Audiencia Nacional

El “caso Pitanxo” enfila en Madrid el fin de la investigación con las últimas diligencias

La defensa de las familias solicitará otra prórroga de 6 meses para la instrucción, que apunta a ser la última

Hay declaraciones todavía pendientes, así como el informe final de la Ciaim

El traje de inmesión de Juan Padín.

El traje de inmesión de Juan Padín. / PERICIAL 01/2024

Lara Graña

Tras la negativa del juzgado de Marín, en Pontevedra, de asumir el caso, y en contra el criterio del Ministerio Fiscal, el magistrado de la Audiencia Nacional Ismael Moreno asumió, en septiembre de 2022, la investigación por el naufragio del pesquero Villa de Pitanxo. Desde entonces se han practicado múltiples diligencias, y fue el propio juez el que impulsó, a petición de las familias de los fallecidos, la misión para localizar e inspeccionar los restos del pecio. Ahora, dos años después del siniestro, el procedimiento enfila la que previsiblemente será la última prórroga de la fase de instrucción. La requerirá la defensa de los familiares y extenderá este procedimiento hasta después de verano, aprecian fuentes próximas al proceso. Si se cumple este calendario previsto, a partir de ahí el caso quedaría pendiente de la notificación de auto de apertura de juicio oral, en el que se habrán de detallar los delitos a imputar y las penas económicas a satisfacer en concepto de multa e indemnización. En este momento constan como imputados el capitán del pesquero, Juan Enrique Padín Costas; la armadora, Pesquerías Nores Marín; y el director general y de Flota de la empresa, José Antonio Nores Rodríguez José Antonio Nores Ortega, respectivamente. Los delitos: 21 homicidios por imprudencia grave, contra los derechos de los trabajadores, falsedad documental y encubrimiento.

Entre las diligencias que quedan por practicar está la toma de declaración a testigos, apuntan las mismas fuentes. La Audiencia Nacional ya ha recibido el informe pericial encargado a dos técnicos, ambos miembros de alto nivel de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), que concluyeron que el hundimiento obedeció a una maniobra de Padín, que reventó el motor tratando de liberar el aparejo de un embarre. También, que el hecho de que no se realizaran protocolos entorpeció fatalmente la evacuación del buque, y que el patrón tomó tarde la decisión –sin señal de alarma, lo hizo a viva voz– de abandonar el Villa de Pitanxo. Unas conclusiones rebatidas por la defensa de Juan Padín y la armadora, para la que el informe está plagado de errores. Lo que no se ha difundido todavía es el documento final de la propia Ciaim, un organismo autónomo adscrito al Ministerio de Transportes, en el que deberá incluir las conclusiones derivadas no solo de la inspección del pecio, sino también de la recreación que se hizo del siniestro en el canal hidrodinámico de El Pardo (Cehipar). Es previsible que tanto la defensa de las familias como de los imputados entreguen sus propias periciales.

El papel previo

Lo que tampoco se ha dirimido es la responsabilidad en la que, en su caso, hubiesen incurrido los funcionarios que verificaron la salida del buque a la mar pese a las múltiples irregularidades, desveladas por Faro de Vigo, de Prensa Ibérica. Fuentes del entorno de Marina Mercante apuntan que “la responsabilidad de que un barco salga en condiciones de seguridad compete a la administración”; desde Capitanía, no obstante, inciden en que son el patrón de un pesquero y la armadora los que ostentan esa responsabilidad, de que la información que aportan –sobre personas a bordo, medios de seguridad...– es la correcta. Como anticipó este periódico, el Pitanxo salió de Vigo con 25 personas a bordo (tres más de las declaradas), sin haber guardado cuarentena y con un informe de estabilidad que le impedía faenar en zonas de formación de hielos o llevar carga sobre cubierta.

En su declaración ante el juez, y como divulgó la defensa de Padín, el inspector de la Capitanía Marítima de Vigo que revisó el buque aseguró que el barco “cumplía íntegramente” las medidas de navegabilidad y seguridad exigibles. Según él, los equipos de seguridad “estaban homologados y en buen estado”. No obstante, el traje de inmersión o supervivencia con el que fue rescatado el capitán nunca fue revisado desde el año en que salió de fábrica, en 2001. Otro, perdido después del rescate y que usó un marinero fallecido, era de 2003.