El día que los Beatles se comieron una vieja en Tenerife y otras anécdotas de su viaje a la Isla

Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr disfrutaron 10 días de vacaciones en la Isla justo antes de conquistar su segundo gran éxito en territorio británico: 'From Me To You'

Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr aparecen sentados en el Lido San Telmo de Puerto de la Cruz.

Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr aparecen sentados en el Lido San Telmo de Puerto de la Cruz. / Herederos de Astrid kirchherr

Jorge Dávila

Hace seis décadas los (casi) Beatles pasaron 10 días de vacaciones en Tenerife. El 75% de la banda de LiverpoolPaul McCartney, George Harrison y Ringo Starr– residió en Los Realejos entre el 29 de abril y el 9 de mayo, justo 48 horas antes de que conquistaran su segundo número uno en las listas musicales británicas con ‘From Me To You’. Aquí empezó todo: lo bueno y también lo malo.

John y Paul aún eran uña y carne en la primavera de 1963: la guerra vino más tarde. Ése no fue el motivo que fracturó al cuarteto de Liverpool semanas después de apuntarse su primera gran conquista musical con Please Please Me. Hace seis décadas, justo en el instante en el que la beatlemanía comenzaba a fluir, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr disfrutaron de unas minivacaciones en la isla de Tenerife. John Lennon, en cambio, eligió el sol y las gambitas de Torremolinos. La historia aún no estaba escrita, pero esa circunstancia se dio 48 horas antes de que los escarabajos lograran su segundo número uno en la lista de éxitos musicales británica con From Me To You, otro sencillo del álbum Please Please Me, la ópera prima discográfica del grupo que se propuso dominar el mundo desde el modesto The Cavern Club.

Cynthia Powell, compañera de John en la Escuela de Artes, se quedó embarazada del primer hijo de Lennon (Julian) en 1962 y esta relación acabó en boda. A partir de ahí maduró una tortuosa relación que saltó por los aires en cuanto apareció Yoko Ono: para muchos expertos, la dinamita que reventó el mito. Paul, George y Ringo aterrizaron en Los Rodeos el 29 de abril de 1963 sin hacer ruido.

Nadie les pidió un autógrafo en la cinta de recogida de equipajes, nadie quiso inmortalizar aquel encuentro casual antes de que la comitiva británica pusiera rumbo al norte de la Isla. Sí. Los (casi) Beatles fueron a tiro hecho. No escogieron un selecto complejo turístico del Puerto de la Cruz. Fueron directos a un chalé en la zona de La Montañeta, un espacio rural de Los Realejos donde no todas las calles estaban asfaltadas, el servicio eléctrico era primitivo [había más de un enganche ilegal a la red], los teléfonos eran un artículo de lujo y los rebaños de cabras, ovejas y vacas transitaban por unas vías que, de vez en cuando, recuperaban algo de vidilla con el griterío de las vendedoras de leche, quesos, ñames o papas... La casa, recién reformada, era propiedad de la familia de Klaus Voormann, un fotógrafo que coincidió con los músicos durante su segunda etapa en Hamburgo. Él y Brian Epstein, conocido popularmente como El quinto Beatle, organizaron la excursión a Tenerife.

El cuarto integrante de la banda prefirió el sol y las gambitas de Torremolinos para desconectar tras un largo y duro año de conciertos por Inglaterra

Mojo picón y papas arrugadas

Voormann conocía algunas de las claves gastronómicas de la Isla y ya en la primera noche [Paul, George y Ringo llegaron en plena oscuridad a La Montañeta] se preocupó para que hubiera platos de la cocina tradicional y un buen cargamento de cervezas –de la marca que se elaboraba en Tenerife y otras alemanas y holandesas– en la nevera para refrescar la primera cena de los (casi) Beatles en Tenerife.

Los ingleses probaron distintas variedades de pescado [viejas, cabrillas, morenas fritas, salgos...] y carnes durante su stage en la Isla, pero quedaron atrapados por el sabor de un producto que pedían constantemente para mezclar con pan, quesos o las tradicionales papas arrugadas: el mojo rojo [revalorizado por Caco Senante con su Mojo Picón] y el verde. Más de un bote voló al Reino Unido protegido como oro en paño en las maletas de aquellos atrevidos jóvenes. El viaje se planificó para abrir un paréntesis tras un año intenso de conciertos y la planificación de dos discos [Please Please Me y With the Beatles]. La desconexión fue instantánea. Los «tres» de Liverpool no pararon la pata durante una semana y media.

George, Ringo y Paul cometieron el mismo error que los millones de guiris que llegan a Canarias en busca de un buen bronceado. Se confiaron, pasaron muchas horas descamisados y entendieron demasiado tarde los terribles efectos de la panza de burro [la sensación de nubosidad que sobrevuela habitualmente el Valle de La Orotava] sobre sus pieles claras, casi traslúcidas. Los tres acabaron acangrejados, pero, sin duda, el que peor lo pasó fue Harrison. Cogió una insolación de aquí te espero y llegó a estar medicado. Nada que no pudiera arreglarse con unas horas encamado. El solajero no alteró sus ganas de celebrar que después de varios intentos los primeros discos estaban en camino: se grabaron con EMI Studios, que más tarde evolucionó a Abby Road Studios. Precisamente, muy cerca de esas instalaciones sí que se tomó una fotografía icónica en la que John, Ringo, George y Paul caminan sobre uno de los pasos de peatones más famosos del mundo, pero ésa es otra historia.

La piel de George Harrison se quedó del color de los cangrejos por culpa de una insolación y Paul McCartney casi se ahoga en la costa de Martiánez

En Tenerife no hubo presión mediática y los (casi) Beatles se movieron a sus anchas por las calles portuenses. Un minúsculo séquito seguía siempre a los artistas cámara en mano [unas veces las fotos las reclamaba Klaus Voormann y otras la petición de un posado la daba Astrid Kirchherr, su expareja] que se dejaron ver por el Lido de San Telmo o el muelle pesquero. El imponente Lago Martiánez del arquitecto lanzaroteño César Manrique aún no se había construido, pero sí que existía un viejo café de la calle Colón al que Paul y Ringo acudieron varias veces. Estaban tan cómodos que las malas lenguas apuntan que George, Paul y Ringo amagaron con armar un concierto gratis en el Lido que nunca se celebró por la negativa del encargado de la sala. Ése fue el día en el que los (casi) Beatles no dieron un concierto en el Puerto de la Cruz. No lo hicieron porque un iluminado pensó que no era una buena idea que tres melenudos se pusieran a dar voces en inglés en el escenario. Sobra decir que un error de esa magnitud no se olvida fácilmente. ¡Imperdonable!

Pero un viaje a Tenerife sin una visita al Teide parece menos viaje. Sí. Hubo ascenso y sesión de fotos en un espacio natural que abrumó a los ilustres visitantes. La historia guardó imágenes en medio de sus paisajes volcánicos, montados en un atractivo Austin Healey Spring o posando con extraños ropajes y un sombrero cordobés en medio de la nada. Los (casi) Beatles hasta fueron a una corrida de toros enSantaCruz, coquetearon con un sinfín de jovencitas y se llevaron algún susto mayor [Paul McCartney estuvo a punto de ahogarse en el arenal de Martiánez arrastrado por las olas] antes de retornar al Reino Unido... Dicen que aquellas vacaciones fueron las últimas antes de que estallara un fenómeno mundial imparable: The Beatles.