Sustancias

La peligrosa moda de la ayahuasca, la droga de las sectas neochamánicas

Estos grupos utilizan el brebaje psicotrópico para atraer nuevos adeptos, más vulnerables y manipulables tras consumir esta y otras sustancias

Un agente muestra ayahuasca en una operación policial en Barcelona de la que se informó en abril de este año.

Un agente muestra ayahuasca en una operación policial en Barcelona de la que se informó en abril de este año.

Rafa López

Quienes la han probado, a menudo famosos, relatan la experiencia más fuerte de sus vidas: un viaje alucinante que permite una conexión brutal con la naturaleza, con el yo interior y los traumas del pasado. La ayahuasca, el brebaje alucinógeno originario de la Amazonía, está en auge en toda España. Además del riesgo que entraña para la salud, especialmente cuando su administración se realiza de forma incontrolada, policías y expertos en sectas advierten de su vinculación a grupos neochamánicos, que utilizan este preparado psicotrópico y otras sustancias estupefacientes para atraer nuevos adeptos y hacerlos más vulnerables y manipulables. Por eso está prohibida en Francia, aunque en España se tolera y permanece en una especie de limbo legal.

El pasado 8 de diciembre, un padre francés denunciaba en el portal galo “Equinox” la participación de su hijo de 8 años en un ritual de ayahuasca en Olot (Barcelona). En el rito, según el relato de este expatriado francés, se podía consumir kambó, un veneno segregado por las ranas, e inhalar cristales del sapo mexicano bufo alvarius. Los asistentes pagaban cerca de 600 euros. En abril pasado se anunciaba la detención de dos personas en un ritual neochamánico con drogas en Sant Pol de Mar (Barcelona). La policía entró cuando iba a dar comienzo un rito con 23 personas. Intervinieron ayahuasca, sapo bufo, rana kambó y mescalina. “Los participantes, bajo los efectos de estas sustancias, se vuelven más vulnerables y manipulables, lo que facilita su captación y vinculación al grupo”, informó entonces la policía, que advirtió del “grave daño a la salud” que causan estas sustancias. Operaciones similares se produjeron en 2022 en Berguedá (Barcelona) y en 2021 en Alicante.

El youtuber barcelonés Carles Tamayo se infiltró un año en la “secta de la ayahuasca”, el Santo Daime, un culto religioso surgido en Brasil y que promueve el consumo de este psicoactivo, además de rapé y cannabis, con el pretexto de que alivia condiciones tan diversas como el autismo, el párkinson y el dolor de espalda.

Luis Santamaría del Río, investigador de las sectas desde hace más de un cuarto de siglo, lleva años alertando sobre el neochamanismo, una corriente paralela a la new age y que, desde una especie de espiritualidad ecléctica, sincretista y difusa, organiza talleres, retiros y convivencias para experimentar con lo que llaman “remedios ancestrales”, y sustancias “naturales”: “La gente, al ver que es algo ‘natural’, piensa que es inocuo, y además ha sido utilizado por tiempos inmemoriales por pueblos indígenas –explica–. Se trataría de aprender su sabiduría, conocer su forma de ver la vida y experimentar esos estados alterados de conciencia a los que se llega mediante sustancias alucinógenas de origen vegetal, como la ayahuasca, o animal, como el kambó o el sapo Bufo alvarius”.

Pero, más allá del peligro que puede suponer para la salud ese consumo sin supervisión médica y sin saber el estado físico y mental de la persona, quienes van como clientes pueden acabar convirtiéndose en adeptos. “Esa sustancia genera una mayor vulnerabilidad en la persona, que es más fácilmente manipulable por el gurú de turno”, destaca Santamaría, miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). “Las operaciones policiales intervienen la sustancia pero se encuentran mucho más, porque son personas que acaban siendo controladas por ese maestro espiritual que les introduce en el mundo de lo sobrenatural”, añade.

Aunque los rituales de ayahuasca parecen proliferar especialmente en Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares, Santamaría aporta a FARO un extenso dosier con datos sobre estas ceremonias en las cuatro provincias gallegas. Para el pasado 30 de septiembre se anunciaba en la página de Facebook de La Semilla Asociación de Mujeres una “ceremonia plantas sagradas”, que no mencionaba la ayahuasca pero sí a un chamán conocido por utilizarla, Mauricio Vicencio.

  • ¿Qué es la ayahuasca?
  • Es un brebaje utilizado por chamanes de pueblos indígenas de países de la Amazonía, como Brasil, Perú, Bolivia y Colombia.
  • Se prepara mediante la decocción de dos plantas, la liana ayahuasca, llamada también yagé, y la chacruna.
  • La planta ayahuasca inhibe una molécula y así permite que actúe el psicoactivo que tiene la chacruna, la dimetiltriptamina.
  • La ayahuasca, que en quechua significa “soga de los espíritus”, provoca efectos alucinógenos por la dimetiltriptamina (DMT).

Luis Santamaría publicó hace seis meses un artículo en la revista “Anales de Teología” un artículo sobre el movimiento que más ha promovido el consumo de ayahuasca, y que es uno de los grupos neochamánicos más destacados en el panorama actual. Conocido como Inner Mastery, anteriormente, Ayahuasca Internacional, fue fundado por el argentino Alberto José Varela y tiene su sede central en España. En marzo de 2020, cuando se impuso el confinamiento domiciliario en muchos países a causa de la pandemia, Varela aseguró que él era el creador del COVID-19, y siguió invitando a los retiros con ayahuasca como la mejor solución frente a la situación mundial.

