Un joven denuncia por agresión sexual a Miguel Cabrera Pérez-Camacho

El abogado manifiesta que se trata de una «denuncia falsa» y un «montaje»

Un joven de 24 años ha denunciado al abogado y profesor universitario Miguel Cabrera Pérez-Camacho, presidente del Real Casino de Tenerife, por una presunta agresión sexual. Según consta en la denuncia, a la que ha tenido acceso EL DÍA, los hechos ocurrieron el pasado 17 de octubre, entre las 17:30 y las 18:10 horas, en el domicilio de Cabrera Pérez-Camacho en el municipio de Tacoronte.

La presunta agresión sexual se trasladó a la Guardia Civil a las 20:38 horas de ese mismo día en el puesto principal del Instituto Armado en Tacoronte.

Cabrera Pérez-Camacho argumenta que se trata de «una falacia» y que, «por ahora, ni ha sido admitida a trámite por el Juzgado, y espero que no lo sea». El Juzgado de Instrucción número 3 de La Laguna ha abierto, sin embargo, diligencias previas.

Según el presidente del Real Casino de Tenerife, que prefiere no dar más detalles, la denuncia es «un montaje» por parte de un abogado al que él despidió de su despacho hace poco tiempo. «La denuncia es totalmente falsa. Se trata de una venganza», apuntó.

El parte de lesiones elaborado en el centro de salud de Tacoronte y presentado por la víctima ante la Guardia Civil recoge que padecía ansiedad generalizada. El joven estaba llorando y muy nervioso, tras comunicar al personal sanitario que había sufrido una agresión sexual.

Desde el primer momento, la víctima manifestó que conocía al presunto autor de los hechos, que identificó como Miguel Cabrera Pérez-Camacho, aunque en el documento oficial de la denuncia cambió el orden de los apellidos.

El joven estudia un máster de Abogacía y Procura en la Universidad de La Laguna (ULL), donde Miguel Cabrera Pérez-Camacho le impartió clases. Como consecuencia del «buen trato» que mantenían, según consta en la denuncia, ambos llegaron a un acuerdo para firmar un convenio con el fin de iniciar las prácticas en el despacho de Pérez-Camacho. Profesor y alumno se pusieron de acuerdo para ratificar el convenio el pasado 17 de octubre por la tarde en la vivienda del letrado en Tacoronte.

Los hechos

Según consta en la denuncia ante la Guardia Civil, una vez en el domicilio del abogado ambos empezaron una charla, en principio banal. Cabrera-Pérez Camacho se interesó por el lugar de residencia del joven, con la intención de quedar a comer juntos, ya que donde vive hay «buenos restaurantes» .

Después de la conversación, ambos firman el convenio para la realización de las prácticas en el bufete. Según la versión de la víctima, tras la charla y la firma del contrato, Miguel Cabrera insistió para que se quedara un momento en la vivienda y así poder enseñarle la misma. El denunciante le dijo que tenía algo de prisa, pero, ante la insistencia del profesor, cedió a su petición.

Cuando se hallaba junto a la ventana de una habitación desde la que se ve la piscina, el joven relató que el abogado le tocó entonces los hombros y el cuello. Un gesto que le hizo apartarse. Cabrera Pérez-Camacho le preguntó entonces si era vergonzoso, a lo que respondió: «no». Lo que le aclaró el joven estudiante al profesor es que ese tipo de gestos no le gustaban.

A partir de ese momento continuó la visita por el domicilio. La siguiente pregunta de Pérez-Camacho al joven fue sobre si sabía dar masajes. La respuesta también fue negativa, según relató ante la Guardia Civil. A continuación, el abogado, profesor y presidente del Real Casino de Tenerife invitó al estudiante en prácticas a sentarse en la cama, a la vez que se interesó por si tenía pareja. «No», volvió a responder. Con anterioridad, le había explicado que era diabético. «La vida compensa. No se puede ser tan guapo y no tener enfermedad», le respondió Cabrera Pérez-Camacho.

A partir de ese momento, según contó ante la Guardia Civil, el profesor universitario le empezó a tocar en el torso, palpándole los pectorales, el abdomen y la parte lumbar. Todos esos tocamientos fueron por encima del ombligo.

Ante esas acciones se revolvió el denunciante. El joven reaccionó diciendo que se tenía que ir a trabajar. Entonces, Cabrera Pérez-Camacho le preguntó si se iba a marchar sin darle un masaje, según la denuncia. Y, durante unos segundos, el joven le masajeó la espalda con sus pulgares. Paró y le reiteró que se tenía que marchar. Miguel Cabrera Pérez-Camacho le comentó a continuación que la próxima vez que fuera a la vivienda llevara el bañador. El ahora denunciado acompañó a la víctima hasta la entrada de la propiedad. Por cortesía, el estudiante en prácticas le ofreció la mano para despedirse, mientras que el abogado le dio dos besos en los «cachetes».

Tras salir de la casa, el joven llamó a una amiga y a su hermana. Estaba muy nervioso, con un ataque de ansiedad, según dijo a la Guardia Civil. Después fue al centro de salud de Tacoronte, donde le tramitaron un parte de lesiones en el que figura que sufrió una agresión sexual, junto con una ansiedad generalizada. Durante el reconocimiento médico estaba llorando y muy alterado.

Cuando el agente que recogió la denuncia le preguntó si sabía cuáles eran las intenciones de Cabrera Pérez-Camacho, contestó: «puros tocamientos». No pensó que quien había sido su profesor fuese capaz de realizar alguna acción orientada a la penetración. La Guardia Civil cuestionó al joven si durante el encuentro el profesor le mostró algún objeto con el fin de incitarle a mantener relaciones sexuales, o si sacó cremas o aceites para los tocamientos. La respuesta fue: «no».

El estudiante aseguró que en ningún momento antes de firmar el acuerdo de prácticas se percató de que Pérez-Camacho tuviera esas intenciones, puesto que el trato «siempre había sido de profesor-alumno», considerándolo como «cordial, por lo que no desconfiaba» del mismo. Informó de que conocía al docente desde el primer cuatrimestre del cuarto curso de la carrera de Derecho. Y el trato directo con el abogado, profesor y presidente del Real Casino de Tenerife empezó dos semanas antes de que supuestamente ocurrieran los hechos; es decir, en los primeros días de octubre pasado.

Durante los episodios denunciados, el joven aclaró que Pérez-Camacho nunca le mostró su orientación sexual. Para reforzar su denuncia trasladó a la Guardia Civil el nombre de un amigo que le envió un audio en el que le comentaba casos similares con otros jóvenes, a quien Miguel Cabrera les había pedido que se quitaran la camisa, o bien los había invitado a comer o a pagarles el taxi.

Los citados audios fueron guardados por el denunciante con el objetivo de presentarlos ante la autoridad judicial en caso de que fuera necesario.