dijo ante la autoridad judicial que no ha acudido a ningún profesional para recibir tratamiento después de la supuesta agresión sexual, pero que le han ayudado las conversaciones con su novia.

No obstante, aclaró que lo ha pasado muy mal y, aún hoy, cuando le tocan la espalda, le viene el recuerdo del masaje, lo que le resulta desagradable.

Siempre según el testimonio del denunciante, supuestamente el presidente del Real Casino de Tenerife intentó ponerse en contacto con él dos veces durante la tarde del 27 de diciembre del 2022. Sin embargo, no hablaron, pues supuestamente el joven tenía bloqueado al letrado en su teléfono móvil desde que tuvieron lugar los supuestos tocamientos, nueve días antes.

El joven, que en el momento de los hechos tenía 24 años, buscó un despacho de abogados para hacer las prácticas de empresa y una de las dos opciones escogidas fue la del bufete de Pérez-Camacho porque el horario era compatible con el de su trabajo.

Tras enviar su petición al correo electrónico de dicho despacho, dos días después Miguel Cabrera se puso en contacto con él un sábado y quedaron para verse el domingo en la casa del abogado en Tacoronte.

El denunciante comentó ante la magistrada que el día y el lugar del encuentro le resultaron raros, tanto a él como a su pareja, pero, aún así, decidió ir. El 18 de diciembre del 2022, el abogado y el joven tuvieron una conversación de carácter laboral. Pero después hablaron de otros asuntos.

Según el denunciante, Pérez-Camacho le preguntó si le gustaban los masajes y la respuesta del estudiante de FP fue afirmativa. A continuación, el presidente del Real Casino de Tenerife le comentó que le iba a hacer uno para que aprendiera, siempre según el testimonio prestado por el joven ante la jueza.

En primer lugar, le masajeó los hombros y el joven no supo reaccionar, aunque le pareció una situación muy rara.

Cabrera supuestamente le llegó a comentar que le gustaba más hacerlo acostado y que le agradaba que fueran chicos a su casa y le hicieran masajes pagándoles. El estudiante que quería hacer las prácticas se levantó la camiseta y, después de los hombros, el masaje continuó hasta la altura del cinturón.

En ningún momento, el denunciante le dijo de forma expresa a Miguel Cabrera que no siguiera con esos tocamientos, «pero no estaba cómodo, estaba muy nervioso», según aseguró a la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de La Laguna. Y en un determinado momento le dijo al letrado que se tenía que ir para evadir la situación.

Relató que el abogado le manoseó los pectorales, mientras él se hallaba «en estado de shock» y «no sabía qué hacer». Ante la magistrada señaló que llegó a temer por su vida, porque durante el masaje el letrado subía con sus manos hasta el cuello y la cara, a la vez que hacía gestos raros.

Según apuntó en el Juzgado de Instrucción número 4 de La Laguna, al despedirse, el letrado supuestamente «hizo como para buscar un beso en la boca», así como que se dieron «un beso en la cara y ahí terminó».

Además de con su novia, el segundo denunciante habló de este asunto con su hermano, con su suegro y algunos amigos, que le ayudaron a reflexionar sobre si le convenía denunciar o no.

Aunque el denunciante admite que sigue teniendo miedo, se atrevió a poner los hechos en conocimiento de la autoridad judicial para que «esto no suceda más».