En la última década, Inner Mastery (“Maestría Interior”, en español) ha organizado retiros en zonas rurales de Galicia. En sus convocatorias en internet remarcan que para estos retiros disponen de un “equipo interdisciplinario” de 30 personas conformado, entre otros, por psicólogos, médicos, facilitadores, chamanes y abogados, que usan “un remedio ancestral indígena de gran calidad y pureza”. Explican que no venden ayahuasca ni cobran por ella, y que utilizan “muchos otros remedios naturales traídos de la selva amazónica, como por ejemplo: rapé, chonduro, coquindo, tigre huasca, ambil, yopo, yemurú, mambé, chichaja”. Recomiendan una convivencia de tres días y dos noches para lograr “una experiencia tan enriquecedora como inolvidable”. Remarcan, además, que la ayahuasca “no está prohibida” en los lugares donde la utilizan, pero sí en Francia.

Y es que el consumo de ayahuasca está envuelto en un limbo legal. Así lo expresaba en un informe científico el subinspector de la Policía Nacional Marcos Quinteiro López. El trabajo, publicado en verano de 2020 en la revista de la Policía Nacional “Ciencia Policial”, abordaba “El consumo de ayahuasca en nuestro país. Al alcance de todos, al límite de la ley”. En el documento se señala que la Policía Nacional tuvo conocimiento en 2018 de que “en un pequeño pueblo de la provincia de Pontevedra se realizaban este tipo de congregaciones desde hacía años”, y se detalla la conversación que el agente de policía tuvo con el responsable del consumo de ayahuasca.

En una encuesta realizada a los consumidores de ayahuasca en esas sesiones, curiosamente ninguno la consideró una droga. Sí relataron náuseas, vómitos y diarrea, pero no una merma de la capacidad de razonar: se está “totalmente consciente en pleno trance” un “viaje a nuestro interior” que “te abre por dentro”. Incluso algunos aseguraron haber dejado de beber alcohol y sentirse más abiertos y comunicativos. En cuanto al riesgo, coincidieron en que las personas que se medican o tienen graves problemas psicológicos, o cardiacos, no deberían tomarla.

El informe policial advierte que la ayahuasca ha producido muertes, pero en Sudamérica, no en España, y que varios profesionales del campo de la psiquiatría, la psicología, la farmacología y la botánica, entre otras ciencias, avalan que la utilización de esta sustancia “acarrea beneficios a quien la consume, sobre todo en lo referente al tratamiento de dependencias”. En este sentido, el profesor de Fisiología Francisco Suárez Castro, de la Universidad Rey Juan Carlos, apuntó en un artículo en “The Conversation” que el DMT [principio psicoactivo del brebaje], a diferencia de muchos compuestos psicotrópicos, no parece tener potencial adictivo”.

Este estudio policial de 2020 concluía que la ayahuasca “no está reglamentariamente fiscalizada en España”, por lo que se la considera en un limbo legal. Pese a que la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas argumenta que sí la considera una droga fiscalizada, la gran mayoría de sentencias por imputaciones por delito contra la salud pública en relación con la ayahuasca han sido absolutorias. Añade que la junta internacional de Fiscalización de Estupefacientes estipula que la sustancia vegetal conocida como ayahuasca no está fiscalizada. El informe de Marcos Quinteiro recuerda que “Francia es el único país europeo que ha prohibido expresamente el uso de la ayahuasca en su legislación, y no por sus posibles perjuicios a la salud pública, sino por su implicación en el mundo de las sectas”.

Un "viaje alucinante" promocionado por famosos

La curiosidad actúa como una potente droga para aquellos que se acercan a la ayahuasca por curiosidad, atraídos por los testimonios de figuras públicas, especialmente del mundo de la cultura. Quizá el primero en darle eco internacional fue el cantante británico Sting, que probó la ayahuasca junto a su mujer, Trudie Styler, en Brasil, en los 80. “Cada hoja, cada flor, cada insecto me llamaba. Era una sensación de estar conectado que me fascinó”, escribió en su autobiografía “Broken Music”.

En España, el escritor J.J. Benítez habló de las “bondades espirituales” de la ayahuasca. También Fernando Sánchez Dragó y el ensayista Antonio Escohotado, habitual defensor de las drogas. “La ayahuasca tiene una capacidad de introspección increíble. Renaces”, le dijo a Risto Mejide en su programa “Viajando con Chester” en 2018.

Escohotado recomendaba probar esta sustancia “convenientemente preparado”, algo que también subraya Pedro Alonso. El actor vigués, Berlín en “La casa de papel”, ultima una serie documental sobre “hierbas medicinales” que “llevan a estados alterados de conciencia”, como el peyote y la ayahuasca. “Es una experiencia personal. Y no es para nada el rollo de ‘esto lo tiene que hacer todo el mundo’. Está hecho con mucho cuidado”, matizó el actor en declaraciones al diario El Mundo.

Otro actor, Will Smith, contó en su autobiografía (“Will”, 2022) que haber probado la ayahuasca fue “la sensación más fuerte” que experimentó jamás. “No apruebo, ni sugiero el uso de la ayahuasca o de cualquier otra sustancia sin prescripción y supervisión médica profesional”, precisó.

Actrices tan conocidas como Megan FoxOlivia Newton-John y Lindsay Lohan han contado también que probaron ayahuasca. “Vi pasar mi vida entera delante de mis narices y tuve que abandonar todas aquellas cosas oscuras de mi pasado a las que me aferraba”, relató Lohan, conocida por sus adicciones, en una entrevista a “Sunday Times Style”.

Y el grupo Taburete tituló su álbum de 2018 “Madame Ayahuasca”.

“Cada vez aparecen más famosos contando que han tenido esa experiencia con alucinógenos, con fines espirituales o terapéuticos, dándoles muy poca gravedad, lo cual es una grave irresponsabilidad”, lamenta el experto en sectas Luis Santamaría.

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